Destello rojo y el Jaguar. 🐆

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La familia Hernández estaba lista, solo faltaban la llegada de los Madrigal para comenzar con la cena, la chica aún seguía pensando en aquellos ojos. Sabía que los había visto en algún lado, pero, ¿Dónde?.

Todos esos pensamientos fueron interrumpidos por la llegada de la familia vecina, después de un saludo general se dedicaron a cenar. Un café o leche con algunos antojitos mexicanos preparados por Angela y Aurora.

Las conversaciones entre los adultos no se hicieron esperar, de vez en cuando metían a alguno de los jóvenes a estás con preguntas sencillas.

Pepa:¿Y tu, TN? ¿Reconociste algo ya?

La chica seguía picando su comida con el tenedor ignorando su alrededor hasta que un pequeño golpe por parte de Miguel la hizo reaccionar.

TN:¿Eh? Oh, solo pequeños recuerdos de mi yo pequeña yendo por dulces, nada significativo realmente

Pepa: pronto recordarás más querida

TN: claro... - sonrió volviendo a su comida -

La chica seguía pensativa y al parecer no era la única, frente de ella se encontraba el gemelo menor, Carlos, él también parecía perdido en su cabeza sin prestar realmente atención a nada fuera de su plato. Parecía que nadie lo había notado pero cierta chica con moño rojo tenía un presentimiento. Su hermano nunca fue de expresar emoción alguna pero tampoco era alguien ausente y ella lo sabía bien.

Héctor: ¿Estás bien?.. TN

TN: sí claro, ¿Por qué preguntas tío?

Héctor: te veo... Distraída

Nando: ¿TN?¿Distraída? Que novedad - dijo sarcásticamente -

Aurora: silencio Nando - lo regaño -

TN: estoy bien, es decir soy yo siento... Yo...

Leo: es coherente... Pero te vemos rara

Miguel: es verdad

TN: estoy bien, no se preocupen... Solo que este lugar me parece muy familiar y me molesta un poco no recordar mucho

Marco: tranquila hermanita, irás recordando poco a poco, después de todo estaremos un buen tiempo aquí

TN: supongo que sí..

José: de acuerdo, ahora sigamos con la cena

Y así fue.
La cena siguió con normalidad, normalidad para dos familias con dones mágicos, pequeñas ahneglotas sobre situaciones con sus dones y platicas sobre su vida en general se oían en el comedor.

Una hora se fue y después de media más, la hora de irse llegó, la familia Madrigal se despidió, casi todos habían entrado excepto dos jóvenes, uno de cada familia.

Carlos y TN, ninguno decía nada solo se miraban a la distancia y por un momento ese destello rojo se vió en los ojos del chico.

Nando: dice el abuelo que es hora de dormir... ¿Qué ves? - dijo intentando asomarse-

TN: nada, vamos a dormir - contestó empujándolo hacia adentro de la casa -

Nando: pero yo quería ver, ¿Era alguna chica linda?

TN:... No...

Nando: bueno, bueno, descansa TNcita

TN: dulces sueños Nando- sonrió entrando a su cuarto -

El sueño de la chica fue tranquilo, aunque ese mirada surgía en algunos momentos, sin darse cuenta, se había perdido en una mirada que no sabía bien de quien era; la había visto antes, antes que en el tucán, pero no lograba recordar en quien, y ese destello en los ojos de Carlos era muy similar al del ave ¿Serán el mismo o está bien cosas donde no las hay?.

El sueño de la chica fue tranquilo, aunque ese mirada surgía en algunos momentos, sin darse cuenta, se había perdido en una mirada que no sabía bien de quien era; la había visto antes, antes que en el tucán, pero no lograba recordar en quien, y es...

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El día estaba algo nublado, al parecer Pepa no estaba de buen humor, pero a la chica no le parecía malo. Estaba el clima perfecto para salir con un suéter ligero y pasear.

Sin mucha demora salió a caminar intentando recordar algo más allá de compras de Dulces. Ella caminaba mirando las casas y tiendas intentando memorizar el pueblo hasta que su paseo se vió interrumpió, un grupo de muchos algo mayores que ella se acercaron lentamente, al parecer la belleza de la chica despertó deseos en ellos.

La chica tenía una idea del acercamiento de los jóvenes, tal vez la superaban en número pero su hermano le mostró varias técnicas de defensa y era inteligente, sabía que en ese caso lo mejor era defenderse hasta que pueda escapar. Estaba lista, esperaría a que se acercarán un poco más para golpearlos cuando desde un arbusto cercano salió un jaguar.

El grupo de 4 chicos al ver que se interponía entre ellos y la chica se congelaron, tenían miedo, sin embargo, la chica estaba sorprendida; ella ya había hecho amigos felinos como el que tenía en frente pero cuando eran solo cachorros, tenía algo de miedo pero también fascinación, aquel felino con manchas parecía protegerla.

A paso lento, pero decidido, se acercó a los chicos que saliendo del transe comenzaron a correr, al parecer eran más cobardes de lo que la chica pensaba. Después de todo solo tuvieron el valor de acercarse a ella siendo 4.

El jaguar volteo a verla, ella dejo de ver cómo los chicos huían y miró al majestuoso animal.

Y de nuevo.

Ese destello en su mirada.

El se acercó, pero a diferencia de como se acercó a los chicos, se acercó como si estuviera estudiandola, verificando que estuviera bien; ella rápidamente entendió los gestos de su salvador y sonriendo le dijo:

TN: estoy bien, gracias por salvarme

El jaguar solo gruño dando a entender un "no es nada", y como lo hizo con el tucán se acercó a acariciarlo, era su salvador y estaba en deuda, tenía que darle algo... Pero, ¿Qué?.

La joven chica de falda roja saco una bufanda que su madre le había pedido llevarse si el clima empeoraba, la acomodo en el cuello del cuadrúpedo haciendo que el la mirará.

TN:¿Qué? Hace frío... - sonrió con dulzura -

El jaguar le dió una pequeña reverencia de manera de un "gracias" para después irse corriendo entre los arbustos por dónde llegó.

TN se incorporo y pensando cómo decirle a su madre que le regaló su Bufanda a un jaguar se fue sin más de aquel lugar.

Mientras la chica seguía su camino más atenta, un Madrigal llegaba a su casa con una bufanda que nadie en su familia había visto antes.

El chico entro a su cuarto y guardó la bufanda en una caja bajo su cama, apreció el regalo, después de todo tenía frío y para mejorar todo, la bufanda estaba impregnada del perfume de su anterior dueña. Con una pequeña sonrisa y sin decir nada salió de nuevo de la casa dejando a sus familiares confundidos.

¿Acaso Carlos sonreía?

Mi alegría (Carlos Madrigal y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora