27- Especial.

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He luchado en vano. Ya no puedo más. Soy incapaz de contener mis sentimientos. Permítame que le diga que la admiro y la amo apasionadamente".

-Jane Austen.


08 de Enero 2022.

Sonreí al mirarme al espejo, me veía realmente bien, mis ojos brillaban. La mujer que hoy en día veía ahí era la que tanto había extrañado en este proceso de duelo.

Mi vientre abultado, era otra de las cosas por contar. Pase una mano sobre este y mi sonrisa se ensancho. Era totalmente real, y eso me ponía inmensamente feliz, quizás tenía poco pero lo feliz que me hacía saber que una personita fruto de mi amor con ese maravilloso hombre que había llegado a mi vida en agosto del año pasado, crecía ahora dentro de mi.

Era feliz de eso estaba segura, pero aún una parte de mi, extrañaba a mis padres, había veces en que creía que había superado su ausencia pero al volver a casa y esperar contarles lo bien que me iba, lo feliz que era ahora. Era en esos momentos en que me daba cuenta que no había superado su ausencia, solo había aprendido a vivir con ella, con el dolor que aún habitaba dentro de mi.

Les extrañaba en cada momento del día, extrañaba sus voces y dolía porque lo que tanto había temido paso, el recuerdo de sus voces había desaparecido, recordaba sus caras pero al intentar recordar el sonido de su voz no llegaba a mi pero entendía que tenía que avanzar, que era momento de volver a vivir. Y se que dónde quiera que se encuentren están felices por mi.

-Soy feliz, mamá, papá - Murmuré mirándome con lágrimas a los ojos al espejo -. Yo realmente soy feliz.

Sabía que no había sido un camino lleno de rosas, que muchas veces a lo largo del camino me espine, me cai y todas esas veces seguí. Porque así me lo enseñaron, que algunas veces me lastime en cada caída pero seguía de pie y aún que me había costado yo al fin estaba bien, que todo el dolor que había sentido ahora estaba dando sus frutos.

Dicen que después de la tormenta viene la calma y debo confesar mi calma la encontré en medio de la tormenta. ¿Quién dijo que no puedes encontrar la calma en medio de la tormenta?.

El era mi calma pero al mismo tiempo era un tsunami llevando consigo todo a su paso. Se había metido en cada poro de mi piel, en cada pedazo de mi corazón. Me hacía feliz en todo momento, no iba a negar que como toda pareja teníamos nuestras discusiones pero lo bien que me sentía a su lado, lo feliz que me hacía compensaba toda discusión.

-Llego tarde, perdón, perdón - Grito apresurada Amaya -. ¡Me quedé dormida!

Y fue así como apresurada comenzó a sacar todo su maquillaje, de todo tipo. Había cosas que no conocía pero que ella utilizaba. Amaya era mi sobrina, la mayoría del tiempo se la pasaba en casa viendo televisión o leyendo algún libro que encuentre por internet.

-Espero no comience a llorar porque no pienso rehacer el maquillaje en plena ceremonia de su boda - Bromeo colocando una crema en mi rostro -. Esperamos mucho este momento - Susurro colocando un parche por debajo de mis ojos -.

De nuevo ella habla como si se refiriera a muchas más personas. La mire sin comprender pero de nuevo no dije nada, estaba acostumbrada a su extraña forma de hablar y su raro sentido del humor.
Había sido mi compañera por tres años, me a acompañado en cada momento de mi nueva vida, me había visto llorar, reír, volver a caer y regresar entre las cenizas.

Significaba tanto tenerla hoy aquí, acompañándome en esta nueva etapa de mi vida, en mi momento más feliz hasta este punto ella era más que mi sobrina, era como una hija para mí.

-Esta lista - Murmuró dándome un último retoque, y comenzó a sacar el vestido que usaría hoy -.

Era largo, como muy largo, me había encantado apenas lo vi, era blanco coral, se ajustaba a mi un poco más arriba de la cintura y caía libremente hacia abajo, era totalmente suelto, parecía realmente una princesa la primera vez que me lo probé, tenía encaje en las mangas y pedrería en el área de todo el torso. Era precioso.

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Me mire al espejo por última vez, la mujer me ahora me recibía era totalmente distinta, mis ojos brillaban podía sentir que comenzaban a picar, tenía ganas de llorar pero esta vez era un llanto totalmente distinto por primera en tres años yo tenía ganas de llorar de felicidad.

Me sentía hermosa en mi vestido de novia, y entonces lo entendí. Yo realmente había avanzado, estaba de pie aquí y ahora, era feliz. Me sentía totalmente plena, era como si toda la tristeza que había sentido tiempo atrás hubiera quedado eclipsada con este momento.

-Se ve hermosa - Dijo Amaya desde atrás -. Siento que veo a mi hija casarse.

Me reí por la forma en como lo había dicho, siempre tan dramática pero al verla mejor pude darme cuenta que ella de verdad iba a llorar.

-Siento que por fin después de mucho tiempo usted ya no me necesita - Murmuró dándome un fuerte abrazo -. Y eso está genial, soy feliz si usted lo es. Es momento de seguir adelante, le deseo eternamente la felicidad, verla así de plena. Que sepa que siempre voy a estar aquí.

Quise decirle que yo también siempre estaría para ella, pero las palabras se atoraron en mi garganta, no podía llorar y no porque no quisiera si no por el maquillaje y que faltaba menos de una hora para la ceremonia.

Si así se sentía volver a vivir, quería sentirlo por el resto de mi vida.

Cartas al cielo (Bilogía Más Haya De Tu Muerte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora