Doce

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A la mañana siguiente se despierta como si nada, el sol golpeando su cara.

Algo perdido se sienta en la cama que definitivamente no es la suya, parpadea tratando de aclarar su mente, pero al girar a la derecha el cuello y ver a Lucas durmiendo plácidamente los recuerdos de ayer aparecen como proyección en la mejor calidad.

Jeno le es infiel, y él hizo lo mismo.

Aún no sale del shock, entonces solo se va a bañar ignorando las agresivas marcas en su piel recordatorio de su movida noche.

Tras vestirse, capta un botella en la mesa al lado de la cama. Sin pensar, otra vez, la toma y empieza a beberla sentándose en el colchón mientras espera que Lucas despierte.

Su mente está en blanco, se esfuerza por no pensar en nada.

—Pensaba compartirla, pero la acabaste.

Pega un pequeño salto al verse sorprendido, Lucas ya despierto a su lado.

—No pensaba tener una cita contigo.— deja la botella a un lado, ahora algo ebrio, demasiado temprano para eso. —Necesito que me digas dónde estamos para volver a mi casa.— lo ve sin ánimos.

—Te llevaré, no soy un desalmado.— Lucas se levanta, a ninguno importandole su desnudez. Jaemin pudo negarse, pero no se oía mal la invitación.

—Gracias, pero esto no se repetirá.

Lucas hace un puchero. —Diablos, ¿Ni una vez?

—No.

Se queja. —Fue bueno, esperaba conseguir tu número al menos.— dice yendo al baño

—No quieres involucrarte con alguien como yo.

Espera paciente, hasta finalmente salir de allí, subir al auto de Lucas, decir su dirección y en silencio dirigirse a su hogar.

Casi se queda dormido debido al alcohol consumido, por eso al llegar y despedirse de Lucas, al abrir la puerta a duras penas pudo mantenerse en pie.

—Wow, cuidado.— Lucas se asustó por su nulo equilibrio. Se desabrochó el cinturón de seguridad para bajarse y llegar a él.

—Dejame, ya hiciste mucho por mi.— agita su mano negando la ayuda que seguro le ofrecerá.

—Descuida, me sentiré mal después si te dejo así.— a pesar de sus quejas, Lucas pasa uno de sus brazos sobre sus hombros para servirle de apoyo. —¿Dónde vives?

Lo guía y entre pasos torpes de su parte haciéndolo sentir demasiado imbécil llegan a su casa. Busca en sus pantalones las lleves dispuesto a abrir y tumbarse en la cama para morir a gusto, pero rebusca y no las encuentra.

—Maldita sea, ayer salí tan apresurado que no tengo nada encima, ¿Que tan poco pensé?— se recrimina pegando la frente a la puerta.

Lucas ríe ante su desgracia. —¿No vives con alguien?

Su cerebro hace click. —¡Jaeno!— grita fuerte, más como un rugido, no sabe si Jeno está en casa pero no le interesa.

—¿Quién es ese?— pregunta Lucas, curioso.

Pero no le da chance de responder, casi de inmediato se abre la puerta dejando un muy preocupado Jaeno, que inhala de alivio, estuvo a punto de correr a abrazar a Jaemin pero ver su compañía lo hizo detenerse.

—¡Papá! Dios... ¿Q-quién es usted?— Jaeno alterna la mirada de uno a otro, aterrado.

Lucas se sorprende al ver un niño. —¿Tu hermano?

—¡No, soy su hijo y pregunté quién es usted!— deja la timidez de lado y muestra su enfado.

Lucas se asombra más. —Uh... Un conocido.— ríe el desgraciado. —Vigila que descanse lo suficiente. Si puedes convencerlo de volverme a ver te lo agradecería.— le guiña un ojo ayudando a Jaemin a pasar. Jaeno lo ve horrorizado.

Nuestra historia... no fue cómo lo planeamos. «Nomin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora