Capítulo 18.-Antiguos recuerdos.-

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Narrador omnisciente.

-Aemond si deseas algo conmigo no es necesario que nos casemos. Podemos tenerlo de igual forma.-Alyrya le vuelve a acariciar las mejillas, puede que suene como una pervertida pero le agradaba la idea de tener algo con Aemond. No era ciega, podía notar como la miraba y el modo en que la ciudaba.

-¿Sexo antes del matrimonio?-Expresa Aemond fingiendo estar horririzado.-Pecado. ¿Acaso crees que seré tu golfa, Tía?-

-La puerta es ancha.-Sonríe ella.-Puedes irte cuando quieras o de lo contrario, las noches ahora son solitarias para mí.-

-Siempre lo han sido, desde que Aelor se fue junto a Viserya a Dragonstone.-Opina Aemond.

Era algo verdad. Alyrya prefería que él y Viserya estuviesen lejos de la triculfa Hightower, estuvo sola durante años, cuidando de Viserys. No se arrepentía de estar con su hermano hasta sus últimos momentos, nunca lo haría. Pero si pudiera habría estado presente en las etapas más importantes de su hija, pero ella no era una bruja. No podía cambiar el pasado, sin embargo, podría darle un buen futuro a Viserya si la mantenía a salvo, aunque su hija no la culpaba, se sentía culpable de no haber estado lo suficiente con ella.

-¿Aceptas mi indecorosa propuesta?-Inquiere la mano, apartando las manos de Aemond.

-Lograré que te cases conmigo.-Le responde el principe tuerto.-Te lo aseguro, Alyrya.-Murmura saboreando su nombre.

acostumbraba a llamarla tía y verla con respeto pero ahora, solo podía pensar en como hacerla disfrutar, nunca antes se había preocupado por el placer de una mujer, pero ella era especial. No quería quedar mal y al ser mayor ella tenía mucha mas experiencia que él.

-Te espero en la noche.-Anunció mientras se alejaba para darle la espalda.

-Luego de la cena.-Le contesta Aemond antes de salir de la habitación.

-Dioses.-Suplica Alyrya.-Denme fuerzas.-

Rhaenyra Solloza bajo tratando de sacar al bebé de su vagina, suplicando por poder hacerlo sin dolor, pero no le era posible. Viserya se mantenía a su lado, arrodillada acariciando su espalda baja, su madre le había enseñado que eso calmaba mucho los dolores del parto y al parecer calmaba a su prima.

-Vamos, Rhae-La anima Viserya.

Rhaenyra viaja al momento del parto de Joffrey, Alyrya la animaba de la misma manera. Deseaba que su tía estuviera apoyándola ahí. Deseaba su compañía como desde que tenía uso de razón. Alyrya la había acompañado durante toda su vida y el no tenerla la estaba matando.

-¡No puedo!-Solloza Rhaenyra.-Algo está mal.-Murmura sentandose en el suelo.

Metiendo sus manos en su entrepierna, tira de la cabeza del bebé.

-Rhae, no.-Suplica Viserya.

Rhaenyra no escucha y vuelve a hacerlo, finalmente dejando de sentir la presión de su vagina. Viserya dobla la cabeza, horrorizada ante la bebé muerta que poseía escamas y una pequeña cola, como un dragón.

-Déjame sola.-Le pide Rhaenyra sosteniendo a su bebé.

Su prima obedece al ver a Daemon llegar, el mismo clava su mirada en su esposa, dando un suspiro cargado de pena. Viserya camina rápidamente tratando de alejar las lágrimas de sus ojos. Sólo había visto el bebé muerto de su madre y era algo que nunca podría borrar de su mente, ahora otro recuerdo estaba en su mente.

Alyrya observa el patio viendo a sir Criston entrenar.

-Princesa.-Alguien entra con rapidez.-Disculpe. Mano.-

La bastarda roja ||Versión Black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora