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La química cósmica que tenemos con algunas almas va más allá de lo inexplicable, hay personas que causan un desbalance químico en nuestro cerebro tan poderoso que perdura la intensidad así pase el tiempo y nos hacen perder la cordura por mucho que sepamos que no nos convienen, nos vuelven débiles; débiles, a su mirada, a su tacto, a su voz, a sus palabras, a su presencia, nos vuelven dóciles y no sabemos por qué, algunos pueden decir que es falta de amor propio y otros que es manipulación o si lo pensamos bien; ambas, entre otros de los muchos términos que están diagnosticados en la psicología, los espirituales dirán que es por la energía, porque somos un espejo o porque por el contrario vemos en esa otra persona la luz que nos falta o viceversa, porque somos almas viejas que se conocen y conectan desde otras vidas, polvo de estrellas, átomos que se cruzaron en la galaxia hace miles de años, yo a veces creo que va más allá de lo que la ciencia o cualquier otra teoría nos explica, porque yo escucho su voz y me hace querer acostarlo en mi pecho y protegerlo de cualquier guerra incluyendo la que lleva dentro como si yo no cargara también la mía, como si con salvarlo me salvara a mi misma, yo miro sus ojos y veo el dolor y la oscuridad que habita, esa que se fue alimentando más con los daños que con los años y me hace querer poner en fila a cada uno de sus demonios y correr a besarlos y así de poquito ir bajando lento desde el cuello hacia su ombligo y besarle cada una de sus heridas, de batallas ganadas pero más que nada de las perdidas, ignorando las puñaladas que también tengo yo marcadas y todavía abiertas en mi espalda, algunas pocas viniendo de el (y digo pocas porque aunque parezca profundo aún no lo he dejado entrar por completo) pero hablemos ahora de la atracción física porque si lo llego a tocar, si me toca, entre sus dedos le entrego mi mal, mi bien, toda mi locura y mis notas aquellas en que me perdí y en las que allí mismo me encontré, si me le trepo encima el mundo se incendia y yo ardo en el como una bruja en la hoguera, muero y revivo porque en ese momento no existe más nada, solo los dos, es como magia blanca y negra fusionada, como algo que tiene que pasar, si pienso en sus labios le quiero rezar, o más bien unirme al culto porque no es un santo, el es un diablo, un diablo triste, pero que bien me desviste, algo tienen sus manos que me llevan al otro lado, me desconcentro en ser su centro en tenerlo y sentirlo muy adentro, besarle la frente me gusta su mente, necia con un amor que dice que si pero siempre parece que no, yo ame sus monstruos cuando lo que debía era tenerles miedo, es loco porque es más lo que me he imaginado que lo que hemos vivido, entonces duele porque no me explico como llegue a sentir tanto con tan poco pero afortunadamente dicen que si el dolor es profundo tienes que dejarlo ir muchas veces, hasta que se vaya por completo, agradezco a mi intuición que me incomoda y me frena, por cada vez que te ibas, me daba tiempo a analizar la mentira en tus palabras, porque lo que decías no concordaba con lo que hacías y si estabas así fueran meses o solo 3 días a través de una línea yo te las creía, yo me la vivía, una mujer bien hija de puta y a la vez una niña bien ingenua solo porque de mi boca nunca ha salido algo que yo no sienta, mi cuerpo como que rechaza hablar de sentimientos si no son reales y creo que por eso me cuesta demasiado creer que fingir a otras personas tan bien les sale, tengo que entenderlo y seguir porque no puedo ir por la vida intentando curar un corazón que no me lo ha pedido, que no es mío y que a lo mejor ni siquiera siente por mi lo mismo.