📖CIENTO TREINTA Y DOS📖

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Me parecía irreal que luego de todo el fin de semana molesta, Kikyō al fin se hubiera acercado a hablar como antes de todo este caos, pero también me convencía de que era solo porque por una vez había sido más inteligente que ella y había forjado una alianza con la única persona que nos garantizaba la supervivencia de todos. Como fuese, cuando se marchó para seguir durmiendo, me sentí aliviado de tener algo menos de que preocuparme.

Al final, no dormí nada, y solo cuando considere que ya era buena hora, entré a la casa (luego de pasar la noche en mi lugar predilecto) para prepararme para el día. Eran las 10 am cuando regrese a la sala para hacer el desayuno.

-Los de la superficie si que son raros...

Apenas salía por el pasillo cuando la presencia de Asher me sobresalto.

-¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? - pregunté de mala gana, esperando que mi tono no demostrará mi sorpresa.

El chico se encontraba revisando las compras que habíamos hecho, parecía muy entretenido revisando la calidad y cantidad de los mismos.

-Chico Superficie, dije que vendría hoy y... - respondió dejando todo en su lugar.

-Kai, mi nombre es Kai, no chico superficie -reclame ofendido.

-Aja... - me miro como si eso fuera irrelevante. - Y con respecto a como entre... - de si bolsillo saco un juego de llaves, entre las cuales debía estar la de la casa. - Además, es mío este lugar, puedo entrar y salir cuando quiera.

¿Suyo? ¿Pues quien se creía? Me cruce de brazos incapaz de poder ocultar mi indignación.

-Creí que era de los Ackerman. - dije.

-Ya lo dijiste: “era”, me parece que ahora el último Ackerman ya tiene algo más importante que cuidar su propiedad en una pocilga.

¿Algo más importante? Claro, tan importante que no detuvo a mi madre cuando se fue luego de la pelea, tan importante que prefirió perdernos antes que decir la verdad sobre un diario. Este chico no sabía nada.

-Si, claro. - cedí con sarcasmo.

Deje mi lugar y mi actitud hostil solo para entrar de lleno a la cocina y buscar algo para desayunar. Podía sentir la mirada curiosa de Asher, como si me estuviera juzgando en silencio con su sonrisa burlona que mantenía desde ayer.

-¿Y bien? ¿Por qué decidiste que vendrías hoy?

-Respuestas. - simplificó quitándose de en medio para poder sentarse en la mesa. - Y un anuncio.

-Te escucho.

-Te escuchamos. - añadió una voz adormilada desde el pasillo.

Al girarnos, ambos, descubrimos a Kikyō somnolienta, pero lista para intervenir en esta conversación.

-¿Kikyō, cierto? - saludo Asher con una sonrisa.

La chica asintió, pero no le dirigió la palabra, al contrario solo tomó asiento frente a él y le lanzó una mirada para que siguiera hablando.

-¿Sus otros dos compañeros son más amables? - pregunto Asher conteniendo la risa.

-Nos atacaste sin motivos, no esperes mi amabilidad. - le dijo Kikyō.

-Culpa mía. - acepto Asher encogiendose de hombros. - Pero ese no es el punto...

-El punto es que digas lo que tienes que decir. - interviene dejando lo que estaba haciendo (preparar unos emparedados rápidos y servir algo de leche, para 3) y dándome la vuelta para prestarle atención.

-Exacto, iré al grano - anunció Asher notando mi impaciencia. -, el anuncio es que están libres de la RG, los convencí de que son inofensivos, pero Dymytrie no piensa lo mismo, así que los estará vigilando hasta que hagan algo que los delate.

-Lo dices como si supieras que escondemos algo. - señaló Kikyō, no se le escapaba nada.

-Oh, claro que se que esconden algo. Pero, no estoy seguro si es algo como lo que todo el mundo tiende a ocultar, o si es algo que los matara. - expuso Asher como si estuviera elaborando una auténtica hipótesis, la cual no estaba muy lejos de ser verdadera. - La verdad, me da igual cual sea, si les comento que Dymytrie los sigue es porque eso me afecta también a mi...

-Eres su jefe, ¿no? ¿Por qué no lo detienes o haces algo al respecto? - quise saber.

-Lo soy, pero más por imposición que por lealtad, lo que provoca resentimiento. Eso no es bueno. - me respondió como si fuera lo más normal del mundo, esto confirmaba que de hecho si era un secreto a voces que esos dos no se llevaban bien. - Y, en realidad no puedo hacer nada, porque entonces sospecharía de mi trato con ustedes.

-Entonces, nos avisas para que sepamos que decir en el momento adecuado y para que no nos autosaboteemos en este trato, ¿es así? - resumió Kikyō con duda.

-¡Chica lista! - Asher le sonrió. Ojalá fuera su sonrisa de burla. - Kikyō estas en lo correcto, mientras nosotros estemos relacionados, no puedo permitir que caigan en manos de la RG. Así que, por si les quedaban dudas, tengo que protegerlos.

-Bueno ahora esta claro. - acepte y volví a lo mio, para poder añadir sin importancia: - Ahora lo siguiente, ¿sobre que quieres respuestas?

De reojo vi como al chico se le iluminaba el rostro.

-Sobre la superficie, obvio. - respondió sin poder ocultar su emoción. - ¿De verdad existe un cielo estrellado por las noches? ¿El sol derrite los ojos si lo ves directamente? ¿Es verdad que les cae agua del cielo?

Comenzó a bombardearnos de preguntas, pero, por primera vez desde que lo conocí, pude ver a ese niño que realmente era; esto hizo que me fuera imposible no preguntarme si mi padre aún tenía a un niño o un adolescente normal oculto dentro de sí, obligado a esconderse por la crueldad del mundo en el que creció. ¿Mi madre sería el mismo caso? De ser así, me gustaría ir con ellos para decirles que ya no se tienen que esconder, que lo peor ya pasó. Pero, no podía hacerlo.

Aunque, con Asher la cosa era distinta. Terminé el desayuno y le di el tercer el emparedado a nuestro invitado, para después sentarme a lado de Kikyō - la cual se había quedado estupefacta por la ingenuidad de las preguntas-; sonreí amable antes de hablar:

-Yo vivo a las afueras de la ciudad, así que cada noche tengo una vista perfecta del cielo nocturno y puedo confirmar que hay cientos o miles de estrellas que iluminan el cielo; pero de todas esas estrellas, la más hermosa es la luna... - comencé a responder.

Sentía la misma emoción que Asher al preguntar, pero también había algo más, esa nostalgia y culpa de recordar mi hogar.

Quería volver. Solo quisiera poder regresar.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora