72 ♥︎

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- Estamos en un baño público -dije entre jadeos. 

- Si haces silencio nadie escucha -besó mi cuello de manera salvaje, mientras lo único que yo quería era que me tomara por completo.

- Scarlett... -gemí en su oído. 

- ¿Me necesitas? -siguió besando mi cuello.

- Tanto como me necesitas a mí -dije apretando su cadera contra la mía.

Creo que el alcohol se me ha subido a la cabeza. 

No estaba en mi naturaleza ser posesiva, pero el vino estaba corriendo a toda velocidad por mis venas.

Comencé a bajar su bragueta a lo que ella pareció no prestarle importancia. 

Mi centro estaba húmedo y su miembro duro, podía sentirlo en mi intento desesperado de bajarle su ropa.

- ¿Qué haces? -su voz salió más ronca de lo normal.

- Necesitándote -pude bajar por fin su bragueta y mi mano fue directamente a su miembro.

La respiración de Scarlett se aceleró al sentir mi tacto en su miembro. 

- ¿En serio, aquí? -dijo en un gemido en mi oído.

Subí el traje hasta mis caderas, bajé mis bragas como pude dejándolas tiradas y Scarlett sacó su miembro un poco masajeándolo para ponerlo en la entrada de mi centro. 

- ¿Estás segu...? - no dejé que terminara, cuando lo empujé dentro de mí. 

- Elizabeth -me miró con los ojos como platos, mi fuerza fue algo...¿bruta?

- No te quejes -dije mordiéndome el labio mientras me movía con dificultad. 

- Esto no funcionará así -Scarlett me levantó para que enredase mis piernas en su cintura, encajamos perfectamente. 

Sus movimientos empezaron a ser lentos, igual que nuestros besos. 

El olor del vino inundaba mis fosas nasales, era prácticamente el 50% de mi sangre ahora mismo. 

Lo único que pensaba ahora mismo era en lo mucho que necesitaba a mi esposa.

Con cada beso era una embestida rítmica de su parte, los gemidos empezaron a salir a lo que ella puso su mano sobre mi boca.

Mis ojos se abrieron para encontrarme con sus ojos verdosos y una sonrisa en su cara.

- Me vas a matar -le dije mientras me sujetaba de su cuello, no entendió lo que le dije- me pones tanto -me embistió mas rápido- me vuelves loca -gemí.

La puerta del baño se abrió, alguien tocó la puerta de nuestro cubículo y la mirada de miedo de Scarlett era lo más gracioso que había visto en mi vida. 

- ¡Ocupado! -gritamos al mismo tiempo.

Tratamos de ahogar nuestras risas tanto como pudimos, pero Scarlett seguía moviéndose.

Luego de un tiempo volvimos a escuchar la puerta cerrarse, Scarlett aumentó sus movimientos, la pequeña capa de sudor en su frente, sus jadeos sin controlar y su mirada clavada en la mía era lo más excitante que existía en el planeta tierra. 

- Te necesito tanto -mordí el lóbulo de su oreja- hazme tuya -dije en un suspiro.

- Te amo tanto -dijo con la voz ronca. 

Las dos comenzamos a movernos con más fuerza. 

- Mierda... -gemí aguantándome de su cuello con más fuerza. 

¿Solo es actuación, no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora