Capítulo 21

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La chica inspeccionaba el lugar con una extraña mirada de confusión en el rostro. Bajó a la vista observando su cuerpo sin reconocerse. Quería recordar algo pero se le hacía imposible, parecía haber un bloqueo donde simples recuerdos de su infancia aparecían.

Se llamaba Alexandra.

Sí, eso lo sabía.

Era huérfana y había vivido en Italia toda su vida. Se embarazó de un hombre que no la amaba y él había huido lejos dejándola. Sí, eso parecía recordar.

Un amigo suyo le había dado hospedaje en lo que se componía del parto. Había tenido un hijo aunque no sintiera que hubiese tenido uno. Pero lo tenía. Tenía un hijo.

— Señorita Alexandra, ¡ha despertado! — La vieja con un bebé en brazos la observaba. — ¡Llamaré al señor de la casa! ¡No se mueva!

La nodriza salió corriendo con el bebé en brazos. Atravesó los largos pasillos subterráneos hasta salir al bosque y correr todavía. Se abrió paso entre la densa vegetación hasta llegar a la cabaña de su amo. Tocó repetidas veces con un bebé despierto y curiosamente serio en brazos.

Jimin abrió la puerta mostrándose sorprendido de verla.

— ¿Qué ha pasado? — Preguntó.

— Alexandra ha despertado, mi señor. — La nodriza tenía la respiración agitada, Jimin abrió perplejo sus ojos. — Es momento que vaya a verla.

Jimin asintió aún en estado de shock y le pidió a la nodriza que se quedara allí mientras él iba con Alexandra. Se preguntó si sería prudente llevar al bebé, pero prefirió dejarlo allí para que la nodriza le diera de comer mientras él hablaba con su "buena amiga". Tomó aire y después de salir de su cabaña corrió al bosque.

Movió plantas hasta encontrarse en el interior de una cueva. Se abrió paso hasta bajar unas escaleras ocultas y llegar a un túnel subterráneo. Lo cruzó a paso veloz hasta llegar a un espacio vasto donde cupo perfectamente. Corrió a una de las habitaciones y abrió la puerta. La recámara estaba llena de velas y una confundida Alexandra reposaba allí en la cama.

— ¿Jimin? — Preguntó ella. — ¿Dónde estoy?

— ¡Alexandra, me alegro que estés bien! — Jimin fue a abrazarla. — El parto fue complicado, pero ahora estás mejor. ¿Cómo te sientes?

— Bien, creo. — Alexandra se sintió como si hubiese despertado de un gran sueño. — ¿Dónde estamos? —Repitió.

— En un lugar seguro, lamento no haberte llevado a mi cabaña. Hubo complicaciones. — Jimin le sonrió. — ¿Lista para ver a tu hijo?

Ella asintió emocionada y Jimin la ayudó a levantarse. Le dio algo de ropa y una vez que estuvo bien abrigada ambos salieron. Alexandra observaba impresionada el lugar en donde había estado pero evitó hacer comentarios al respecto. Subieron las escaleras hasta la cueva, cruzaron el bosque y finalmente llegaron a una cabaña junto a un enorme hoyo en la tierra.

Jimin tocó la puerta y la nodriza fue a abrir. Sonrió y les accedió el paso en una inclinación.

Jimin se acercó a su hijo que estaba despierto y lo cargó en brazos. Le dio un beso en su frente con dulzura antes de girarse hacia Alexandra y extendérselo. La mujer lo tomó con delicadeza.

— Tiene tres meses. Tu recuperación fue tardía. — Jimin se colocó junto a ella y acomodó las cobijas para que no taparan el rostro del hermoso bebé.

— Es muy bello. — Alexandra le mantuvo la mirada. — Tiene... ojos grises.

Jimin se calló unos instantes observando los ojos grises de su hijo que lo analizaban fijamente. Jimin sonrió y pasó sus manos por el rostro del bebé para sobar su mejilla.

LEVIATHAN - yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora