Prólogo

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- ¡Voy! - al grito le siguió un golpe y el chico no pudo hacer más que esperar frente a la gran puerta de madera blanca que lo separaba de su novia.

- Vamos a llegar tarde - remarcó luego de unos largos 10 minutos.

- ¡No encuentro mi boina! - se escuchó mucho ajetreo durante varios segundos hasta que la chica se hizo presente en el pasillo - Lista - dijo mientras terminaba de acomodar sus rubios cabellos con puntas bicolor.

- Llamativo - dijo el chico inspeccionando el outfit e inclinando la cabeza hacia un lado - Muy tu - sonrió con cariño.

- Owwwww, que bonito - respondió ella parándose en puntitas y dejando un beso en su mejilla - Ahora vamos antes de que tu mamá te convierta en piedra - bromeó y ambos salieron de la casa en dirección al vehículo.

- Buenas tardes, Enid - saludaron los padres una vez los chicos estuvieron en el asiento de atrás.

- Espero Ajax no haya sido la causa de la demora - dijo el padre soltando una risa que implicaba muchas cosas, los novios se miraron de reojo y sonrieron incómodos.

El camino fue ameno, no era la primera vez que salían los 4 y aunque había pasado un tiempo desde la última ocasión, siempre había de que hablar, a veces del negocio familiar de los Petropolus, otras ocasiones la conexión entre los Sinclare y otras la relación de los dos.

- Llegamos - bajaron del auto y entraron en el teatro mayor de la ciudad, ya con boletos en manos se situaron en la primera línea de sillas, la más cerca al escenario.

Con los minutos comenzaron a llegar más personas y fue cuestión de tiempo para que los músicos comenzaran a entrar y sentar en sus respectivas sillas, las luces se apagaron solo iluminando el centro de la sala.

No era de extrañar que la concentración de Enid fuera cambiando de objetivo cada 5 minutos, sentía la melodía arruyándola y creaba escenarios imaginarios en su cabeza para evitar ser víctima del sueño. Era la primera vez que iba a una presentación de ese tipo, y de ser por ella no estaría ahí, sin embargo se vio comprometida una vez los padres de Ajax le regalaron la entrada.

Pensaba en qué comería después de salir de ese lugar cuando el lugar quedó en silencio y totalmente oscuro, intrigada se acomodó en la silla y observó el punto donde todos los reflectores iluminaban, era un pequeño grupo de 3 violonchelos, dos hombres y en el medio una joven de cabello oscuro y dos trenzas.

No entendía la razón del cambio, sobretodo por que no había nada impresionante en lo que se tocaba, su atención amenazó con perderse hasta que el compás cambió a uno más rápido.

Aunque no era experta en instrumentos, no pudo ignorar la forma de tocar de la chica, dirigía la melodía mientras los otros dos le hacían de acompañamiento, y desde su puesto en la tribuna podía ver la cara de completa concentración en la partitura, los dedos se movían con gracia y elegancia mientras el arco corría por las cuerdas con agilidad y precisión.

Y no sólo eran sus movimientos si no cada nota que tocaba, penetraban en su mente y le transmitían tanto que por un momento creyó que era un sueño y si resultaba ser uno, no quería ser despertada.

Sin embargo, para su pesar, las luces se encendieron sacándola de su trance y los estruendosos aplausos la desorientaron.

- Enid, ¿estás bien? - parpadeando varias veces apartó la vista de aquella chica que se acaba de levantar de su silla para agradecer, al igual que sus compañeros, a la audiencia con pequeñas reverencias.

- Si, me distraje... -

- ¿No te gustó? - preguntó ahora la mamá pareciendo decepcionada.

- ¡No! ¡Nada de eso! ¡Me encantó! Es decir, no esperaba que fuera tan... - no lograba encontrar la palabra que expresara lo que pensaba.

La Pieza Perfecta (Wenclair) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora