¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Asomas la cabeza por la puerta de la sala de entrenamiento, con los ojos escrutando cuidadosamente el perímetro en busca de una cabellera magenta, pero no encuentras nada. Tus hombros se hundieron con decepción. Ya habías buscado al mexicano por los dormitorios, las salas comunes, el campo de tiro y todo lo demás. Pero, extrañamente, tu agente favorito no aparecía por ninguna parte.
───¿Buscas a alguien?.
Giraste la cabeza en dirección a la voz y sonreíste al ver a Fade sentado en un rincón poco iluminado, con los pies sobre la mesa metálica, limpiando meticulosamente un arma.
Entras de lleno en la habitación y vuelves a mirar a tu alrededor.
───¿Has visto a Reyna? Llega tarde a Las Pasiones del Amor...───Dijiste, más nervioso por el hecho de que (aparentemente) te habían dado plantón que por el ridículo nombre del programa que querías ver.
Sinceramente, no te interesaba demasiado. Reyna, sin embargo, era una gran fan de la telenovela, así que habías aprendido a aceptarlo. Al fin y al cabo, te gustaba demasiado pasar tiempo con ella como para permitir que la mala escritura y el dramatismo excesivo se interpusieran en vuestras fiestas. Además, cuando el programa se volvía demasiado aburrido o el diálogo demasiado rápido para que lo comprendieras con tus limitados conocimientos de español, siempre podías pasar el rato observando la reacción de Reyna: la forma en que su cara se iluminaba de placer, sus cejas se fruncían de confusión o su boca se quedaba abierta de asombro.
