Vaya circo que tienes montado

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Ese beso ha sido toda una experiencia.

No hay otra palabra que pueda justificar cómo se ha sentido ese roce de labios forzado, sin sentimientos o movimiento.

─¿¡Estás mal de la cabeza!? ─ Y ahora que ni Sam ni Mary están delante para ver la verdadera forma con la que se hablan, Dean puede ponerse rojo de histeria sin dar explicaciones. ─ ¡¿A qué ha venido eso?! ─ Ahora están escondidos en el baño de una cafetería, intentando estar en la misma página mientras el resto de Winchesters están sentados en una mesa ajenos a toda esta situación.

─¡Entré en pánico! ─ Se explica Castiel enjugándose la boca con jabón de manos como Dean.

─¡Me importa una mierda! ─ Le escupe el otro sacando más jabón del dispensador. ─ Podría denunciarte por agresión sexual, ¿¡lo sabes!?

─¡Y yo podría pasarte las facturas de los psicólogos que voy a necesitar para sobrellevar esta experiencia! ─ Le responde el otro secándose la boca con un pañuelo. ─ Pero no me ves llorando, ¿¡A que no!?

─¡Cállate! ─ El grifo de Dean por fin se para, y este se seca las gotas de la boca con la manga de su chaqueta. ─ ¿¡Se puede saber por qué lo has hecho!?

Castiel logra mantener la mirada unos segundos, antes de acobardarse y caminar hacia uno de los cubículos del baño, donde se sienta sobre la taza del váter cerrada y lo usa como silla. Dean sigue sus pasos, pero se queda al margen de este apoyado, con los brazos cruzados y una expresión que reclama algún tipo de explicación.

Castiel daría todo lo que tiene y más para cambiarle el sitio a cualquier persona y no tener que pasar por este bochorno.

Pero no puede, así que sigue las palabras de Dean y decide afrontar la situación.

En un intento por darse valor, sube las piernas sobre la taza, pegadas a su pecho y rodeadas por sus brazos, con la barbilla sobre las rodillas.

—¿Sabes el chico del que me salvaste ayer? — Dean hace memoria con una expresión más tranquila.

─¿El boinas? — Castiel se fuerza en reirle la gracia sin mucho éxito.

─Sí. — No sabe ni por dónde empezar. — Él y yo- Hace unos años éramos- Era muy joven, y- — Así que no dice nada. Solo se traba en sus propias palabras, intentando buscar una explicación que no deje mucho de si.

¿Cómo va a ser capaz de explicarle todo lo que pasó con Ishim?

Al final, no hace falta que lo haga; quizás por su bloqueo o quizás por su lenguaje corporal, Dean logra unir las piezas del puzzle sin necesidad de que Castiel lo haga por él.

─Entiendo. — Entonces se apoya en la pared, frotándose la sien con molestia, y es ese diminuto gesto el que causa un escalofrío recorrerle la espalda a Castiel.

Dean no sabe su orientación.

Castiel no sabe cuál es la opinión de Dean acerca del colectivo.

Besarlo ha sido un impulso, la única vía de escape que ha visto en ese momento.

Ahora, con la cabeza fría, se da cuenta de que quizás si había otras salidas para alejar a Ishim.

Pero lo hecho hecho está: Ha besado a Dean Winchester en los labios.

Dean Winchester, el bastardo de las botas sucias que lo vuelve loco.

Ha sido descuidado, y ahora no hay manera de que pueda negarlo.

Ahora lo sabe. Sabe su secreto.

Nunca entiendes ; DeanCasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora