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               Aquellos ojos oceánicos.

El muchacho azabache despertó de aquel sueño que parecía eterno, pero su vista no encontró lo último que vió, no encontró las piedras destrozadas y amontonadas, el fuego en el castillo de los nobles, no vió a gente corriendo horrorizada, sus grito...

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El muchacho azabache despertó de aquel sueño que parecía eterno, pero su vista no encontró lo último que vió, no encontró las piedras destrozadas y amontonadas, el fuego en el castillo de los nobles, no vió a gente corriendo horrorizada, sus gritos naturales de agonía que le daban un toque tétrico a la escena, tampoco vió aquel liquido mortal escarlata salpicar, todo era más diferente... A lo contrario, vió a un joven... Sus ojos recorrieron sus facciones, el color pálido de su cabello al igual que su piel, aquellas pestañas largas así como sobresalientes de sus ojos púrpuras pálidos, y aquellas cicatrices en su rostro que marcaban tantas historias en la vida de aquel muchacho al igual que aquella corona que descansaba en su albina cabellera que indicaba que era miembro de la familia real, o tal vez... el Rey. Sentía curiosidad... Pero de inmediato reaccionó y su instinto de defensa se activó.

"¿¡Dónde estoy?! ¿¡Qué es esto?!" con la fuerza que chilló sus palabras lograron captar la atención de aquel muchacho albino, el cual lo miró y abrió la boca buscando hablar con el azabache.

"tranquilo, estás a salvo ahora, sé que-" las palabras quedaron atrapadas en su garganta y supo que su intento de calmar al joven falló al ver que el mismo se caía de la cama por lo asustado que se sentía. "...oye, cuidado, te vas a lastimar." El Rey seguía intentándolo.

"¿¡Quién eres tú?! ¡No me toques!" Sus ojos escaneaban sus alrededores con rapidez, intentó ponerse de pie pero sus piernas fallaron, estaba débil y su cuerpo estaba herido, el dolor abdominal lo indundó y observó las vendas que estaban en su abdomen. Aunque el dolor tomaba el control de su cuerpo, siguió intentando escapar del lugar, queriendo ponerse de pie, pero sintió un agarre firme y fuerte en sus hombros que lo mantenía inmovilizado, alzó la cabeza y observó a aquel noble con el entrecejo fruncido, al parecer estaba perdiendo la paciencia, la poca que le quedaba.

El rey sin mucho esfuerzo, agarró al joven y lo colocó en la cama de aquella enfermería del castillo, dónde anteriormente descansaba, el azabache se quedó en silencio por unos momentos al ver esa mirada penetrante e imponente sobre sus ojos.

"Cálmate, plebeyo, pareces un pequeño cordero asustado, si no quieres lastimarte y quieres recuperarte, coopera y quédate quieto." la voz firme e impaciente del Rey resonó en la enfermería, buscaba a las mucamas enfermeras con la mirada para ver si se aproximaban. "Nadie te hará daño aquí, puedes creer en mi palabra."

"...¿Q-quién eres tú?..." La inseguridad y desconfianza en su voz eran palpables, sus labios rojizos se fruncieron mientras esperaba una respuesta confiable, su mente era un caos ahora mismo.

"...ah, es verdad, ¿En dónde quedan mis modales?" Su expresión ligeramente dura se suavizó y se alejó de forma leve del borrego, dándole espacio para respirar con más calma y seguridad. "Yo soy Sanemi Shinazugawa, El Rey legítimo del Reino Shinazugawa, ahora mismo estás en mis tierras y estás siendo atendido por mi gente, así qué, está en tu elección el confiar o desconfiar de nosotros, muchacho." Firmeza y seguridad resaltaron en sus palabras.

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2023 ⏰

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