Después de desaparecer misteriosamente junto a su hermano mayor en la mansión "embrujada" de Agdeog, y olvidar por completo su pasado, Jungkook, quién ahora trabaja como reportero en la ciudad de Seúl, comienza a investigar "La leyenda de Agdeog." U...
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Tae Jung entró al sótano y sus ojos se clavaron en el cuerpo de In Hee colgado a las cuerdas. Este ya estaba inmóvil y no había señales de que siguiera con vida. Tae Jung corrió al encuentro de su hija y sujetó su cuerpo para evitar por todos los medios que muriera estrangulada, pero simplemente ya era demasiado tarde. Tomó un cuchillo y rebanó la cuerda para bajar el cadáver de su joven hija In Hee.
—¡In Hee! —la sujetó entre sus brazos y golpeó levemente sus mejillas para hacerla despertar —¡In Hee! ¡Hija! ¡Mírame! —la abrazó. —¿Por qué? ¿Por qué me hiciste esto? —acarició su rostro y una lágrima se deslizó por su mejilla. —¿Por qué?
Al levantar el rostro, se percató que Rahab no estaba en ninguna parte de la habitación. Se fijó en el baúl y este estaba totalmente diferente a como él lo había dejado. Se levantó y se acercó abrir el baúl y dentro encontró el cadáver de Rahab. lo cargó entre sus brazos y comenzó a llorar.
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Ye ji se encontraba acostada en su cama, tenía entre sus brazos la manta que había dejado Belsazar para ella. Mientras estaba profundamente dormida, comenzó a tener un sueño. Sintió como una mano acariciaba su cabello suavemente. Lentamente abrió los ojos y miró a una joven de largo cabello negro azabache parada al lado de su cama. Se levantó asustada y se corrió al otro lado de la cama para alejarse de ella.
Después de detallar bien, Ye ji se acercó y miró fijamente los ojos de In Hee, estos eran muy parecidos a los de Tae Jung. Muchas cosas de esa chica que tenía frente a ella, le recordaron al hombre que más odiaba y deseaba olvidar. Se puso de pie y comenzó a llorar cuándo la escuchó decir: «Mamá.» La joven pelinegra le sonrió dulcemente y comenzó a cantar una canción para ella. «En el castillo de la princesa, existe un malvado dragón, que se oculta dónde suena el tik tak del reloj.» Repitió In Hee una y otra vez.
Ye ji despertó asustada y miró a todos lados en busca de su hija, pero no había nada a su alrededor. Al tocar sus mejillas, se dio cuenta de que estas estaban húmedas. Miró la manta y comenzó a llorar desesperada. Se levantó y corrió al jardín de la casa, y allí dejó que la lluvia cayera sobre su cuerpo. Se arrodilló sobre la tierra y lloró sin parar. Cuándo la lluvia cesó, Dalia pasó a verla mientras regresaba de Agdeog, se detuvo a unos cuantos metros y la miró llorando desesperada.
—¿Ye Ji? —corrió a su encuentro y se agachó a darle un abrazo —Ye ji, ¿qué sucedió? ¡Mírame! ¿Qué sucedió?
