Chelista Misteriosa

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- ¿Entonces me vas a acompañar? - la chica no parecía muy convencida y tomó un pequeño sorbo de su café mientras meditaba.

- No lo sé, Enid, ya habíamos planeado un viaje con mi familia hoy en la noche -

- Por favor, Yoko, pueden irse cuando termine o mañana por la mañana, no me dejes sola en esto - la rubia estiró los brazos sobre la mesa de la cafetería y la miró con ojos de perrito.

- Agh... - la amiga sobó su tabique subiendo de esa forma los oscuros lentes redondos que siempre usaba - Bien, pero tan pronto se acabe nos vamos, no puedo esperar a que hagas lo que sea que tengas en mente - la rubia asintió con una sonrisa que no podía contener.

- Lo vas a amar, te lo aseguro y... - rebuscó algo en su bolso rosado - Yo invito - añadió mostrándole dos entradas para el último concierto de la noche.

- Tienes suerte que me guste ir a esas cosas - Yoko negó con la cabeza compartiendo un poco del entusiasmo de la otra.

...

Compartiendo el día juntas el tiempo pasó rápidamente y la hora se acercaba cada vez más.

- ¿Y que tal va la relación con tus padres? ¿No vas a visitarlos en estas vacaciones? - preguntó Yoko probándose un sombrero en una de las tiendas.

- Quisiera, pero lo único que harán será deprimirme, no quiero escuchar sus maravillosas ideas para lograr que me enlobe - respondió con sarcasmo mirando los accesorios en varias vitrinas.

- ¿No te sientes sola viviendo en esa casa por tu cuenta? -

- Un poco... - admitió ahora analizando un gran suéter de colores pastel - Extraño a la manada de mis hermanos pero valoro esta nueva libertad que tengo, si me aburro siempre puedo salir a algún lugar, no tengo que lidiar con los largos discursos de mi madre y los llamo a diario así que en realidad está bien -

- No entiendo como lograste convencerlos -

- Viajar al instituto a diario era una pérdida de tiempo y con ayuda de una prima los convencimos de que algo de independencia me ayudaría - explicó mientras miraba un reloj de pared y daba un salto - ¡Ya casi! ¡Vamos! - dijo arrastrando a su amiga fuera de la tienda en rumbo al teatro.

Aunque los puestos no pertenecían a las primeras filas, desde esa posición podían ver bien el escenario y quienes componían el grupo musical, sin embargo algo no estaba bien.

- ¿Me indicas a quien estamos viendo? - Yoko miraba el centro del teatro y sus integrantes sin encontrar su objetivo - ¿Enid? -

- No la veo... -

- ª -

- Esperemos un poco, tal vez entre cuando vayan a empezar - con las esperanzas en alto aguardaron a que las luces se apagaran y aún así no había señal de la cheslita - Tal vez cuando le toque su parte - insistió la rubia ahora no muy convencida pues los otros que habían acompañado a Merlina estaban presentes - Tal vez para la despedida... -

A estas alturas la rubia solo se sentaba en su silla achicopalada mientras que Yoko disfrutaba cada segundo y cada nota que salía de los instrumentos.

- Tenías razón, en cuanto a que lo amaría - dijo la amiga luego de los aplausos, ya las luces estaban encendidas y la filarmonica se retiraba.

- Y eso que no escuchaste la mejor parte - la rubia suspiró decepcionada y se levantó mirando de reojo la fila que se comenzaba a formar para hablar con los músicos.

- Enid, no - advirtió Yoko tomándola del brazo para que salieran del lugar - Tengo que irme, me están esperando ¿recuerdas? -

- Si, perdón - la siguió al exterior en silencio mientras pensaba en el concierto y por qué no estaba a quien había ido a ver - ... -

La Pieza Perfecta (Wenclair) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora