Parte 3

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¿ A qué se refería con la fuerza? Me estaba amenazando? No podía ser cierto.

Tomé mi transporte y llegué a casa llena de dudas sobre el contenido en aquel sobre. Mis nervios me jugaron una mala pasada y las llaves se cayeron al suelo, cuando al recogerlas siento que alguien esta detrás de mi, respirando agitado y molesto. 

La persona que estaba detrás de mí, quería que supiera que estaba enojado y algo tenia que temer. Al girar, la presencia de Namjoon me petrificó y creo estar segura de que mis pensamientos también fueron congelados.

Abalanzó su brazo por sobre mi cabeza, golpeando con fuerza la puerta, mirándome fijamente a los ojos y  la otra mano estaba en uno de sus bolsillos. Con la mirada, recorre mi cuerpo desde abajo hacia arriba, se detiene en mis ojos, sacando su mano del bolsillo y llevándola a mi cintura para acercarme a él. Su cara estaba a menos de 20 cms de mi, huele mi perfume y comienza a hablarme con su voz un tanto extraña. Al parecer, había estado bebiendo.

- Por fin llegaste - Dijo con calma - Cual va a ser tu respuesta a mi pregunta?

- Me estas ha, hablando del sobre? - Mostrando mi sorpresa con su visita.

- Aceptas sÍ o no? - Dijo impaciente.

- No sé que podría decirte - Hice una pausa evidenciando que mis nervios me estaban invadiendo - No debes estar hablando enserio - Reí de manera corta - No eres precisamente el hombre que quisiera algo con alguien tan simple como yo.

- Alguien como tú es lo que deseo en este momento - Sentenció, mientras su mano en mi cintura me contraía hacia su cuerpo, mirándome a los ojos con una sensualidad inusitada.

Acercó sus labios junto a los míos, provocando que me hirviera la sangre. Sentir como el calor de sus labios humedecían los míos fue, sin duda, lo más excitante que pude vivir en mi vida y el parecía tener conocimiento de lo que estaba pasando dentro de mí.

Su lengua recorrió mi boca de una manera tan dominante, que mi piel se erizó por completo y respondí con facilidad al beso más apasionado que haya dado jamás. No logré darme cuenta del tiempo que estuvimos besándonos en la puerta de mi casa, pero tengo la certeza de que fue eterno. Cuando por fin decidió alejarse de mi boca, me susurró en el oído que lo acompañara a otro lugar, que si no me iba con él en ese momento, no iba a soportar aguantar su deseo un día más. Apretó mi cintura con ambas manos esta vez y al arrastrarme contra su cuerpo, pude sentir cómo su entrepierna estaba dejando asomar un gran bulto que se endurecía cada vez más. Gemí cuando sentí su miembro duro cerca de mí y no puede evitar aceptar su pervertida invitación. 

Deseo PúrpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora