El viento es mi transporte, mece y desliza mi liviano cuerpo por el aire, y al viento le devo mi cuerpo y al cielo le devo.
Oh.
El cielo se ha vuelto duro, he chocado con un espejismo, un cristal que asemeja al vasto cielo pero carente de su amplitud y anchura. Es así que caigo, ya no soy sosteniendo por el viento, intento volver a él pero no me lo permite.
¿Pero qué es esto?
Me elevo en el aire ¿Pero es el viento? No, es más denso y más cálido, es una mano, es un gigante, es un gigante del agua. A su paso deja húmedo y renaciente rocio en las plantas, los árboles y la flores ¿Será este gigante el comienzo de los rios, el creador de los lagos? ¿será que es él el transporte del agua así como el viento es el mío? Yo también comparto ahora camino con el agua, voy en esta mano tibia, siguiendo el tramo del gigante.
¿Qué es esto?
El gigante del agua extiende su mano, me devuelve al viento, ha decidido que es momento de partir. Lo miro un segundo, a los ojos por primera vez y veo sus ojos turbios de verde y tierra, cariñosamente me invita a volar. Entonces he partido, he volado dejándome llevar por el viento una vez más y aunque esta memoria de pájaro no me lo permita, siempre recordaré esos ojos, esa mano y al gigante del agua.
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El gigante del agua // Micro relato.
Short StoryUn ave que se estrelló contra una ventana.