¿Quieres jugar? Bien, jugemos...

Día largo..

Hoy dia comienzo un año en un instituto nuevo... No estoy emocionada sin embargo me encuentro algo ansiosa y nerviosa. La idea de ir sola sin ningun amigo o amiga es raro y más a esta edad. Quiza se pregunten ¿Porque? Bueno la respuesta es sensilla, me echaron...porque era muy problematica, la verdad es que nunca me quedaba callada ante cualquier ofensa o insulto, soy muy sincera y me gusta ir de frente si es que tengo algún problema.

Yo no naci para que venga alguien a querer pisotearme o pasarme por encima creyendo que es superior a mí... Me hago respetar, y tengo actitud. Asi es, asi soy yo.

-¿Estas lista?- dice. Mi madre es muy simpatica, la mejor de todas, ella sabe cuando necesito mi espacio y cuando necesito un abrazo, tenemos los mismos gustos en las cosas y lo mejor de todo...ella sabe cuando tengo HAMBRE ¿No es lo mejor? Siempre cuando voy a la cocina encuentro todo repleto de mi comida favorita. La amo tanto.

-Sí, lo estoy- contesto con entusiamo fingido. Total no ha de ser tan díficil comenzar un nuevo instituto ¿O si?

Salgo del auto para estirar mis piernas entumecidas por el viaje, mientras mi madre abre el portaequipaje para sacar mis maletas. Observo el instituto, es muy grande para mi gusto pero es hermoso, cualquiera se podria perder ahí con facilidad, las paredes estan pintadas de un color salmón que le da un aspecto pintoresco, hay pocos alumnos y en el campus, que por cierto esta muy bien cuidado, tiene el pasto verde y podado hay chicos jugando a futbol americano, en las gradas hay chicas que los alientan y se les ofrecen como las zorras que son.

¡Dios! Como odio a las chicas que hacen eso. Ellas no se hacen respetar. No tienen dignidad.

Las puertas del infier...digo instituto estan abiertas y son de madera oscura.

-¡Listo! ¿Has traido todo lo necesario cariño?- pregunta con una sonrisa plasmada en su cara. La imito y sonrio. Me gustaria tener su entusiasmo.

-Sí, lo he traido todo- contesto

-Ya veras que te adaptaras y conseguiras amigos nuevos, solo no te metas en problemas- me advirtió tratando de estar seria.

-Lo intentare- murmuro mientras tomo las maletas una en cada mano. La despido con un beso y la veo subirse al auto -Nos vemos cariño, cuidate-

«Calmate Emma, tu puedes hacerlo» me aliento, mientras me doy la vuelta e ingreso al instituto.

Estoy tan distraida mirando la preciosura que tengo delante de mis ojos cuando noto que estoy en el suelo -¡Pero que mierda!- exclamo

Me lavanto y busco rapidamente al proximo difunto que me choco. Pensando en la manera en una muerte lenta y dolorosa paraque sufra. Lo encuentro delante mio riendose de mi con una mano en el abdomen.

Cuando empiezo a apreciar lo que veo. Es muy alto, tanto que tengo que alzar mi cuello para poder verlo a los ojos, esos de color azules brillantes, su pelo color castaño esta alborotado de una manera que lo hace ver más sexi, tiene el cuerpo trabajado, lo noto por la camiseta ajustada que lleva puesta, abrazando su torso, su tez es algo bronceada pero no tanto. Es un dios griego y algo me dice que lo sabe y no dudara en demostrarlo. Pero aun asi es un idiota.

-¿Disfrutando de la vista?- dice con una sonrisa picara. «¡Dios! No me habia dado cuenta de que me estaba mirando»

«Tranquila Emma esto se soluciona rápido, tú puedes hacerlo» dice mi subconsiente.

-¡Idiota me has tirado!- grito enfadada. Tratando de disimular el rubor que se apodero de mi cara y lo avergonzada que me siento a que me descubriera.

-¿¡Yo!?- exclamo haciendose el desentendido y llevandose una mano al pecho.

«Lo que me faltaba, ademas de idiota me bromea» pense

-¡Noo! Mi abuelita ¡Claro que tú! Idiota o acaso estas ciego que no miras por donde vas- dije alterada, ¿Este chico quien se cree que es? No importa, no sabe lo que le espera si me sigue provocando.

-¡Yo no te he tirado, tú lo has hecho! Y cuida esa boca niña porque si vuelves a llamarme así te pasaran cosas malas...- amenazo

«Dime que no lo ha dicho»
«Oh si, lo ha dicho»
«¿Quieres jugar? Bien, juguemos» NADIE me amenaza y menos lo va a hacer este imbesil ya va a ver lo que le espera.

-¿ A sí? ¿Cómo cuales? - dije provocandolo mientras me  limpiaba la tierra de mi pantalon.

-Ya lo veras- contesto

-Aja, lo que tú digas idiota- lo desafie mirandolo a los ojos. Esos que me miraban como diciendo que tuviera cuidado con lo que decia, le devolvi la mirada.

Se acerco lentamente y se agacho mostrandome su hermoso perfil «¡Pero que estas diciendo!» me regaño mi vocecita.

-¿Cómo has dicho?- me saco de mis pensamientos. Al parecer él acepto el juego, pero lo que no sabe es que yo no pierdo nunca.

Me pare de puntillas porque aun asi agachado era más alto que yo y le susurre - He dicho I-DIO-TA- remarque la palabra idiota para que se enfureciera aun más, y sonrei satisfecha por haber cumplido mi objetivo.

Comenze a alejarme pero unas manos se apoderaron de mi cintura y mis pies ya no tocaban el suelo. ¡Él me coloco encima de su hombro! ¡Me estaba cargando como un costal! «Mátalo, hazlo pedacitos» dijo mi vocecita interna.

Grite y pataleé para que me bajara. - ¡¡Bajame ahora idiota!!- mi paciencia era oro y esta tenia límites que él sobrepaso más alla. Comenze a darle unos buenos puñetazos en su ancha espalda, pero no funcionó ya que no se le movió ni un pelo.

-¿Qué has dicho?- pregunto con voz severa y la verdad que me dio miedo, pero igual contesté. - ¡He dicho que eres un idiota, sordo!-

Un dolor comenzo a esparcirse por todo mi trasero y...
«No, no lo ha hecho» pense pero mi subconciente contesto «Sí, lo ha hecho»
¡ÉL MALDITO IDIOTA ME DIO UNA NALGADA! Encima que me tiro en mi primer día, no me pidió disculpas, y que ahora me esta cargando como si fuera una debilucha me da una NALGADA! ¿¡Pero quién diablos se piensa que es?!

-¡BAJAME AHORA!- grite, pero él no me hizo caso y me costesto -Me gusta tu trasero, es redondito y duro, se parece a una manzanita.- y eso colmo mi paciencia, no lo dude dos veces y comenze a darle rodillazos en el pecho como pude pero me sujetó las piernas con su brazo aprentando su agarre, impidiendo mis movimientos y mis ganas de romperle su cara bonita de una vez por todas.