Capítulo 9

303 35 16
                                    

El contenido del sobre amarillo que tenía en la mano era una sola hoja de papel con información relacionada con el nuevo caso que le habían asignado. Una ojeada le indicó que se trataba del mismo caso en el que estaban trabajando Red y Clyde, y al final del papel decía que se pusiera en contacto con ellos para obtener más detalles. La información no era muy específica, sólo un resumen general de las cosas que habían sucedido.

Los fantasmas habían desaparecido, de la nada, sin dejar rastro. No había ningún vínculo o relación entre las diferentes "víctimas", más que nada parecían elecciones al azar. Incluso su energía había desaparecido, y eso era una hazaña rara sin un exorcismo. La energía que permitía a un fantasma adoptar una forma sustancial era una materia anómala que entre los exorcistas recibía el nombre de "lampirísma", y era una materia que no podía eliminarse del mundo humano de ninguna otra forma que no fuera un exorcismo completo. Y, sin embargo, no había rastro de uso de hechizos en las escenas del crimen. Que la lampirísma hubiera desaparecido junto con los fantasmas era un misterio. Su mente se quedó en blanco cuando intentó pensar en una razón.

Quizás Clyde había descubierto algo que valía la pena. Por el momento, visitaba a su compañero para interesarse por su situación.

Las viviendas del personal se encontraban en el sótano del gran edificio, y Craig tuvo la vaga sensación de ser un intruso mientras bajaba las escaleras y recorría los pasillos. El piso había sido separado en dos secciones: una para los exorcistas y otra para los demás miembros del personal. No era una forma muy justa de dividir el espacio, porque la sección que pertenecía a los exorcistas tenía habitaciones más grandes y espaciosas. La Organización los valoraba y lo demostraba con cosas como estas, y tal vez esa fuera parte de la razón por la que a Craig le gustaba vivir fuera de su lugar de trabajo.

Cada puerta estaba asegurada por un panel numerado que sólo reaccionaba a las huellas dactilares y la forma de la mano del propietario, y la seguridad le inquietaba. Siempre le había parecido que algunos hechizos y encantamientos bien colocados funcionaban mejor que la costosa tecnología, pero, de nuevo, no todos los exorcistas eran compatibles con los encantamientos. Requerían más práctica que la mayoría de hechizos, y muchos consideraban que la ganancia era menor que el duro trabajo que debían realizar para dominarlos. Craig estaba orgulloso de dominarlos; conocía dos encantamientos, y habían sido más que suficientes para mantener su hogar a salvo de intrusos, tanto espirituales como humanos. Ninguno de ellos parecía tener efecto sobre Heidi, que iba y venía a su antojo, pero Craig sospechaba que se debía al apego emocional que sentía por él. El afecto con el que le gustaba colmarlo le permitía atravesar las barreras levantadas por los amuletos.

No había etiquetas con nombres en la puerta, sólo matrículas, aunque algunos habían decorado sus puertas con diversas cosas. Bárbara había colocado un cartelito hecho a mano con su nombre y el de Clyde, y Craig llamó a la puerta y esperó pacientemente.

Fue Clyde quien abrió y, a pesar de su aspecto agotado, el hombre sonrió y le hizo pasar con un cálido saludo. Tenía ojeras, como si llevara días sin dormir, y la barbilla, normalmente lisa y afeitada, estaba cubierta de barba.

— Siento el desorden, no hemos tenido tiempo de limpiar estos dos últimos días. — se disculpó Clyde con una mueca.

— Está bien. Supongo que tu caso es un hueso duro de roer.

Clyde silbó.

— Y tanto. Llevo dos noches sin dormir. Red me obligó a ir a casa y descansar un poco, así que eso es lo que pienso hacer ahora. - vio el sobre en la mano de Craig y enarcó una ceja. — También te han puesto a ti, ¿eh? Deben de estar muy preocupados.

— Supongo.

— ¿Te falta poco para exorcizar a ese fantasma tuyo, Craig?

— Más o menos.

Persiguiendo A Kenny (Crenny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora