Waka, ¿no tiene nada mejor que hacer?

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La luz solar salía lentamente con el pasar de los minutos, traspasando cada una de las ventanas de la hacienda Kamisato e indicando a aquellos que trabajaban en esta que el día estaba por comenzar. El primero en despertar fue el amable, energético y leal amo de llaves de la hacienda cuyo nombre era conocido en toda Inazuma; Thoma, quien apenas despertar, comenzó con sus labores diarias como el líder de los sirvientes de aquel hogar, o al menos eso es lo que trataría de hacer.

Aquella mañana parecía ser más tranquila de lo normal, los pájaros no dejaban de cantar en una hermosa melodía, la hacienda estaba impecable, y sorprendentemente, los sirvientes de esta se encontraban haciendo todas y cada una de sus labores a la perfección. Esto no era algo malo, más bien era algo extraño pues, Thoma por lo usual se encargaba de guardar el orden dentro de la hacienda y controlar todo; limpieza, comidas, malentendidos, problemas, pedidos de sus señores, etc.

La calma y orden extrañó al joven amo de llaves, pero trató de no pensar mucho en eso y en cambio concentrarse en otras tareas. Entonces, cuando se dignó a entrar a la cocina para preparar el desayuno de sus señores, un sirviente tocó su hombro repentinamente. "Señor Thoma, que bueno que ya se levantó. El joven amo lo está esperando en su habitación." Thoma, sorprendido por la información dada, asintió y agradeció al amable chico sirviente por avisarle de los deseos de su amo. Por supuesto, antes de dirigirse a la habitación de Ayato, Thoma le preguntó al sirviente si sabía la razón por la que fue llamado a esta, ese cuestionamiento fue respondido con una sonrisa y un gesto de silencio para sí mismo, indicando que se le había ordenado no decir nada.

Ahí estaba, enfrente de la puerta del comisionado por excelencia de la comisión Yashiro, cabeza del clan Kamisato y por lo tanto, también su jefe. Cualquier persona con algo de sentido común temblaría al saber que el gran comisionado desea hablar con ella, pero no Thoma, él conocía a su señor más que la palma de su mano y tenía claro que no había nada de lo que temer, a menos que...

"¿Waka?" Tocó la puerta después de dar un pequeño suspiro, esperando la respuesta del que se supone debía de estar esperando su presencia dentro de la habitación. Después de algunos segundos de silencio, Thoma se dignó a tocar otra vez para corroborar que su señor lo haya escuchado, pero entonces, una voz se escabulló a través de la puerta. "Puedes pasar, Thoma." Después de tanta espera su señor había respondido, así que, curioso, Thoma abrió la puerta lentamente para por fin saber de qué se trataba todo este asunto.

"Oh, por los siete."

Thoma quedó atónito con el escenario que estaba presenciando en ese momento, literalmente la expresión de 'boquiabierto' se pintaba en su rostro. Kamisato Ayato a las siete de la mañana con un aspecto aún más perfecto que el que tenía en cualquiera de sus reuniones importantes, con sus ropas más relucientes y elegantes, su habitación que siempre estaba llena de papeles y documentes ahora estaba impecable, ni un solo papel tirado ni polvo en el piso, todo estaba ordenado. Thoma no se lo podía creer.

"¿Qué estás esperando? Ven, siéntate." Thoma, incrédulo, caminó hasta el asiento que le esperaba al frente de Ayato. Todo era imposiblemente perfecto; la luz que entraba por las ventanas, el orden, el cantar de los pájaros, el desayuno en el escritorio que ni siquiera él había preparado, todo. ¿Ayato en serio era capaz de planear esto? Oh, claro que lo era.

Thoma solo podía observar a su alrededor como si aquello fuera una obra de arte, hasta que la voz de Ayato lo sacó de su trance. "Thoma, dame tu mano, por favor." Este acató la orden de su señor aún sin palabras que decir, pues, la mirada serena pero segura de Ayato esfumaba cualquier oración que pudiera pasar por la mente de Thoma en aquel momento. Ayato bajó la mirada por unos largos segundos, apreciando la mano de Thoma y acariciando esta misma con la suya, pero entonces, Ayato alzó la mirada y habló.

"Thoma, querido amigo de la infancia, mi más fiel sirviente y confidente, tú que me conoces más que nadie en esta hacienda, tú que eres la persona que se ha quedado a mi lado a pesar de cada desgracia, tú persona que yo... que yo amo por encima de todo, hoy quiero decirte algo que te diría a ti y solo a ti. Tus manos, tus risas, tus lagrimas, tus labios, tus caderas, quiero ser dueño de cada cosa tuya, y así mismo quiero que tú seas dueño de mí. Sé que quizá mis palabras sean demasiadas, pero ni siquiera pueden compararse a la cantidad de amor que te brindaré si tú, Thoma, aceptas despertar conmigo cada mañana. Y con todo esto quiero decir, si es que no ha quedado claro todavía, Thoma, ¿te casarías conmigo?"

Un discurso tan romántico y perfecto como aquel que lo recitaba, Ayato había hecho un esplendido trabajo con cada detalle, y parece que tuvo éxito en su objetivo de sorprender a Thoma, pues este apenas podía pronunciar una palabra. "Entonces, Thoma, ¿me aceptas cómo tu prometido y, en un futuro, como tu esposo?" Una vez más, Ayato se propuso a Thoma, con la diferencia de que esta vez sí tendría una respuesta de parte de este.

"Wa... waka, no me lo puedo creer..." Thoma miró reaccionó con asombro y frotó sus ojos como si se tratara de un sueño, hasta que se dio cuenta de que no lo era. Así pues, Thoma rompió la tensión romántica del momento de una vez por todas. "No puedo creer que esta sea la tercera vez que me has propuesto matrimonio en el mes, y eso que apenas estamos en la mitad de este." Thoma le reprochó algo enojado al ahora rechazado Ayato.

Ayato se burló de su propio rechazo con algo de decepción, pero aún feliz de estar con su amo de llaves. "Esta vez no compré ningún anillo o regalo carísimo, tienes que aceptar que estuve bastante bien." Jugaba con la situación como si siempre fuera así pues, este escenario que se supone debe ser único en la vida para muchos, era el día a día de Ayato y Thoma.

"¿Y qué hay con todos los trabajos que, se suponía, yo debía hacer? ¿A cuántos sirvientes les pagaste por hacer las horas extra?" Ayato desvió la mirada, evitando las acusaciones del obstinado Thoma un poco nervioso. "Quizá haya motivado a algún que otro sirviente para trabajar un poco más, pero vamos, hice un gran esfuerzo para que este desayuno quedara perfecto. No planeas tirar a la basura mi esfuerzo, ¿cierto?" Thoma suspiró, relajó los hombros y tomó los palillos al lado de su comida. "Si querías desayunar conmigo, no tenías que hacer todo este show, ¿sabes?" Ayato sonrió victorioso.


⠄۞ [📜] Nota del autor
¡Hola hola, lectores! Espero hayan disfrutado de este primer cap, sé que ha sido bastante corto pero así serán más o menos los de capítulos de este fanfic, así que espero que puedan acostumbrarse :D

Si pueden compartir con amigos y eso, me ayudarían mucho;)

¡Muchas gracias por leer!

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⏰ Última actualización: Dec 17, 2022 ⏰

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Please marry me, Thoma! || ThomatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora