𝑳𝒂𝒃𝒊𝒂𝒍 𝒓𝒐𝒋𝒐

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La noche anterior fue demasiado intensa, pues eso de tener dos fiestas seguidas, bailar demasiado y sobre todo el ruido de la música la habían dejado agotada, pero gracias a Dios que es domingo aunque...Por alguna razón se despertó temprano, es como si tuviera algo que hacer

-Son las siete -dijo viendo su reloj mientras estaba envuelta entre sus sábanas- Y hace frío...¿Qué debo hacer en domingo por la mañana en vez de dormir todo lo que quiera?

Sin más remedio se levantó y en primer lugar lavó su cara, retirandola del maquillaje que había usado anoche, después se dio una ducha, al acabar se vistió y tomó una manzana de su frutero pensando en que desayunar pues no tenía alguna opción

Es en ese momento cuando de repente recordó todo, tenía un pequeño trabajo hoy y debía atenderlo rápidamente. Tomó su sueter y bolso para salir apresuradamente. Bajó hasta el tercer piso y tocó la puerta de un departamento, fue recibida por un conejo quien llevaba un delantal con el nombre de su pequeña tienda de verduras

-Gracias a Dios que llega, mi esposa ya preparó todo lo necesario para los bebés -dijo en tono de cansancio-

-Lamento la demora, tuve una fiesta ayer y no medí el tiempo apropiadamente -lo admitió de manera avergonzada-

-Oh gracias por venir -dijo la mamá conejo con un cochecito- Ya tomaron su leche y les di papilla de zanahoria, solo distraelos por un rato en lo que hacemos las primeras ventas del día pues en la mañana es más pesado

-No se preocupen, sus hijos están en buenas manos

Frisk tomó el cochecito y empezó a caminar por el pasillo, habían dos pequeños conejitos bastante tranquilos y debía cuidarlos por un momento, aún le sorprende que esta jóven pareja le tuviera la confianza para que cuide a sus pequeños hijos, pero no pueden cuidarlos apropiadamente mientras están trabajando

Después de bajar por el ascensor oxidado salió a la calle, iba en dirección al parque para que el ruido de los autos no vaya a alterar a los bebés. Mientras se acercaba a su destino un par de señoras se acercaron a ella con la intención de ver a los bebés, pero en cuanto vieron que eran monstruos sus caras cambiaron de inmediato

-Normalmente los monstruos son nuestros sirvientes -dijo por lo bajo una de ellas- Vamonos

Frisk simplemente las ignoró y siguió su camino pues ya estaba cerca del parque. Una vez ahí se detuvo en el pequeño camino del sitio, viendo los árboles ya casi sin hojas y a lo lejos se escuchaban niños jugando en los columpios, hará bastante frío en la noche pensó. Los conejitos no hacían demasiado ruido, es por eso que se sentía plenamente tranquila y por un momento quería dormirse aquí mismo en una de las bancas, pero evidentemente es imposible

-Pero que sorpresa, no sabía que eras madre soltera -dijo Sans delante de Frisk sosteniendo su puro encendido-

-¡No puede ser! -en ese momento el sueño se había ido de manera repentina al ver a Sans delante de ella otra vez- No puede ser, ¿me has estado siguiendo?

-Solo paseaba por aquí, pero me sorprende esto la verdad...No esperaba que siendo tan jóven seas una desamparada madre soltera

-Pero...-en ese momento llegó una idea a su mente con tal de deshacerse del esqueleto por un momento- Oh ya veo, no ves bien la situación y te resulta desagradable

-No dije eso señorita, ¿porqué debería pensar eso?

-Nadie aprueba a una madre soltera, lo ven como algo indecente e incorrecto, todos los hombres e incluso mujeres desaprueban esto

-No soy como ellos, además...-dio un par de pasos al frente- No me molestaría que tu criatura me diga papi y que me pida dinero para comprar dulces, además, mami también necesita amor -bajó su puro y rápidamente se movió detrás de ella quedando a la altura de su cuello- ¿Qué opinas pastelito?...Espera, ¡¿qué mierda?! -exclamó al ver al par de pequeños conejos-

𝑸𝒖𝒆 𝒔𝒆𝒂 𝒖𝒏 𝒔𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕𝒐...(𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂𝒇𝒆𝒍𝒍)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora