Los Territorios del Norte era el nombreo con el que los investigadores y la mayoría de las personas llamaban a los vastos y fríos parajes ubicados al este de la Mandíbula Superior del Giverno Rojo, en el extremo norte del Continente Central.
No era un lugar adecuado para la agricultura a gran escala. Es complicado mantener las cosechas debido a que las nevadas eran constantes y cubrían el suelo un tercio del año; aún si las cosas no eran tan poco acogedoras como lo son en el Continente Demoníaco. Sí había muchos monstruos, y la mayor parte de ellos eran mucho más fuertes que los encontrados en cualquier otra parte del Continente. En esencia, era una tierra dura.
Los humanos hicieron de ese lugar su hogar.
A lo largo de estos eriales, reinos y señoríos han emergido, siempre en lucha por mantenerse en pie. Su existencia parece casi un capricho de la naturaleza, un contraste brutal con el esplendor del Reino de Asura, cuyos campos de trigo dorado se extienden como un mar interminable al sur: un lado bañado en abundancia, el otro asolado por la escasez.
Los Reinos del Norte, en su frecuente lucha por los escasos recursos, han cultivado una resistencia que pocos envidian, pero muchos respetan. Las guerras y conflictos, al igual que en la llamada Zona en Disputa, son el pan de cada día.
Escaramuzas entre señores feudales, y entre estos y las compañías libres de mercenarios, se tornan rutina en la Zona en Disputa. Controlar las rutas y nodos comerciales significa obtener una fuente de ingresos vital en esta región donde la vida misma pende de un hilo tan delgado como el filo de una espada. Líderes con ansias de poder, compañías de mercenarios en busca de gloria, y aventureros que ven en estas tierras una oportunidad de reclutar talento o probar sus habilidades, convergen en estas tierras asoladas por el conflicto. Novatos, atraídos por las promesas de grandeza, se aventuran a unirse a las filas de aquellos que ya conocen el sabor de la batalla—Parece que me he extendido demasidado innecesariamente; dejemos de lado eso por ahora, y volvamos a lo que realmente importa.
Hace unos noventa años, en el año 314 de nuestra era, un hecho histórico cambió el destino de estas tierras—de los Territorios del Norte. La formación de una alianza. Los Ducados de Neris, el Gran Ducado de Basserant y el Reino de Ranoa unificaron sus esfuerzos en el desarrollo de la magia, los artefactos y los implementos mágicos, gracias a la intervención del Gremio de Magos.
Este hito fue solo el comienzo de una era de innovación y cooperación que se fortalecería con los años.
Pronto, la Alianza demostró ser no solo beneficiosa, sino crucial para sus miembros, y se decidió que hacía falta un símbolo, una figura que representara su unión y defendiera los intereses de la Alianza más allá de sus fronteras comunes. De esta necesidad nació el título de Rey Mago, un cargo imbuido de poder y prestigio, destinado a actuar como la encarnación misma de las ambiciones y el legado de las así llamadas «Naciones Mágicas».
Año 403 del calendario del Dragón Acorazado. Extracto de «Historia de los Reinos del Norte» — Líder de Área y Sección de Historia, Lenas Calett — Archivos de la Biblioteca de la Universidad Mágica de Ranoa.
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Un Rey Mago Sin Ambiciones
FanfictionTras vencer en la batalla final en el Reino de Biheiril, Ludeus Greyrat se había decidido a vivir una vida tranquila (lo más tranquila posible) junto a su familia en la Ciudad Mágica de Sharia. Desafortunadamente para el mago, su anhelada vida hogar...