Primero

702 88 2
                                    

El atardecer relucía en el cielo, llenando el paisaje de colores anaranjados, rosas y violetas. Se reflejaba aquella luz multicolor en el océano azulado, como un efecto espejo, indicando a los habitantes del pueblo que era hora de abandonar las calles.

Taiwan era el nombre de aquella ciudad, ni tan grande ni tan pequeña. Era un lugar independiente al país entero, pues en ella existía un Reina propio, quien dictaba la ley de ese reducido territorio.

Sin embargo, a pesar de no compartir gobierno, Taiwan era la principal abastecedora de productos marítimos, al contar con el puerto más grande y cercano al epicentro de pesca.

Tenían embarcaciones especiales para la distribución de sus productos en todo el país, siendo así uno de los pilares económicos más importantes. Pero, también tenían barcos dedicados a la exploración, buscando tierras fértiles, puertos nuevos para comerciar, alianzas económicas fuera de las barreras de China, y uno que otro tesoro que pudiera servirle al Reino.

No eran piratas, pues no saqueaban ni lastimaban a gente inocente. Sólo eran aventureros, las únicas personas tan extrovertidas como para cruzar el mar una y otra vez, siendo bien remunerados por ello.

Y aquel atardecer, arribó la embarcación más grande e importante de Taiwan, sorprendiendo a todo aquel que aún estuviera en el puerto.

Pues después de casi un mes sin noticias, el barco Answer había regresado, y no venía vacío. Sin emitir un previo aviso –con bengalas o un ave mensajera– atracó cuando el sol casi desaparecía.

La gente se acercó a él, ansiosos por conocer el porqué había pasado tanto tiempo navegando, siendo que el viaje constaba de 2 semanas únicamente. También querían saber qué nuevas adquisiciones o noticias traían con ellos, y si es que aquellos 30 días habían valido la pena.

Poco poco fue bajando la tripulación, con sonrisas emocionadas, pues por fin verían a sus parejas y/o familias. Eran 10 chicos en total, sin contar a la capitana, y cada uno portaba un bolso aparentemente lleno. Al final, bajó la líder de la embarcación, con su ya conocida camisa blanca holgada, guantes largos de cuero, pantalones oscuros y botas altas marrones, además de siempre tener su cabello negro atado en una coleta.

Sin embargo, contrario a la costumbre, ella no estaba sola cuando sus zapatos tocaron el puerto. Ésta vez, venía sosteniendo la mano de una chica desconocida para la gente, de cabellos azules como el mar y ojos casi color perla. Nadie la había visto antes, y por supuesto, ninguna persona allí presente entendía quién era ni qué hacía tan cerca de la capitana.

Sobre todo, las mujeres comenzaron a lanzarle miradas celosas y molestas al dúo en cuestión, murmurando cosas como "¿qué hace Chou con una chica tan extraña?", "Ella debería estar a lado de una chica como yo", "¿porqué trajo una mujer de su viaje?".

Preguntas que les serían respondidas, pero no personalmente.

—¡Capitana!, ¿dónde estuvieron?

—¿Qué novedades han traído ésta vez?

—¿Quién es ella?

Preguntaban personas al azar entre la multitud que ya se había reunido alrededor de los 12 tripulantes recién llegados. Sin embargo, la capitana Chou Tzuyu, solamente respondió algo vago para todas las dudas.

—Iremos con la Reina, ella sabrá si compartir la información que le demos, o no.—contestó con una media sonrisa, conservando la paciencia.

No le gustaba mucho ese nivel de curiosidad que tenían los habitantes cada vez que la recibían, pero tampoco era una mala persona como para responder bruscamente, ni siquiera tenía el corazón para ignorarlos. Además, siendo que habían "desaparecido" por mucho tiempo, entendió que era lógica la reacción de la gente.

𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐞𝐚'𝐬 𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭 - 𝐒𝐚𝐭𝐳𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora