Capítulo 15

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Ya solo faltan dos días para que Kaie regrese y nunca pensé que podría apegarme tanto a alguien de tal manera, es como si no me sintiera completa o como si siempre tuviera que cargar con el cosquilleo en mis entrañas por lo ansiosa que estoy sin sentirlo cerca. Si es gracias a ese vínculo alienígena de este mundo, pues debo de aplaudir por lo asombroso y raro que es.

Estar aquí sin él presente es extraño, hay muchas cosas que me hacen recordarlo, como cuando los primeros días que estuvimos centrados en hacernos más fuertes o cómo decidió ayudarme a entender lo que es "sentir" ser acechada por algo y de esa forma activar mejor mis sentidos. Ese juego de escondidas donde siempre acababa pillada aún lo guardo en mi memoria, el primer día de eso siempre hace cosquillas en mi corazón.

—¿Quieres jugar a perseguir? Si te atrapo con mi cola, pierdes, puedes intentar atraparme a mí después —propuso esa vez sin saber que sería uno de mis momentos favoritos en su dulce y cuidadosa forma de enseñarme más cosas para sobrevivir como un humano en su mundo. Al final fue una enseñanza primordial que recordé al enfrentarme a una bestia salvaje por mi cuenta.

Acepté y di la vuelta corriendo del lugar con la anticipación golpeando con el latir de mi corazón, Kaie me había dado tiempo para generar una ligera distancia entre los dos y traté de escapar rodeando este inmenso árbol que contemplo sus hojas verdosas, extrañándolo. Después de correr unos segundos más, él de repente estiró su cola y ya estaba en un solo movimiento casi a mi detrás, su intento de atraparme el tobillo quedó evadido por pura suerte de mi parte y la sonrisa de Kaie con sus colmillos al borde de ese momento... Quedó grabado en mi cabeza.

Bordeo el árbol acariciando su corteza como hice esa vez con más presura y era es mi turno de atraparlo a él, una desventaja total que debería haber reclamado ahora que me pongo a pensar bien. Pero me las arreglé con un poco de astucia, ya que en vez de seguir corriendo, decidí abalanzarme sobre su cuerpo y Kaie me atrapó sin dudarlo en su pecho dejándose caer al suelo conmigo y nos giró cambiando las posiciones.

Se veía feliz, ambos lo estábamos disfrutando y nos reíamos sin perdernos de vista, entonces juntó nuestras frentes en una muestra de afecto por parte de su especie, que fui aprendiendo poco a poco por la continuidad en la que lo hacía, mientras sostenía mi brazo sin resistencia a soltarse.

—Te tengo —siseó ricamente y aún puedo perderme en sus zafiros de solo recordarlo.

Pasé mis dedos por su cabello plateado que nos envolvía como una cortina en la que solo estábamos los dos, enrosqué mis brazos tras su cuello y lo atraje hacia mí.

—Creo que podemos quedarnos así por un rato —sugerí con una sonrisa—. ¿Qué te parece?

Su cola se enroscó más en nosotros y su cabeza cayó sobre mi pecho mientras sus manos rodeaban mi cintura.

—Me parece perfecto, quedémonos así un poco más...

Me siento recostando mi espalda en este árbol dejando atrás esa escena perfectamente grabada en mi memoria, fue importante para mí, fue uno de los pocos días que su sola presencia me hizo olvidarme de todo antes de regresar a la realidad y seguir enfocándome en ser más fuerte y encontrar una salida a toda esta situación.

—¡Oye, soñadora enamorada! —gritó a lo lejos Lizzie— ¿Vas a mover tu trasero de allí y ayudarme o no? —Apoya sus manos en sus caderas y hago una equis con mis brazos, es mi tiempo de descanso.

El lado bueno es que no quedé en soledad completa ya que me he sentido acompañada y más tranquila con la presencia de Lizzie la mayor parte del tiempo. Nos pusimos al día en muchas más cosas de las que pensé y también le expliqué todo lo que aprendí bajo tutoría de Kaie para poder sobrevivir en Orlox, además de darle más detalles ante la entendible curiosidad que desató todo lo relacionado con ese campo rojo.

Renacidos en OrloxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora