Prólogo

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Y ahí se encontraba una chica triste, decepcionada y angustiada, pero sobre todo cansada, cansada de las burlas, cansada de las personas incluso cansada hasta de su propia vida, buscando una única solución, una solución que por fin pudiera darle la paz y tranquilidad a su triste y aburrida vida.

Eso era lo único que ella pedía, pero al parecer ese no era el propósito de su vida, si no era sufrimiento y decepción.
No había otra cosa en lo que la chica no podía pensar y era en lo injusta y triste que era su vida.

Ella sabía que después de la tormenta salía el sol, pero había tenido tantas tormentas alrededor de su vida, que se le había olvidado por completo de que existía el sol.

Y no había más alternativa para ella que acabar con todas esas decepciones y tristezas, no le preocupaba el echo de que personas cercanas llegarán a sufrir por ella y su ausencia, ya que la causa de su sufrimiento provenía de esas personas que se hacían llamar "familia".

Al recordar cada echo de injusticia de su madre y de su hermana, no podía evitar no sentir un ardor en su pecho, sus lágrimas cada vez amenazaban con derrotarla, con terminar de convencerla a su fin.

Y si, ya aquella chica solitaria y sin esperanza de vida, había tomado su decisión, la decisión que por primera vez le daría tranquilidad.

La vista era hermosa, más hermosa que cualquier otra vez en la que ya sus ojos había apreciado, o quizás por que sería la última vez en la que su cuerpo y alma estaría allí presenciando unas de las mejores vistas.

La brisa era fría, pero a la misma vez tan cálida que lograba hacer que la chica se sintiera como en casa, en esa casa en la cual nunca sintió en los más mínimo calidez, se preguntaba si un abrazo de su madre seria cálido, pero otra vez sus lágrimas comenzaron a caer, y a humedecer su vestimenta blanca.

Sus piernas comenzaron a temblar al sentir la altura que existía entre lo más alto del edificio y lo más bajo, en donde ya todo habría acabado.

Sus ojos húmedos por el llanto comenzaron a cerrarse lentamente para aceptar su fin, pero no quiso en ningún momento dejar ver toda la maravilla que tenía en frente.
Una vez preparada la chica para darse la vuelta y acabar con todo, comenzó a pensar en darse otra oportunidad, una oportunidad en donde encontrará la felicidad.

Sus ojos se abrieron una vez más, pero no para sentir arrepentimiento, si no para presenciar una de sus vistas más perfectas y apreciadas, el cual eran las estrellas y la luna, y pensó: ojalá pudiera llegar más allá de la luna y encontrar una humanidad mejor, una humanidad llena de amor y aceptar que existen las imperfecciones, un mundo en donde nadie sufra y solo exista amor. Pero claro solo era un inútil y falso pensamiento por que ella más que nadie sabía que eso no pasaría.

Termino en dar la media vuelta para dejar llevarse por la brisa, decidió en que la brisa sería su única guía en sus últimos segundos.

Hasta que sintió que su cuerpo finalmente acepto ser guiado por la brisa, no sintió miedo, tampoco arrepentimiento solo quería un final, quizá no era un final feliz pero al menos si sería un final definitivo y alternativo para su vida.

—Yo solo quería ser feliz—mi voz fallaba—.Al parecer me dejaré llevar por la tormenta—dije a la nada.

Finalmente decidí soltarme, pero alguien me tomo de la cintura.....

Me negaba a aceptar de que alguien había acabado de irrumpir mi acto más cobarde y débil al que podía recurrir un ser humano. Pero ¿realmente había sido una persona?, mi mente estaba mas confundida que nunca, simplemente me negaba a aceptar que alguien me había salvado de un final, por que ya no pensaba en un final, pensaba en saber quien había salvado mi vida..

Entre espacio y tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora