V
Y Penélope Cordero Rosa, sale de su casa de campo en Ames ensimismada en sus vaporosos pensamientos, tan absorta va la mujer de Ulises, esto en la Odisea de Homero, que el cuatro por cuatro de un vecino, catedrático de dermatología en su misma universidad, tiene que pisar el freno a ras para no atropellarla, en ese mismo instante un abre cartas de plata con la imagen del apóstol Santiago en la empuñadura, sale volando de la bandeja trasera y se le clava en la yugular al conductor, que cinco minutos más tarde fallece sin que nadie se entere ¿o no?, el hombre antes de morir, ha conseguido apagar el vehículo que se queda delante de la puerta de la jurado corredora, como quien espera en una cita de amor... Es un bosque atlántico con: robles, pinos, zarzas, tojos, retamas, yedras, caminitos de tierra arcillosa serpenteantes, grandes piedras de granito casi esféricas en fabulosos equilibrios funambulescos, cantos melódicos de pajarillos libres, flores silvestres, lavandas, anises, mentas, liebres, erizos, lagartos saurios de cabeza oval, cuervos, palomas torcaces, tórtolas, mirlos, musgo, hierba, digitales, víboras...una sinfonía natural recibe los pasos de la corredora. Acaba de romper a sudar, la mente poco a poco se va venciendo por el trabajo físico al que está siendo sometido el cuerpo. Empiezan a llegar sensaciones nuevas, algunas son de plenitud placentera, Penélope avanza embutida en una malla pieza única verdosa que se ajusta a su cuerpo como una segunda piel, las zapatillas son blancas, flexibles, aerodinámicas, con burbujas de aire en la base para amortiguar el contacto con el suelo. Lleva recogido el liso cabello rubio y largo en un gracioso moño cola de caballo sujeto con una cinta roja que se bambolea con gracia y armonía entre sus omoplatos. Los ojos azules de la especialista en literatura estadounidense se ocultan detrás de unas gafas de sol verdes con cristales de espejo. Es un día de primavera alta desbordante de luz y oxígeno puro, la gran naranja todavía flota a casi medio brazo de distancia de los recortados montes que la tragarán en el ocaso. El esfuerzo va humedeciendo cada centímetro de piel de la plástica runner, hace algún tiempo que la cabeza con todos sus pensamientos, se han convertido en la parte más elevada de una carcasa o estructura humanoide antropomorfa que corre sobre sus extremidades inferiores. Penélope, no fumadora, no bebedora, treinta y cinco años, un metro setenta centímetros de estatura, sesenta y nueve quilos de peso, está en buena forma física, cuida su alimentación, juega al pádel una o dos veces a la semana, durante el verano nada en las frescas playas atlánticas. Debajo del mono verdoso sólo la piel, nudismo integral, estilo libre, ni braguita, ni sujetador, es como correr desnuda, luchar contra el aire, ir abriéndole espacio al cuerpo, como si al mirar atrás pudieses observar el hueco que va dibujando tú propia silueta al avanzar. La proverbial mente hace un buen rato que se ha retirado a algún lugar impreciso, que bien puede estar situado en el propio interior del cráneo o en algún punto del exterior cercano, misterio irresoluble por ahora, y la mente cuando vuelva lo hará bajo una clave orgánica eléctrico fosforada emergiendo del interior más recóndito de sí misma o tal vez conectada a la realidad como un ordenador personal a través de la clave wiffi que corresponda...la mente también está en el dedo meñique izquierdo de la deportista...¿y que no sabemos todavía de la mente humana?...el esfuerzo aun no se ha estrellado contra el muro de la fatiga, en otro tipo de condiciones atmosféricas, el cuerpo estaría dejando escapar disipadas nubes de vapor de agua salada visibles al ojo humano...¡La mujer soñada! La llamada de la carne, el deseo. Los ojos negros como la noche de un cazador furtivo acaban de descubrir a su futura presa...Penélope nunca ha sido madre, ni ha tenido abortos, su vulva ha gozado del sexo masculino de manera intermitente con parejas esporádicas, pero nada serio, ni definitivo, sigue sola y sin compromiso pese a que no le faltan pretendientes...estar al día de los libros más destacados del planeta USA, mediante ediciones originales en inglés casi siempre y en traducciones de reputados colegas en ocasiones, le exige ser una lectora voraz y constante...sobrinos, sobrinas, sus dos únicas hermanas mayores que ella paren como conejas por cuestiones religiosas y tiene o tenía ayer mismo dieciocho sobrinos: seis varones y doce hembras, una auténtica pasada con raíces en Navarra y en la propia santa sede romana pues ni siquiera el papa bioquímico y sureño del territorio de la mancha, el argentino Jorge Mario Bergoglio, que se dice Francisco y franciscano en honor del de Asís y Umbría, con cruz de plata, no acaba de dar luz verde al clúster anticonceptivo...diez quilómetros en cincuenta minutos no es un ritmo de competición adecuado, cinco minutos por quilómetro, es paso de tortuga para maratonianos, medio maratonianos y triatletas de tres minutos por cada mil metros, pero ella es sobre todo una intelectual liberándose de un atasco de neuronas que de manera inquietante la llevan a conversar con el autor de un relato sobre el que ella tiene que decidir como jurado...ni siquiera es capaz , ahora mismo , de recordar el supuesto nombre del autor dialogante...de eso mismo se trata, de olvidar , de vencer las preocupaciones...ahora es una máquina de correr, de coordinar la respiración, de renovar la zancada, de volar a su manera entre los vericuetos y sendas de este bosque atlántico, que a cualquier amante de la tierra esmeralda le recordaría enseguida las siempre mágicas y legendarias fragas del Eume y su fantástico parque natural...ahora sí la fatiga empieza a tocar con los nudillos en los paquetes musculares de las piernas de la pieza...El depredador es un ex militar con amplia experiencia de guerra en conflictos internacionales: El Líbano y sobre todo Afganistán, bajo el mando conjunto de la OTAN, ahora en la reserva por fatiga de combate y episodios paranoicos graves...también él huele en el aire la fatiga de Penélope...el ex soldado es un madero, un tronco a la deriva en el turbulento río de la su vida, rehúye el trato humano y bien adiestrado en el arte de la sobrevivencia militar, vivaquea siempre en escenarios naturales: pesca, caza, hace fuego con pedernales, lleva la cara cubierta de espesas barbas negras con ya muchas canas, el pelo largo, negro, ensortijado, desordenado, también blanqueándosele. Es un tipo alto, uno ochenta y cinco de estatura, fibroso, ágil, peligroso...de vez en cuando roba hortalizas en los bancales que encuentra a su paso, gallinas en los gallineros de la gente rural como un zorro, huevos como una culebra. Vivaquea como un auténtico salvaje porque así se le puso en las mientes, tiene buena casa en Marín, mujer y dos hijos mayores de edad, auto y buena paga. Si le preguntases que le pasa te miraría a los ojos desafiante y se daría la vuelta como un oso cansado. En su cabeza es un conde estrafalario, un héroe nacional que salvó a algunos compañeros de armas, al sorprender a un sanguinario grupo de talibanes, perros de la guerra, con varios lanza granadas al paso de un convoy militar. Odia al mundo, la guerra, el consumismo, la democracia, de vez en cuando, cuando se le calienta la bragueta vuelve a casa unos días con su mujer, o eso hacía antes, al principio, ahora caza mujeres cuando lo necesita. En los papeles psiquiátricos del coronel médico de su base hay borrones de sangre por todas partes, soldados suicidas, niños bomba, mujeres cargadas de explosivos...
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LA CABEZA DEL ESCRITOR
Short StoryVamos a dejarnos de moderneces, tú lees y yo escribo, qué mas quieres?...