El Espejo

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Ñemby – Salinas

A fines del año 2018, nos habíamos mudados de casa hacía el barrio Salinas, de la ciudad de Ñemby. Mi madre se encontraba muy feliz pues por fin, podríamos disfrutar de un hogar totalmente independiente, a pesar de que aún siga siendo alquilado.

Todo marchaba relativamente bien; ambiente nuevo, barrio nuevo, vecinos nuevos, etc. Aunque en un principio pude estar en desacuerdo con respecto a la mudanza, se me pasó al encontrarme ahí por primera vez.

Era un lugar hermoso, podía disfrutar de un patio bastante amplio, y un clima muy agradable por su naturaleza, pues la casa estaba adornado por hermosas plantas y flores bien cuidadas, hasta que por supuesto, mi hermana la más pequeña hizo de las suyas y lo arruinó.

Hasta la primera semana se sintió bastante bien, no tenía demasiados problemas con respecto a nuestra ubicación, pues si era más lejos del centro de lo que estaba acostumbrado, pero era lo de menos, ya que los problemas empezaron cuando se ponía de noche.

En la madrugada de un martes,

¡Desperté con una horrible sensación!

Así que me levanté de la cama, fui al baño soportando el terrible dolor en el pecho, caminé hasta acercarme al espejo que contenía una pequeña grieta (que por cierto ya se encontraba en la casa cuando nos mudamos, como otros muebles) y observé mi reflejo lentamente

Estaba totalmente oscuro, no veía en lo absoluto mi rostro, pero debo mencionar también que no llevaba puesto mis lentes, ya que padezco de miopía avanzada desde chico. No estaba seguro de la situación, quería creer que era por eso pero, en realidad no podía distinguir nada y tampoco quería prender la luz

¡PARA NADA!

Toqué mi cara mientras trataba de distinguir mi reflejo y, empezó mi mayor trauma desde entonces; Yo podía ver mis manos, mi cabello y hasta la ropa que llevaba puesta. Pero...

¡¡¡NO PODÍA VER MI ROSTRO!!!

¡En ese momento me aterré! ¡Como nunca antes me había pasado! Traté de ser optimista, diciéndome a mí mismo que solo era un sueño y así lo hice. Volví a la cama luego de los hechos y decidí tratar de olvidarlo, ignoré los hechos durante días, rogando no volver a levantarme por la madrugada con ganas de ir al baño, no quería comprobar la realidad, estaba mejor así o quizás no.

Luego de unos días, volví a levantarme de noche, lo mismo ocurrió, enserio tenía muchas ganas de ir de nuevo al baño, así que pensé esta vez agarrar mi celular y con su luz, alumbrar el lugar para sacarme ese miedo que llevaba dentro mío durante días.

Caminé lentamente con el celular en la mano, mi corazón latía tan rápido que me costaba la respiración, mientras iba llegando no podía parar de mirar la pantalla de mi celular

¡Estaba cagado de miedo! ¡Pero aun así, no di un paso atrás!

Cuando por fin llegué donde se encontraba el espejo, me paré frente a él y agaché la cabeza por un momento, llevando así mi celular con la luz prendida hacía arriba. Pensé por un momento en solo orinar y salir de ahí de inmediato, ¡pero no podía seguir yendo a la cama con el miedo a que me vuelva a pasar! Así que levanté lentamente la cabeza hacía el espejo, mientras que lo hacía las manos no paraban de temblarme.

¡PERO CUANDO LEVANTÉ POR COMPLETO LA CABEZA LA LUZ DEL BAÑO SE PRENDIÓ SOLA!

¡EN ELLA VI REFLAJADA MI ROSTRO POR COMPLETO! ¡TODO NORMAL!

Sin respuesta a lo ocurrido, en ese momento del susto me tiré a una esquina, empecé a llorar confundido y aterrado por lo que estaba pasándome, pedí a Dios y al cielo que por favor, me protejan de aquello que estaba jugando conmigo.

Luego de casi media hora de los hechos y haberlo pensado mucho, decidí agarrar fuerzas y salir del lugar, pero cuando lo intenté,

¡La puerta estaba atascada! ¡Estaba atrapado en el baño a las 03:40 de la madrugada! Para colmo

¡SE APAGÓ LA LUZ POR SU CUENTA!

¡Claro que intenté prenderla pero no funcionaba! Sentí que no tenía salida alguna Hasta que recordé el propósito principal del lugar, Mirar mi reflejo sin la luz del celular.

Lo hice, de nuevo miré mi reflejo en el espejo y No pude ver mi rostro; En él no tenía orejas, ojos, nariz, boca ni cejas. Era un rostro totalmente vacío. Llevé mis manos hacía mi cara y podía sentir que estaban ahí, pero yo simplemente no podía verlos.

Luego de un rato, ya sin tanto miedo pues terminé procesándolo, se prendió la luz de nuevo y la puerta ya no estaba trancada, volví a la cama con muchas preguntas.

La Maldición del Barrio SalinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora