Única parte.
¿De nuevo con estaba con ese chico? ¿De verdad? Le había dicho tantas veces que dejaría de verlo... Pero ahí estaba otra vez, jugueteando con aquel rubio artificial, con esas sonrisas y miradas tontas que compartían entre sí, como si él no existiera.
A veces sentía que estaba exagerando pero, sus amigos lo veían con lástima, eso significaba algo, ¿no? ¿Acaso volvía a ser la burla de sus amigos ante aquella escena digna de un primer amor? Suspiró, se sentía cansado de ser la razón de las burlas de sus compañeros.
—¿No es ese tú noviecito? —comentó con un tono burlón uno de aquellos dos chicos.
—Oh, si, tiene una sonrisa hermosa, ¿no te parece?
El chico enarcó una ceja, aguantando la risa. Otra vez Tachibana haciéndose el idiota ante la aventurita de su novio y su cuñado.
—Realmente eres un estúpido.
Le dió un empujón, y jaló a su otro compañero para ponerse en marcha, dejando solo al menor.
—Eh-, ¿que mierda para con ese pendejo? —murmuró recobrando la compostura.
Su vista se fijó una vez más en Manjiro y Takemichi, ambos estaban comiendo helados juntos, a pesar de haber un clima tan frío no se veía para nada molesto o estresado...
¿Alguna vez había sido así con él?
Tal vez, pero el enojo acumulado no dejaba de cegar aquellos recuerdos felices, ¡Dios, odiaba tanto eso! ¡Odiaba el hecho de que ya su relación no se sintiera tan natural como aquellos días dónde apenas había iniciado todo! Sabía que era un tipo aburrido e insípido, sin alguna buena vocación en la vida, con un mal físico y que era la burla de todo el colegio. No sólo por ser el venado más conocido de todo el lugar, sino también por ser tremendo raro, era tan bajito y callado que era fácil hacerle de todo.
Una completa burla.
Siempre se sintió así; como un asco, alguien que no merecía ser amado. Pero Manjiro... ¡Había cambiado su mundo en un santiamén! Y no era simplemente casualidad que lo hiciera tan feliz, ¡ese chico era el puto amo de todo el distrito de Shibuya! Fuerte, guapo, valiente y decidido, ¡tenía metas en la vida y algo que defender! ¡Era tan atractivo que era simplemente estúpido! Aparte era tan romántico... Sería absurdo que nadie lo respetace o lo amara.
Claro que habían muchas personas que lo amaban.
Y en ellas estaba Hanagaki Takemichi, su tonto cuñado, quién en cierto punto los había unido pero ahora los separaba.
¡Cómo olvidar cuando Takemichi era su mejor amigo y lo ayudó para conquistar a Manjiro! En ese tiempo estaba tan enamorado de él, y ese sentimiento sólo crecía y crecía.
Todo empezó en casa de su "cuñado", quién lo había invitado para jugar aquel videojuego creepypasta que estaba de moda en ese momento; «¡el síndrome del Pueblo Lavanda!» Sin duda aquella pequeña parte del juego de la saga de Pokémon había impactado a varios frikis por aquella melodía tan tenebrosa que había ocasionado la muerte de varios niños sólo unos años después de su nacimiento, ¡cuando aún ni sabia hablar bien!
—¡Es hora de probarlo, Takemichi! —dijo con entusiasmo, teniendo el control en la mano.
—N-Naoto, tengo mucho miedo de que te mates —dijo con la voz un poco quebrada, realmente le daba algo de miedo.
—No llores, Takemichi, ¡no seas marica! No voy a matarme, es sólo un juego.
—Espera... ¿Puedo llamar a alguien más? —sus ojos estaban fijos en la grisácea mirada del menor—. Realmente no me gustaría ser yo quién saque tu cadáver.
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¡Sorpresa!
Fanfiction• (Naoto x Manjiro) // (¿Takemichi x Manjiro?) • Gore mal escrito. • Tal vez ésto no tenga sentido, sea cliché o repita muchas palabras (pido perdón de antemano por eso). •Algunas cosas pueden no estar vigentes a la fecha. (2005/6) • Todos los pers...