CAPITULO 21 AMIGO DE LA SEÑORA NATOUCH

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Boston Natouch llego al día siguiente a su casa, eran las nueve de la noche, la maldita reunión se había alargado demasiado. No sabía por qué le pagaba tanto a James si no podía hacer lo que le pedía, ¿qué tan difícil era averiguar por qué demonios Thitiwat había llevado a Fluke a América? Entro en su habitación y se quitó molesto la corbata.
-¿Dónde demonios están esas mujeres?- se preguntó en voz alta.
Alguien llamo a su puerta.
-Adelante- contesto mal humorado.
-Señor- saludo un hombre mayor.
-Pom- respondió - ¿Tu puedes decirme donde esta Samantha y su perro fiel?
-Lo siento señor, pero no sé dónde se encuentran.
-¿Cómo que no sabes?- subió la voz dejando lo que estaba haciendo, y girándose.
-Recuerde que yo llegué aquí apenas hace media hora señor- se defendió.
-¿Estás diciéndome que no las has visto?
-Así es señor- contesto este bajando el rostro.
-¿Dónde se metieron estas mujeres?- expreso molesto Boston – tomare un baño- anuncio- prepara la cena.
El hombre mayor haciendo una reverencia salió del lugar.
El señor Natouch bajo al comedor creyendo que ya sería esperado por su esposa, pero el lugar estaba desierto.
-¿Dónde se metieron?- exclamo tomando asiento y sirviéndose una copa de vino. Se dispuso a cenar, sintiendo que algo no iba bien. Generalmente Samantha siempre comía con él.
Trato de disfrutar de la cena, pero había algo que no lo dejaba, así que dejando el platillo a medias se dirigió a la habitación de su esposa bajo la nerviosa mirada de Pom. Subió rápido las escaleras, ya que el sentimiento de incomodidad se estaba instalando en él. Llego hasta la puerta, y sin llamar la abrió, el lugar estaba a oscuras, prendió la luz y se quedó con los ojos bien abiertos.
La cama estaba hecha, en la mesa se encontraba un juego de té, pero lo que realmente lo sorprendió, fue el ropero desordenado, los cajones abiertos y varias cosas tiradas en el suelo. Entro sin entender que es lo que estaba pasando. Reviso todo el lugar, y al parecer su esposa había tomado una ducha, pero ¿dónde estaba?
Dio un último vistazo a la recamara y regreso al piso de abajo, se dirigió casi corriendo hacia su oficina, y su sospecha fue confirmada cuando encontro su caja fuerte abierta.
-Pom- grito fuera de sí.
El leal sirviente llego lo más rápido que sus viejas y cansadas piernas le permitieron.
-Mi señor- dijo con la respiración acelerada, ya que se había trasladado desde la cocina.
-¿Tu entraste en mi oficina?- pregunto furioso aun sin poder creer lo que en el fondo ya sabía.
-Usted sabe que no lo tengo permitido- contesto el canoso viendo el caos del lugar.
-Maldita sea- gruño molesto dirigiéndose a su escritorio y prendiendo su lap top.
Algunas partes de la mansión tenían cámaras de seguridad, y uno de ellos era la oficina. Boston Natouch empezó a revisar los videos que se guardaban. Y ahí estaba, su esposa entrando en pijamas y abriendo la caja fuerte. ¿Cómo había averiguado la contraseña?, miro como Samantha sacaba todas sus joyas y algunos fajos de billetes. También ahí aparecía Pannin, el perro faldero de su esposa. La mujer mayor le había llevado una bolsa para que pusiera todo dentro.
-No puede ser- dijo Natouch  sin despegar su vista de la pantalla.- pero ¿Cómo lo supo?- miro a Pom.
-¿Saber qué Señor?- pregunto.
-Samantha sabe lo de Fluke.
-Pero eso no puede ser posible. - contestó sorprendido el sirviente.
-Como ves, la caja fuerte está abierta- señalo lo obvio- no sé cómo pudo abrirla, eso para empezar- se levantó de su silla de la cual se había dejado caer por la impresión- y en segunda, ahí estaba el documento que me hizo firmar Thitiwat.
El canoso abrió mucho los ojos, comprendiendo todo.
-¿Pero cómo pudo saber la señora Natouch?- le pregunto a su jefe.
-No lo hizo ella sola- anuncio Boston.
-Pannin- exclamo con pesar Pom.
-Nuestra querida Pannin- confirmo con una mirada llena de odio el señor Natouch. Sabía que no se podía fiar de esa maldita vieja.
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-Lo primero que tenemos que hacer, es comunicarnos con Prem y Earth- dijo la señora Natouch, terminándose de cepillar el cabello en un hotel de baja monta.
Habían decidido pasar la noche en un hotel económico, para que no las encontraran y poder gastar lo menos posible.
-Lo que usted diga- le dijo Pannin acomodando la cama donde dormiría su señora.
-Tenemos que salir de Tailandia Pannin, aquí no estamos seguras. Empaca todo, no podemos quedarnos mucho tiempo en un solo lugar.
-Señora, las joyas, tenemos que deshacernos de ellas.
-Tienes razón- volteo a verla- ¿Crees que tu nieto pueda ayudarnos?
-¿Zee?- pregunto inquieta.
-¿Tienes otro nieto?- le sonrió divertida- se acercó y se sentó en la cama intacta a su lado- no te lo pediría si no fuera necesario- tomo las arrugadas manos entre las suyas- nunca te pondría en peligro y tampoco a tu familia, ¿Lo sabes no?
La mujer mayor asintió.
-Sé que lo que acabo de decir- empezó Samantha- no tiene mucha coherencia- se rio nerviosa- Te he arrastrado conmigo a este desastre.
-No, usted no me arrastro señora- dijo con seguridad la mayor- yo vine por mi propio pie.
-Y te lo agradezco- le regalo una sonrisa, y apretó sus manos- no sabría qué haría su tuviera que hacer esto sola.
Y ambas mujeres rieron entre lágrimas.
-Vamos- dijo la más joven levantándose- primero tenemos que ir con Title para que nos de dinero por las joyas.
-Así que Title- dijo la canosa sin disimular su sonrisa pícara.
-Sabes que solo somos amigos- se recogió una coleta en el cabello.
-Pero él no la ve solo como amiga- dijo lo obvio, ya que sabía que el amigo de la infancia de su señora, siempre había estado enamorado de ella.
-Ese no es el punto- bajo la maleta de la cama- lo importante es salir de aquí.
La señora Natouch mando llamar un taxi, ya que el coche lo habían dejado tirado en algún lugar de la ciudad, entre menos cosas que tuviera en común con Boston, mejor. Exceptuando sus hijos, ellos era lo único que le importaba.
Al día siguiente llegaron a una joyería muy famosa en el país, bajaron del mueble, pidiendo al taxista que las esperara. Entraron, haciendo que una campanita anunciara su llegada.
-Buenos días y bienvenidas- les dijo una bella joven.
-Buscamos a Title Suphadach- dijo Samantha mirando al rededor.
-El todavía no llega- les dijo la chica- no sé si gusten esperar- señalo unos sillones.
-Gracias- dijeron las recién llegadas y tomaron asiento.
Paso más de una hora y Title no llegaba.
-Creo que primero hubiéramos comprado un celular, para avisar que veníamos. - se quejó la más joven.
-Bienvenido señor Suphadach- dijeron en coro los empleados del lugar al ver al dueño.
-Title- se levantó la señora Natouch.
-¿Samantha?- pregunto sorprendido el recién llegado.
-¿Cómo has estado?- pregunto haciendo la reverencia tradicional en ese país.
-Que gusto verte- regreso la reverencia muy sonriente.
-No dirás lo mismo, cuando sepas a que vine- dijo riendo nerviosa la mujer.
-No importa la razón, siempre es un placer tu compañía. - contesto sin borrar la sonrisa de su rostro.
-¿Podríamos hablar en privado?- pido algo incomoda.
-Claro, claro, pasa por favor.
Samantha miro a Pannin antes de seguir a su amigo de la infancia.
Pasaron detrás de uno de los mostradores, y entraron a un pasillo bien iluminado. Llegaron a unas escaleras, que las llevaron al segundo piso del edificio. Title abrió la puerta de su oficina.
-Pasa por favor- pidió a las damas haciéndose a un lado.
-Gracias-  le dijeron pasando delante de él.
-Tomen asiento, ¿gustan un té? - dijo el hombre mirándolas.
-No, gracias- sonrió Samantha apretando la bolsa de piel de cocodrilo entre sus dos manos.
-Entonces, ¿en qué puedo ayudarte? – tomo asiento en su lugar tras su escritorio.
Con manos temblorosas la señora Natouch abrió su bolsa, le levanto y dejo caer en la lustrosa y cara superficie de madera, sus joyas más valiosas.
-¿Qué es eso Samantha?- pregunto mirando los anillos, collares, aretes y pulseras de oro, llenos de diamantes.
-Son mis joyas, las he acumulado en todos estos años.
-¿Pero que significa?
-Lo he abandonado- levanto la mirada avergonzada- y necesito efectivo- su voz tembló. Sabía que su cara y orejas estaban de un color carmesí, pero ya nada importaba.
-¿Has dejado a Natouch? – exclamo sorprendido.
-¿Puedes ayudarme o no?- no bajo su mirada, siempre lo había hecho, pero ya no lo haría.
-Claro que si Samantha, sabes que sí, pero…
-Necesito estar fuera de su radar lo más pronto posible- interrumpió la mujer- sé que no es justo y que necesitas respuestas, pero en este momento no tengo tiempo- dijo desesperada.
-¿Qué necesitas de mí?- dijo comprensivo su amigo.
-Sé que no puedes vender estas joyas, pero necesito efectivo. También sé que no puedes darme su valor original, pero- trago saliva- cómpramelas.
-Es…está bien- comprendió la gravedad del asunto- solo dame unos minutos. - se levantó y saco un maletín en el cual puso las joyas de su amiga.
El hombre se dirigió a su taller para evaluar las joyas, y como supuso eran muy costosas, no podría darle el precio original, ya que no podían ser revendidas.
En la otra habitación Samantha se estrujaba sus manos con nervios e impaciencia. Sabía que se sentiría incomoda, pero no tanto, estaba tan avergonzada, la puerta a su espalda se abrió, y Title tomo asiento de nuevo.
-Sabrás que no puedo darte el valor de tus joyas- empezó el- ya que la mayoría son piezas casi únicas, y por ello son demasiado valiosas.
-Lo se Title- empezó ella- por eso vine contigo, sé que eres el único que podría ayudarme.
-En este momento no sé cuánto te podría dar por ellas.
-Necesito el dinero lo más pronto posible- dijo la mujer, sintiendo la mirada de Pannin sobre ella.
-Está bien, tratare de tenerlo antes de una hora- dijo este.
-Excelente- suspiro aliviada, ya que creyó que sería más tardado.
-¿Quieres esperar aquí?- le pregunto.
-Pannin me acompañara- le anuncio con sonrisa tímida señalado a la canosa.
-Esta bien- dijo sintiéndose avergonzado, había olvidado a la mujer mayor.
Las dos mujeres esperaron precupadas.
-Samantha- llamo Title entrando en su oficina.
Esta se soltó la mano de su amiga y fue donde su amigo.
-Sé que puedo verme demasiado atrevido- dijo sin saber cómo expresarse- pero, ¿Qué harán después de aquí?
Samantha se le quedo viendo muy seria, no se esperaba eso.
-Si te soy sincera, no lo sé- confeso poniéndose colorada de nuevo.
-Boston es alguien de cuidado, como ya lo sabes-le soltó el mas alto.
-Nadie más lo ha vivido que yo - dijo con pesar.
-Espero no ser curioso o grosero, pero déjame ayudarles – se ofreció su amigo.
-Title, no quiero involucrarte más. - dijo sorprendida.
-Ya lo estoy, que tanto es un poco más- se encogió de hombros.
-No sabes lo que me ofreces- dijo angustiada.
-Lo se Samantha- le puso una mano sobre el hombro, aunque le hubiera gustado abrazarla.
-Title, me lo pones tan difícil- se quejó la rubia- este paso fue muy difícil para mi.
-Solo di que si- susurro apretando el agarre.
-Está bien- dijo resignada- ¿Qué tienes en mente?
-Primero que nada- empezó- saludar a Pannin- se dirigió con una enorme sonrisa a la mujer mayor que no había dejado de observarlos. - Mi bella Pannin- dijo tomándola de sus manos para levantarla.
-Señor Suphadach- saludo la mujer mayor con una sonrisa.
-Disculpe no haberla saludado antes.
-No se preocupe señor Suphadach, note que estaba muy ocupado- miro de soslayo a la señora Natouch.
-No has cambiado nada- rio avergonzado.
-Dejen de parlotear- interrumpido avergonzada Samantha.- tenemos muchas cosas que hacer.
-Cierto- dijo con el rostro arrebolado el hombre.
-Title, ya nos has ofrecido tu ayuda, así que estas hasta el cuello amigo.- sentencio la rubia.
-A sus órdenes señoras- las reverencio.
-Primero que nada, tenemos que movernos.
-¿Movernos?- pregunto a su amigo.
-Conoces a Boston- dijo la mujer joven tomando su bolso vacío- si nos quedamos más aquí, él nos encontrara.
-Tienes razón- acordó el más alto- salgamos de aquí, del resto nos ocuparemos después.
Saco a las mujeres de la joyería, y las condujo hacia su auto.
-Espera- pidió la señora Samantha, y fue hacia el taxi que las esperaba. Saco el equipaje y pago el pasaje. Title fue rápidamente y la ayudo con las maletas, los tres subieron, y tomaron camino.
-¿A dónde vamos?- pregunto Samantha.
-Donde Boston no podrá encontrarnos.
-Aun no estoy muy convencida de esto. Mi plan, no te incluía-dijo muy avergonzada.
El mencionado si dejar de mirar el camino, subió una ceja.
-No me mal intérpretes- dijo rápidamente la rubia- te agradezco toda tu ayuda, pero me preocupa que Boston te haga algo.
-No es el único hombre con poder- dijo tratando de no sonar petulante.
-Gracias- sonrió a Title.
El automóvil salió de la ciudad, las mujeres solo veían por sus ventanillas, con el corazón en la mano. El paisaje se volvió más verde, y colorido, iban por un camino de terracería.
Samantha quería preguntar si faltaba mucho, pero no se atrevió, así que solo siguió mirando por la ventana. No sabía que existía ese tipo de lugares en Tailandia, y estaba encantada, al menos por un momento podía olvidar todo el asunto que estaban viviendo.
Después de lo que le pareció varios días, entraron a un pequeño pueblo. La señora Natouch no sabía dónde estaban, algo si sabía, estaban muy lejos de Boston, sonrió agradecida, sabía que no había pasado tanto tiempo como el que había sentido.
Salieron del poblado y de nuevo regreso ese verde tan vivo al que no está acostumbrada, le faltaba mundo, Boston la había llevado a muchos lugares, pero nada como eso.
-Ya falta poco- anuncio Title.
El carro siguió recorriendo el paisaje paradisiaco, y después de un par de horas mas llegaron a una enorme construcción de madera, rodeada de todos los colores.
-Bienvenidas a mi refugio- dijo apagando el motor delacarro.
-Esto es hermoso Title- expreso Samantha bajando del auto.
-Más que eso, es un lugar difícil de encontrar- dijo dirigiéndose a la entrada.
-Lo más importante- expreso Pannin sin dejar de admirar la belleza del lugar.
Los tres entraron, y las mujeres no pudieron apartar la mirada de ese hermoso lugar.
-¿Cuál es el plan?- pregunto este.
-Fluke- grito Samantha asustando ha ambos- ¿Dame tu teléfono?- ordeno la rubia desesperada, recordando el motivo de todo lo que estaba pasando.
-El celular lo deje en la oficina, pero tenemos línea telefónica. Síganme- dijo dirigiéndose hacia lo que parecía la sala.
Ella se dirigió con prontitud hacia la mesa en la cual estaba un teléfono, y marco el número de Prem.
-¿Por qué no contesta?- se preguntó desesperada, después de varios timbres.
Pannin la miraba angustiada, mientras Title se recargo en el marco de la puerta con semblante preocupado, no le gustaba verla de esa manera.
La señora Natouch marco de nuevo pero esta vez a Earth. Sus manos sudaban y estaba temblando -tampoco contesta- dijo desesperanzada mirándolos.
-Inténtalo de nuevo- dijo su amigo acercándose a ella.
-Por favor señora- pidió Pannin.
Samantha suspiro, y tomo de nuevo el aparato junto a su oreja, presionando la tecla de remarcar.
-Hola- dijeron del otro lado de la líne

SOLO MÍO (FINALIZADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora