prólogo

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  el silencio predominaba y el escenario yacía oscuro, el sonido de su miedo subía de tono cada segundo que pasaba, las manos le sudaban, su mente tocaba melodías agobiantes y sentía que le faltaba la respiración—

"y con el siguiente acto, han jisung, tocando La Campanella, Opus 7."

las cortinas que escondían la poca sanidad que le quedaba se separaron, y quedó expuesto ante todo el público. su mente se apagó, ya no era un cuerpo que actuaba por señales y ordenes del cerebro, ahora era un cadaver vivo cuyas extremidades tenían mente propia. sus dedos delgados se movían por si solos, sus brazos cargaban el peso muerto de aquel violín; toda melodía era creada por un cuerpo sin alma que tocaba para su propio placer. la gente frente a el desapareció, adentrándose el solo en un agujero oscuro donde solo existía el y su instrumento.

"tienes un gran talento, han jisung. uno que nunca antes había visto."

las palabras hacían eco por todo su esqueleto marcándose en el como fuego al papel y dejando un recuerdo más precioso que una gema; las palabras de un ángel caído. con cada pasada que el arco le daba a las cuerdas el tiempo transcurría rápidamente.

"no puedes dejar que controlen todo lo qué haces."

ágilmente deslizaba aquel pedazo de madera sobre el instrumento con un sentimiento pesado en su corazón—

"elige tu propia melodía, toca lo que a ti te cause placer, no seas un cadaver."

y así sintió que vivía.
deslizaba aquel arco una y otra vez, presionando con diferentes fuerzas las cuerdas del violín. al fin tenía vida, al fin tenía un corazón que latía sangre tibia, al fin tenía un sol por las mañanas y un fuego por las noches.

han jisung ya no era un cadaver.

𝐯𝐢𝐨𝐥𝐢𝐧𝐢𝐬𝐭𝐚 [ᴍɪɴꜱᴜɴɢ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora