Capítulo 1: Cuentan las leyendas...

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Cuentan las leyendas más antiguas del reino de Spiria que hubo un conflicto que dio lugar a todo lo que se conoce hoy en día. Los reinos y sus costumbres, las habilidades de los que los pueblan, sus gobernantes, y las relaciones entre reinos. Todo, absolutamente todo, deriva en la disputa que enfrentó a los Cuatro Caballeros.


Las peleas entre los Cuatro Caballeros eran cada vez más frecuentes y el Señor Supremo de Spiria estaba harto de ver discutir a sus hijos. Era ya mayor y se acercaba el día en que debía decidir quién de sus hijos heredaría el gran reino de Spiria y aún no sabía cual de ellos era más digno del trono.


"Yo soy el mayor" decía siempre aquel que dominaba el fuego.


"Pero yo soy más inteligente" respondía el que podía controlar el aire.


"Yo, en cambio, sería un gobernante más justo" contraatacaba el poseedor del agua.


"Al menos yo sería capaz de acabar con todos los problemas" añadía el que dominaba la tierra.


Cansado de oír los mismos argumentos sin sentido todos los días, el Señor Supremo de Spiria se asomó al balcón de la sala del trono y contempló el mundo desde arriba. Con un pesado suspiro, alzó los brazos y de la tierra comenzó a manar agua formando un gran lago en el centro del continente.


El ruido del agua fluyendo sacó de la pelea a los cuatro hermanos que se acercaron curiosos al balcón y observaron, algunos con impotencia y otros con satisfacción, como ser formaba aquella masa de agua. Cuando el agua dejo de salir, el Señor Supremo de Spiria, extendió los brazos hacia ambos lados, provocando que parte del agua fluyese hacia los cuatro puntos cardinales del continente, formando cuatro riós que acabaron desembocando en el mar de Gluonis, separando el continente en cuatro territorios.


"Como no sois capaces de razonar entre vosotros, no os veo capaces de gobernar el territorio por completo. Ante vosotros - dijo extendiendo el brazo hacia el mundo que se alzaba ante ellos - los nuevos reinos"


"Fironte."


"Altiria."


"Tegram."


"Aquolis"


El Rey Celestial contempló con cansancio la creación. Se alejo hacia su trono, dejando que los Caballeros contemplasen maravillados el nuevo mundo. Sin embargo, estaban tan pendientes de decir quién gobernaría cada territorio, que ninguno de ellos se dio cuenta de cómo el rey se sentaba en su trono, miraba con serenidad el reino que había creado y cerraba los ojos. No volvería a ver Spiria.

Ecos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora