Siempre, Hufflepuff.

Onuris

Era un día como cualquier otro, y la llegada de esa carta, cambió completamente mi día, mi futuro. Lo ansiaba más que a mi vida entera, era mi vida entera.

Al ver aparecer a Onuris (mi preciosa lechuza) por la ventana, me quedé sin habla, mis palabras no podían explicar lo que sentía en aquel momento. Abrí la carta que traía consigo cuidadosamente, intentando que el sobre continuara intacto, pero mis manos no ayudaban mucho puesto que estaba nerviosísima y me producía un gran temblor en todo el cuerpo. Mi madre, Luna, al detectar mi cara de ansia y asombro, se acercó rápidamente para leer el contenido de aquella esperada carta. Ambas suspiraron y gritaron de alivio al comprobar que Hailey Longbottom Lovegood había sido aceptada en el colegio de magia y hechicería: Hogwarts, un paraíso para cualquier ser mágico que estuviese dispuesto a llegar muy alto.

Hailey, después de intentar tranquilizarse por la gran alegría que tenía dentro, llamó a su padre, para darle la gran noticia. Neville se alegró muchísimo al saber que su hija seguirá su mismo camino que él cuando era joven. Actualmente, gracias a sus estudios en Hogwarts había conseguido llegar a ser profesor de herbología en el mismo colegio donde ejerció sus años de estudiante, junto al mítico Harry Potter. Allí descubrió sus habilidades con la varita, y sobre todo aprendió el verdadero significado de la amistad verdadera y el amor incondicional que sentía por Luna.

Esa misma noche, fue una cena muy especial, había tarta, velas flotantes por todas partes, comida deliciosa, y lo más importante de todo, un precioso y acogedor ambiente familiar.