CAPITULO 43

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CAPÍTULO 43

Fui despertada por una alarma humana que golpeaba una olla, algo que no había realizado en mucho tiempo y como lo había extrañado, pero le tiré con la almohada haciendo que cayera y la olla saliera volando por el pasillo.
No pude evitar reír por la imagen y correr al baño antes de que se levantara.

Llegamos a la universidad en su automóvil y a diferencia de otras veces, solos nos miraban abriendo paso.

—Disfruta el momento hermanita, es como pasar por la alfombra roja —bromeó.

—Se parece más como si fuéramos de la mafia... —agregué confundida. —¿Por qué todo esto? —cuestioné.

—Actualmente somos la segunda empresa más poderosa del país, nos respetan y temen. Un simple chasquido y sus empresas se derrumbarían, deberías saberlo.

—¿Nuestro padre invirtió tanto?

—Sabes la respuesta. —sonrió.

—Entiendo. —sonreí con cierta malicia llegando al salón.

Lo primero que noté fue a mi compañero de asiento y fui en su dirección.

—Buenos días. —saludé, pero fui ignorada —Me dejas en visto de nuevo —hice una mueca

—No quiero que haya rumores. —me miró —Incluso deberíamos ir a universidades diferentes.

—No es cierto. —sonreí sin creerlo. —¿Realmente te molestó lo que dije?

—No. —volvió a su postura 

—Vamos Tom, o pensaré otra cosa —susurré lo último y volvió a mirarme.

—¿Que cosa? —frunció levemente el ceño.

—Quizá no sea tan fea y poco femenina como dices —acomodé mi cabello en un acto que salió coqueta sin intención.

—Eso si es una locura. —sonrió.

—Idiota. —me ofendí.

Saldríamos dos horas antes si no fuera que tuviesen un partido, y estaba esperando en el campus cuando Yessica se acercó corriendo.

—Cuñada —mencionó con una sonrisa y me horrorizé.

—Esa sola palabra daña mis oídos. —me los cubrí con las manos.

—Vamos a las gradas. —me haló sin que pudiera hacer nada.

—Ya. —nos sentamos

Yessica gritaba como loca cada vez que Daniel simplemente rodaba el balón y mucho más cuando anotó. Era la única que hacía alboroto y me cubrí el rostro con un poco de vergüenza.

—Sientate. —la halé para que lo hiciera.

—Lo siento. —rió con los ojos brillantes, característico de una enamorada y negué. —Sam, ¿Aún te gusta Thomas? —preguntó por lo bajo y la miré de reojo.

—Claro que no —respondí con tranquilidad.

—Entonces es irónico. —me miró.

—¿Por qué?

—Porque creo que a él si... —no sabía cómo tomarlo y fruncí el ceño hasta que abrí los ojos  por la sorpresa.

—¿Por qué dices eso?

—No lo sé, lo he visto mirándote cuando estas distraída. Y no te mira igual que antes. —sonrió como si eso fuera una gran noticia.

—Estas loca. —resoplé fijando la mirada en el partido.

CICATRICES [FINALIZADA ✓]   |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora