—No me jodas Anya, eso ya es tener mala suerte —Jackson afirmó tras terminar de dar la última pincelada del día a su cuadro.—Con lo gafe que soy, no me sorprende que esto me pase a mí, para serte sincera. Aunque en algo si tengo razón, desde que nació Edvin Thomas White, mi queridísimo príncipe —exclamé con ironía— los padres han decidido llamar así a sus hijos.
No os miento, creo que es posible que el porcentaje de niños llamados Edvin haya crecido en cantidades espantosas en los últimos veintiún años. Y sí, me sé la edad del príncipe, debo recordaros que Carlota está obsesionada.
—Y tú has tenido que besarte con uno de ellos. Estás condenada Anya.
Sonreí a Jackson mientras le enseñé el dedo corazón de la mano derecha. Agarré un pincel para pintar el último tramo de mi cuadro. Tenía temática libre, por lo que decidí dibujar a mi padre. Él ha sido mi fuente de inspiración todos estos años. Por él estoy estudiando bellas artes, quiero parecerme a él (sin contar su barba, no me gustaría parecer un chivo).
El tiempo pasa demasiado despacio cuando estoy en la universidad. Estoy en la carrera de mis sueños, pero me gustaría más estar en la cama teniendo dulces sueños. Perdón, ese chiste ha sido malísimo. A lo que iba. La clase del profesor Zack es un total aburrimiento. Estoy segura al mil por cien que ningún compañero lo escuchamos cuando habla. En muchas ocasiones comienza a hablarnos de su vida, literalmente, nos cuenta su fin de semana aventurero con su mujer, explica el atragantamiento de su hijo con una gominola... Para eso, debería hacerse cómico, no profesor, seguro que triunfaba más en la vida.
—Señorita Pérez, ¿ha escuchado con atención cada palabra que ha salido por mi boca, o simplemente ha estado ignorándome?—alzó una ceja en seña de desaprobación.
—El déficit de atención nunca ha sido un problema para mí, afortunadamente, profesor.
Jackson me dio una patada por debajo de la mesa. Yo no opino que haya sido un comentario descabellado, solo algo sincero. No es mi problema si se lo toma como algo personal.
—¡Jackson! Me has hecho daño joder — susurré.
<3
—Por favor Jacky, dime que tenemos que hacer, o Zack me matará, y si lo hace, me presentaré en tu casa como un poltergeist, te lo juro.
Básicamente Jackson me explicó que después de navidades iríamos a una alfombra roja donde asistirían varias celebridades. Cada uno de nosotros estaremos asignado a una de ellas, y, deberemos pasar un tiempo de aproximadamente seis horas para conocerlas, y realizar un cuadro con las vibras a las que los asociemos. Habrá un jurado profesional que decidirá la pintura que más se ciña a la persona, y a quien pertenezca, ganará un privilegio aún no revelado.
Permitidme darme la alegría de pensar que pueda estar Harry Styles en esa alfombre roja. ¿Os imagináis pasar seis horas con él mientras pintas un cuadro?
<3
Ha pasado mucho tiempo desde que Jackson me dijo lo de la alfombra roja, aunque para vosotros simplemente ha sido una línea. Pero creedme, cuando vayáis a la universidad día sí, día también me entenderéis.
Esta semana nos dan las vacaciones. Prácticamente hoy, porque ya es viernes. Antes de que me preguntéis por las notas, aún no las he visto, estoy esperando a Jacky en una cafetería que nos encanta.
—¿Anya, eres tú?
Esa voz, me suena mucho. Giro mi cuerpo para ver de quien provenía. Después de verlo casi salto tan alto que mi café pudo llegar a desparramarse por toda la mesa.
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Aquel chico llamado perfección.
Romance¿Cabe la posibilidad de enamorarse de un príncipe sin darse cuenta? Tal vez debería de reformular la pregunta. ¿Cabe la posibilidad de no conocer el aspecto del príncipe de tu país? Para Anya esta última pregunta tiene una respuesta clara, "sí, porq...