Ella

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-- ¿La ves? Es ella.

Mel me agarraba del brazo con fuerza mientras señalaba a aquella chica que se situaba siempre a un lado de la puerta de la cafetería.

-- ¿Ella?

-- Sí, siempre se queda ahí, como esperando a alguien. ¿No es extraña?

Una chica que vestía nuestro mismo uniforme, de piel muy blanca, unos ojos verdes muy claros y un cabello marrón muy oscuro, casi negro. ¿Estaría bien? No era la primera vez que nos la encontrábamos ahí. Sin embargo Mel jamás tuvo intenciones en acercarse a conversar con ella.

"No me acerco a bichos raros."

Melany es mi mejor amiga desde hace unos años. Es muy baja de estatura, y parece una cría de diez años. Siempre ha sido muy bonita, su pelo marrón claro por los hombros, unos ojos miel siempre bien abiertos... Todo el tiempo fue una chica de lo más simpática, la conocía bien. Pero desde que entramos al nuevo instituto, comenzó a juntarse con un grupo de chicas las cuales no me caían nada de bien.

Sí, sí. Las típicas niñas presumidas influenciadoras. Comenzaba a actuar como una más de ella, y resultaba inquietante.

Mel es como una hermana pequeña para mí. Y escucharla hacer comentarios de ese tipo era de todo menos agradable.

-- Me parece buena chica.

-- ¿Eh? -- Rodó sus ojos, para empujarme de un tirón dentro de la cafetería.

Simplemente nos sentamos con nuestras ordenes, como casi todas las tardes, de vez en cuando miraba por la ventana del local, por si la joven misteriosa se había ido o no.

-- ¿Sabes de Miguel?

No contesté, miraba por la ventana, distraído.

-- ¡Xavier!

Sacudí mi cabeza para volver de mi mundo.

-- ¿Sabes de tu querido novio Miguel? -- Uso un tono de retintín, mientras con una sonrisa pícara tomó sin permiso la fresa de mi pastel con su tenedor.

-- No es mi novio, más bien, diría que es tu novio. -- Dije con sarcasmo.

-- Más quisiera él. -- Alzó con orgullo, cruzándose de brazos. -- No lo he visto esta semana, no ha ido a clases.

-- Que extraño.

-- Preocúpate de tu novio, anda. -- Volvió a bromear.

Suspiré.

-- No es mi novio, Mel. Solo mi amante.

Si fuese ingenua, hubiese colado, pero solo se rió. Por muy orgullosa que fuese para admitirlo, ya sabía que aquel nuevo chico llamado Miguel, le llamaba la atención. No lo conocía bien, pero...

-- Lo malo es que no se donde vive, iría a visitarlo, pero... -- Terminó su capuccino, para levantarse de golpe, poniendo ambas manos en la mesa, di un pequeño saltito por el ruido del impacto.

-- Podrás verlo cuando vuelva a clases.

-- ¿Y si mientras no le veo una manada de chicas está sobre él? ¡Es horrible que tenga esa carita de ángel!

Tan exagerada como siempre, esbozé una sonrisita.

Parecía que no se había traído dinero, así que esta vez, tendría que pagar yo...

Ya iban tres veces esta semana que invitaba yo. ¡Vaya morro!

Parecía tener prisa, así que rápido salió por la puerta, con la mala fortuna de que la misma chica de antes, la cual insultó llamándole bicho raro se chocó con ella.

-- Lo siento... Lo siento mucho. -- Su voz salió casi inaudible, como si hablar le producirse temor.

-- ¡Ah! ¡Mira por donde vas! -- Mel infló sus mejillas y salió corriendo hacia la calle.

Era Mel. Podía ser muy infantil.

Me quedé mirando a la anónima, por llamarla de alguna manera. Sí que tenía el mismo uniforme que nosotros, debía ir al mismo instinto. Era curioso, porque conozco acaso todo el mundo de allí, y jamás la había visto.

-- Perdónala, es muy frenética, y tenía un poco de prisa. -- Sonreí intentando comenzar una conversación.

Ella no contestó, balbuceo algo y se adelantó para ordenar algo en la barra de la cafetería.

-- Esto... -- La seguí. -- ¿Vienes mucho por aquí? Te he visto varias veces en la entrada...

Tampoco contestó.

-- Creo que tienes el mismo uniforme que yo, así que...

Parecía no querer seguir el hilo de mi conversación.

-- ¿Cómo te llamas?

Me miró por un instante, clavando sus esmeraldas en mí.

-- ¿Por qué lo quieres saber?

Ya no sabía si era timidez, o simplemente es que me quería allí.

-- Porque si vamos al mismo instituto significa que puedo buscarte en las listas del alumnado y... -- Fui a poner una de mis manos en su hombro, pero rápidamente soltó un bajo No me toques y en cuanto tuvo su pedido para llevar, se esfumó como el mismo aire.

-- Chaval, no sabes ligar. -- Una de las camareras bromeó. Pero yo aún intentaba analizar la situación.

Mi teléfono sonó.
Un mensaje.

Me he chocado con ella... ¡Han sido los peores segundos de mi vida! Era Mel.

Creo que deberíamos conocerla mejor. Contesté al poco tiempo.

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⏰ Última actualización: May 16, 2015 ⏰

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Las tontas, las muy tontas y ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora