Un mes después de regresar de Tahití.
Thaile.
Ilhan no ha llorado en toda la noche y lo agradezco profundamente. Me levanto de la cama, donde Marc aún está frente al espejo, arreglándose. Me siento sola en la habitación, la cual ha estado cargada de una tensión palpable últimamente. A pesar de mis esfuerzos por llegar temprano a casa y pasar más tiempo con ellos, parece que mi presencia no ha logrado cambiar mucho. Marc ha estado distante, y eso me ha afectado más de lo que estoy dispuesta a admitir.
No puedo evitar que una oscura sospecha se instale en mi mente, pero mi corazón se resiste a aceptarla. Vivo en una burbuja de felicidad que no quiero ver estallar, maldición.
Me dirijo a la habitación de Ilhan, mi pequeño tesoro. Lo levanto con cuidado en mis brazos y lo colmo de besos, disfrutando de la privacidad que me brinda el momento. La música suave de los colgantes de su cuna llena el ambiente con una melodía relajante, y comienzo a cantarle. No canto tan bien como Joyce, pero mi hijo parece disfrutarlo, su pequeña sonrisa me lo dice todo mientras lo acuesto en el acolchado cambiador para cambiarle el pañal.
El momento de ternura se ve abruptamente interrumpido por la entrada de Marc. Su presencia crea una tensión palpable en el aire. Ni siquiera me dedica un "buenos días"; simplemente toma a Ilhan para cambiarle el pañal y ponerle un conjunto deportivo beige antes de llevárselo consigo. Su indiferencia me duele, pero no tengo tiempo para detenerme en eso.
Regreso a nuestra habitación principal y tomo una ducha rápida. La rutina es casi automática en este punto. Me visto con mi uniforme de pila y coloco mi chaqueta de la Accia, ahora adornada con la insignia de Mayor.
Sí, Mayor. Zhang me sorprendió después del viaje. La directiva no solo me perdonó la traición pasada, sino que me ascendió en reconocimiento por las mujeres que rescaté y por haber atrapado a uno de los miembros principales de la organización que habían estado investigando durante años. Esta ascensión me ha proporcionado un nuevo propósito y una mayor responsabilidad, y aunque me siento orgullosa, no puedo ignorar el vacío que la distancia de Marc ha dejado en mi vida.
Con un último vistazo al reloj, salgo de casa con la esperanza de que el día traiga respuestas, o al menos distracciones, que me permitan seguir adelante mientras trato de entender qué está pasando con Marc y cómo resolver esta creciente distancia entre nosotros.
FLASHBACK
Ajusto las insignias doradas en mi chaqueta formal de concha de vino, alisando cuidadosamente mi uniforme frente al espejo de cuerpo entero. La cola de caballo en la que he atado mi cabello se ve impecable, y me siento lista para la ceremonia que marca un hito en mi carrera.
Marc entra en la habitación, sosteniendo a Ilhan en sus brazos. Se queda pasmado al verme, y una sonrisa pervertida se dibuja en su rostro.
—Chérie —dice con un tono juguetón—, no sé por qué de repente tengo ganas de ser arrestado.
Le quito a Ilhan de los brazos de Marc y lo miro con complicidad.
—Bueno, si te has portado muy mal, tal vez esta noche te arreste y te espose en la cama —le digo, provocando que su sonrisa se ensanche aún más.
—Bueno, Mayor Dubois de Turner —responde con un tono de orgullo que hacía tiempo no escuchaba—, ¿lista para tu ceremonia?
Le asiento y nos preparamos para salir. Blanca y su esposo ya se han adelantado con Roger y Nicolás, así que solo nosotros nos subimos a uno de los blindados.
Al llegar al auditorio del edificio principal de la Accia, encuentro a varios agentes que recibirán sus insignias y relevos junto a sus familias. Es un evento significativo, y me trae recuerdos de la última vez que estuve en una ceremonia similar: mi graduación del curso de programación y tiro al blanco, cuando obtuve el título de agente a los 18 años. Fue antes de que todo se desmoronara y mis chicos se fueran.
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Tras de ti
Mystery / ThrillerElla tiene un objetivo: ir tras él. ¿Pero qué pasa cuando la leona empieza a compadecerse de su presa y comienza a verlo con otros ojos? Él, un político que está a punto de ascender junto a su partido, sin imaginarse que, a ciegas, le ha abierto las...