Mirror

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Paige Torrance siempre fue perfecta. Era hermosa, inteligente y educada. Sin embargo, algo le faltaba. No era feliz.

La presión que sus padres ejercían sobre ella la ahogaba, sumiéndola en un mar de desesperaciones y curiosidad. Curiosidad por lo nuevo, lo del mundo de afuera de la burbuja en que la tenían sus padres, curiosidad por lo malo.

Todo eso se arremolinaba en su mente, creando un océano de cosas terribles, que muy pronto, se desataría.

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Encontrar malas amistades es tan fácil como meter una moneda en una máquina y sacar un producto, todo lo que necesitas es voluntad. Y claro, saber donde encontrarlas.

Voluntad para involucrarte en cosas tan traicioneras como la droga.

Y sólo necesitas un poco de información para encontrarlas.

Pero para Paige no fue suficiente con consumirla. No, se sentía bien poder hacer cosas que sabías que no debías hacer, se sentía bien ser libre. "Libre".

Ella quería llegar al máximo. Quería romper barreras con su nueva amiga. Quería volverse una sola. Sin padres, sin obligaciones y sin restricciones. Sin dependencias.

Distribución.
¿Por qué no?

No era una mala idea distribuir libertad con mas personas encerradas por preocupaciones y obligaciones. Paige tenía que liberarlas de aquel infierno.

Paige se metió en algo del que apenas tenía conocimiento. Con personas que apenas conocía, y lo único que los unía eran sus tardes metiendose droga y la distribución de esta en una casa desolada lejos de la ciudad que apenas se sostenía en pie.

Pero Paige estaba bien.
Se sentía bien.
Se sentía bien sentir algo creciendo en su interior, apoderándose de sus acciones y su cordura.

Sangre, droga y risas. Inundaban sus pensamientos.

Sus padres notaban como su hija decaía, absorbida por la droga, o su "libertad". Pero pensaron que era por el montón de compromisos que llevaba la adolescente de quince años. Por supuesto, ella tenía que tener el mejor promedio en su colegio, ir a la mejor universidad, para después trabajar en la empresa de la familia. Estaba todo planeado.

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Paige mira la pequeña bolsita con polvo blanco adentro. Pero eso no era sólo polvo... Era algo más.

Estaba tan concentrada en la pequeña dosis de libertad que no oyó las sirenas a lo lejos, cantando una melodía de muerte, de restricciones, de un nuevo infierno.

Los agentes irrumpieron en la casa cual terremoto, y esa fue la gota que colmo el vaso. La casa, la cordura y la desesperación cayeron sobre los hombros de Paige.

Literalmente, caía en pedazos. Su vida, su libertad y la maldita casa caían en pedazos.

Lo único que no se rompía era el espejo que quedaba a sus espaldas. Las personas que consumían con ella se quedaron espantados. Viendo como el muro del espejo caía sobre la chica shockeada.

El concreto y los vidrios le fueron incrustados en el cuerpo, la chica sentía como el infierno la devoraba, la sangre brotaba de todos sus orificios e inyectaba sangre en sus ojos que solían ser miel.

Pero Paige seguía viva, seguía sintiendo, escuchando.

-Por favor.- susurra la chica, con su boca llena de sangre. Sus compañeros aúllan del horror, aún esta viva.

-No me dejen... No me dejen morir.

Pero la traición fue demasiada. No sólo el muro y el espejo se la tragaron. También el infierno.

Su cuerpo padeció.
Pero su alma en busca de libertad quedo atrapada. Atrapada en el dolor de la traición. Del olvido.

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Los espejos pueden ser curiosos y siniestros a la vez.

Paige sabía eso mas que nadie. Pero ella ahora no recordaba ni su nombre, sólo conocía una palabra "Mirror".

Aún en el espejo podrías ver a una chica, llorando. Con los huesos saliendo de la carne fresca y rebosante de sangre, los ojos inyectados de rojo y que sólo repite una oración con una voz cargada de odio, rencor y dolor...

"No me dejes morir..."

Tal vez quedes atrapado en el espejo junto a ella, sintiendo toda la desesperación. Inundado en oscuridad.

Pues, esta vez, serás tu el que muera.


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Creepypasta creado exclusivamente por mi. Espero que sea bueno.

Dedicado a : itswes
Espero que te haya gustado Wes. No quería hacer uno típico y pues, nació este c: .

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