Piloto

684 100 121
                                    

A veces odiaba el hecho de que después de tanto tiempo, todavía recordaba como olía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


A veces odiaba el hecho de que después de tanto tiempo, todavía recordaba como olía. Su aroma tan dulce, su cuerpo. Su piel acaramelada, sus ojos miel, su boca deliciosa... Y su lengua.

Era jodidamente insuperable. Sin importar qué tuviera gustos peculiares y diferentes ahora, sin importar que me cruzará con otros que realmente se veían muy bien, algunos incluso mejor que él. Pero sus aromas era una mierda, repugnantes, no tenían su olor. No sabían tan dulces. No eran él.

Nunca serían como él.

- ¿Vas a volver a la cama? -decia esa voz masculina ronca, dios, era insoportable escucharlo hablar cuando mis pensamientos volvían a él.

Pero era un cosita pálida tan refrescante. Tan dócil y obediente.

-No tengo ganas de acurrucarme hoy, cariño -le respondía con una sonrisa de esas que sabía que le gustaban, mientras fumaba cerca del balcón sin salir realmente afuera.

Era una gatito al que solo le faltaba ronronear cuando jugaba con mis incisivos, cerca de los mejores y más sangrientos lugares de su cuerpo. Sabía por mi olfato dónde morder para alimentarme, muchas veces me había sentido tentado de hacerlo en su yugular, pero tenía cierta intimidad que detestaba. Me sofocaba. Pero sus muñecas siempre eran un lugar increíble.

Cuando lo encontré, estaba en el baño de un bar mal oliente, totalmente drogado y perdido. Ya no quería seguir con cualquiera fuera la vida que llevaba. Demasiado deprimido para mi gusto. Pero estaba muy al tanto de la oscuridad que había en este mundo, estaba muy obsesionado con un imbécil que ni siquiera la valoraba como a su juguete más valioso. Y él estaba tan perdidamente enamorado que la lástima me había golpeado justo en la humanidad que ya no tenía.

Nunca había tenido intenciones de hacerlo mi mascota, de hecho, podría decirse que, no lo considero una. Es muy bueno con las computadoras y haciendo todo tipo de trabajo ilegal que me beneficia en demasia. Su cabecita valía oro, lo vale, aunque seguía siendo tan sentimental y algo dependiente como solo los seres humanos pueden llegar a ser.

Fui lo suficientemente claro con él. Me ayudaba a llegar a dónde necesitaba, me ayudaba a abrir algunas cuentas bancarias imposibles de rastrear y me ayudaba a ser una persona diferente cada vez que fuera necesario. Mientras yo me encargaba de mantenerlo a salvo, darle un lugar conmigo. Ser un equipo, nada más. Darle una razón para seguir respirando. Un poco de aventura.

Hasta que una noche, sus ojos cafés tuvieron un efecto interesante sobre mi polla. Él no olía como la mierda, no era la gran cosa tampoco, pero estaba bien. Supongo que se trataba de la confianza desarrollada a través de los meses juntos y por eso no me resultaba repugnante. Sin mencionar que era muy bueno montando mi polla. Un punto extra para él.

- ¿Estás de nuevo pensando en tu dhampir? ¿O en el siguiente movimiento para encontrar a su hermano? -preguntaba la voz dulce sobre la cama.

Cuando giraba, apretando mis dientes y lo veía sonreírme desde la cama, tenía que agradecer al universo y sus progenitores por verse tan bien en las sábanas de seda bordó. Su piel pálida y perfecta, su pelo rubio teñido le quedaba demasiado bien, especialmente luego de haber metido mis dedos entre ellos cuando se encargaba de chupar mi polla con esa boca carnosa de ensueño.

ASHES #3 K. Sj × K. Th [Finalizando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora