𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟷𝟶

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El día de año nuevo pasó tranquilamente. JungKook estaba de turno y SeokJin pasó gran parte del tiempo en su cuarto. TaeHyung estaba terminando de colocar el nuevo televisor que su mamá había comprado en una oferta y aprovechó el tiempo para visitar a Jin.

—Hey. —tocó en la puerta de su viejo cuarto y entró sin esperar a que SeokJin dijera algo. Jin confundido se puso de pie y se metió las manos a los bolsillos. Se sentía cauteloso, nervioso, y estudió el espacio entre TaeHyung y la puerta por si él necesitara salir de allí.

—Hola. —finalmente dijo cuidadosamente, a pesar de que estaba consciente de que TaeHyung no había dicho nada y lo veía con una muy extraña expresión en su cara.

—¿Estas bien? —bueno esa era una indefinida pregunta que nunca había oído.

—Eso parece. —buena respuesta.

—Sabes dónde encontrarme si me necesitas. —movió extensamente su mano. —Ya sabes, para hablar y esas cosas.

—Gracias. —SeokJin realmente no sabía de lo que podría hablar con TaeHyung, pero al menos él no le revisó los brazos a Jin en busca de cicatrices, ni amenazó con enviarlo de regreso a la banca del cementerio.

—Entonces estás bien. —TaeHyung asintió saliendo y cerrando la puerta detrás de él.

SeunGi también lo revisó. Él le dio la usual repuesta; estaba bien, estaba leyendo. De hecho, él estaba escondiéndose, y estaba seguro por la expresión de su rostro que ella lo sabía. Sin embargo, ella no dijo nada, le llevó comida y bebidas en un par de ocasiones y principalmente lo dejó solo.

Realmente él no sabía lo que estaba mal hasta que sus pensamientos giraron hacia su hermana y su padre, entones se aventuró a bajar las escaleras. La casa estaba vacía, lo habían dejado solo. Se dirigió hacia el teléfono, lo levantó, y escucho que daba tono. A ellos no les molestaría que hiciera una llamada. ¿Les molestaría? SeunGi había dicho que se sintiera en su casa cuando entró a dejarle ropa limpia en la cama. Él podía tratar de pagarles. A él le quedaban tres dólares que había dejado en una pequeña pila en la mesa al lado de la cama.

El marcó el número de memoria, no de su casa, pero si el número de su mejor amigo cuando tenía trece, HoSeok. La hermana de HoSeok contestó, pero ella no dijo nada cuando lo identificó, solo le gritó a HoSeok, cerca de ensordecer a Jin en el proceso.

—Hey.HoSeok dijo con una definitiva alegre voz.

—Hey. —SeokJin dijo cautelosamente.

Ellos realmente no se habían visto en cuatro años, desde que Jin salió del sistema escolar, y creía que la conversación podría ser difícil.

—Jjwan, hey. ¿Dónde has estado? Hace mucho tiempo que no hablamos.

A SeokJin se le oprimió el pecho. Era imposiblemente duro oír su apodo, que le trajo a la memoria cuando Jin y HoSeok habían sido los mejores amigos.

—¿Podrías llamarme a este número? —SeokJin no quería presionar su suerte en esa casa, y que HoSeok le llamara era la solución ideal.

—Sí, dame cinco. —HoSeok dijo instantáneamente.

Cuando él colgó, SeokJin dejó el teléfono en su base y esperó pacientemente a que timbrara. Cuando lo hizo, eso era como un sueño, cuando contesto él sabía que se oía que jadeaba. Él empujó hacia atrás el pánico. Ese era HoSeok, por el amor de dios; HoSeok fue la persona con quien habló cuando se dio cuenta que él era gay, HoSeok quien trató de contactarlo cientos de veces cuando lo sacaron de la escuela. Cada vez que había llegado a su puerta se tuvo que retirar. SeokJin lo sabía lo había visto desde la ventana de la escalera. Su papá era una persona muy fuerte y HoSeok solo tenía trece años. ¿Qué oportunidad tenía de entrar a su casa a la fuerza? Especialmente cuando su papá mudo a toda la familia a cincuenta kilómetros de distancia de la ciudad, lejos de toda la influencia que pudiera 'hacer a mi hijo gay'.

𝙲𝙷𝚁𝙸𝚂𝚃𝙼𝙰𝚂 𝙼𝙸𝚁𝙰𝙲𝙻𝙴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora