Parte 1: "El relato de la abeja". Capítulo 1: Inicio. Escena 1.

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Las cosas en la Neo Terra están transcurriendo de forma muy tranquila. Sin embargo, eso no durará para siempre...

No fue hace mucho tiempo que, el Divino General de turno, Moros Theos, dirigió un ataque hacia la Nación de la Oscuridad. Si nos pusiésemos quisquillosos, entonces diría que, aquel ataque, ocurrió en la capital de la "Zona Sur", en la desconocida "Ciudad de Nicte".

Es difícil pensar que la Nación de la Oscuridad no tome cartas en el asunto, siempre lo hacen. Cuando Musa invadió aquel país, ellos hicieron lo propio. Cuando Rasib intentó emboscar a Érebo Daimon, ellos inmediatamente respondieron, y capturaron a Rasib, ejecutándolo poco después.

Pero... Aquella contestación aún no ha llegado.

Sé perfectamente el motivo. Lo descubrí de forma accidental, y desde que lo hice, pensamientos negativos me han invadido continuamente.

-Entonces, así es como sucedió...-Fue en lo primero que pensé al enterarme.

Moros acaba de iniciar un ciclo complicado, y este siempre acaba golpeando de forma negativa a la Nación de la Luz.

Pero esta vez, va mucho más allá.

No me involucra directamente, pero es demasiado importante como para solo ignorarlo.

Yo, la deidad del purgatorio, tendré que tomar mi forma de espectador nuevamente.

Le comunicaré esto a mi compañero, la deidad del paraíso. O, mejor dicho, la luciérnaga.

-Abandonaré este lugar por un tiempo. Supongo que ya conoces el motivo, ¿no es así?

-Claro que lo sé, era de esperarse que te interesaras en esto.

-¿Y tú? ¿Realmente no te interesa?

-Sí, pero no lo suficiente. Siempre te lo he dicho, a mí me interesa mucho más el desenlace que el inicio. Cuando el final llegue, yo estaré ahí.

-Jajaja.

-¿De qué te ríes?

- Disculpa. Antes no me dirigías ni una sola palabra, y me tenías un odio inhumano. Mírate ahora, es como si fuésemos amigos de toda la vida, me hablas con una naturalidad impresionante.

-Bueno, ha pasado bastante tiempo, y las cosas no pueden permanecer de la misma forma siempre.

-Supongo que tienes razón.

-Claro que la tengo.

-Jajaja, está bien. Ahora, ¿puedes decirle que tome mi lugar mientras no estoy?

-Depende. ¿Cuánto tiempo planeas ausentarte?

-No tengo idea de cuanto dure esta situación, pero estoy seguro de que durará más de una década.

-¡¿Estás loco?! ¿Realmente harás que él tome tu posición por todo ese periodo de tiempo?

-Una década es poco, al menos para él.

-Para nosotros también.

-Sí, pero él es mucho más viejo que nosotros. Sabes a lo que me refiero, él nos lo mencionó apenas llegamos, ¿recuerdas?

-Deja de postergar las cosas y vete de una vez.

-Jajaja. Entonces, adiós.

-Adiós, abejita.

Ese estúpido... ¿Cómo osa a llamarme abejita?

Bueno, eso da igual, le he hecho cosas peores en el pasado. Y a pesar de eso, la relación entre nosotros ha mejorado, y es debido a que hemos pasado mucho tiempo juntos, ambos somos deidades, aunque él es la deidad del paraíso, y yo la deidad del purgatorio.

No lo había pensado antes, pero me tendré que dirigir a "esa" ciudad. Ahí es donde está Moros. Un momento... Él no está solo, están Bertram Rite y Behemo Svet en su finca. Ambos chicos están durmiendo, aún es muy temprano.

Supongo que podría ser una oportunidad para observar más de cerca a aquellos dos muchachos. Son bastante interesantes, aunque no es de menos, el máximo título estará en sus manos eventualmente.

Ya que a él no le queda mucho tiempo...

Todo se trata de balance - Acto 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora