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Noah, Prince y Jackson bajaron del auto, el camino fue de lo más silencioso, excepto por las veces que Noah decidía pedirle perdón a su padre con voz bajita y la cabeza gacha de vergüenza.

Prince solo se hacía bolita en el asiento trasero rogando porque el castigo de su padre no fuera muy malo.

Los tres entraron en la casa, donde Sky los esperaba en pijama con una expresión preocupada.

—¡Noah!—exclamó una vez los vio entrar.

—¡papá lo siento!

—¿¡lo sientes!? ¿¡Acaso son conscientes de lo que hicieron!? ¿¡Que hubiera pasado si esto hubiera sido peor!? ¿¡Si les hubiera pasado algo aún más grave!? ¿¡Cómo pretendían que nos enteráramos si les pasaba algo!?

—papá...

—¡no Noah!

Si, Lee como padre era todo corazón, pero también todo preocupación y sabía cuando debía poner orden y pie a su hijo para que no se descarrilara, así que de la misma manera en que era un padre comprensivo y cariñoso con su hijo, también era estricto, protector y sabía cuando no darle la razón a su hijo, ese era uno de esos momentos.

—¡estás castigado hasta nuevo aviso!

—¡pero...!

—¡pero nada! ¡¿Que diablos te pasaba por la cabeza?!

Prince miraba toda la escena muy apenado, sobretodo por cómo Noah mantenía la mirada en el suelo, sabía cómo le dolía lastimar y decepcionar a sus padres, especialmente a Lee, que lo daba todo por el día a día.

—señor, no lo regañe, fue mi culpa, yo le dije que fuéramos a esa fiesta...

—¡eso no es verdad!—exclamó Noah.

Noah sabía que de los dos, al que podría irle peor con sus padres, era a Prince.

—papá lo siento, de verdad, no volverá a pasar.

—claro que no volverá a pasar porque tú no vas a salir de esta casa más que para ir a la escuela y más nada hasta que te levante el castigo.

Noah volvió a mirar el suelo aceptando el castigo merecido.

—bien...—susurró.

Lee suspiró y se fue al baño, después de unos minutos regresó con un pequeño botiquín.

—ven acá Prince, te curaré eso.

Prince se acercó lenta y cautelosamente a el, Jackson también se acercó para quitarle el botiquín a Lee.

—mi amor, ve a dormir, yo curaré a Prince.

Lee suavizó la mirada posando sus ojos en el rubio.

—¿seguro?

—si, anda, tienes que descansar.—acarició su mejilla y dejó un beso en su frente, Lee asintió con una suave sonrisa y subió las escaleras para dirigirse a su cuarto.

Jackson volteó para ver a su hijo y a Prince, ambos lo veían con los mismos ojos llenos de vergüenza.

—papá...

—si, que lo sientes, ya me di cuenta. Prince, siéntate.—señaló el sillón.

—si...

Rápidamente acató las órdenes del rubio, Jackson mojó un pequeño algodón en alcohol y limpió las heridas del chico, quien solo apretaba los ojos con dolor, minutos después, estuvo listo.

Jackson cerró el botiquín y se levantó con un suspiro.

—ya está, váyanse a dormir, buenas noches.

El Príncipe | Gay |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora