Capítulo 16, episodio 2: asalto al Olimpo

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Delante de la puerta principal de la sede de la corporación, Rho, Theta, Delta Gamma, Épsilon, Psi y Omega intentaban abrirse paso entre las hordas de soldados que les atacaban. A pesar de superarles en número, aquellos soldados no eran rivales para siete Guerreros del Olimpo, aunque ellos tampoco ganaban terreno.

—¿Creéis que el presidente Adrian les ha hipnotizado como hizo con Alfa y Beta? —preguntó Delta mientras sus seis drones electrocutaban a un grupo de soldados.

—¿Acaso ha construido una máquina de hipnosis masiva o algo? —Psi le devolvió la pregunta tras tumbar a tres de un solo golpe.

—Si ha hecho algo así, ha caído muy bajo desde que nos fuimos —contestó Épsilon, intentando contestar a las dos preguntas al mismo tiempo. Acababa de atrapar a un grupo de diez soldados en una prisión de roca.

—¡Ya averiguaremos qué es lo que pasa con estos soldados más tarde! —gritó Omega, quien se enfrentaba a un soldado que portaba generadores eléctricos en sus brazos—. ¡Por ahora tenemos que reunirnos con Beta y Pi!

—Omega tiene razón. Si mi hermana y Beta han salido de las salas de vigilancia se habrán encontrado con todos estos soldados —dijo Rho, que se estaba enfrentando a los soldados sin sus armas, solo con artes marciales.

—¿Y tú por qué no usas tus armas? Nos vendrían muy bien en este momento —le preguntó Theta después de hacer chocar a dos soldados voladores entre ellos.

—Prefiero guardar la munición para un caso de emergencia.

—¿No te parece que esto es un caso de emergencia? —le preguntó Gamma tras enterrar a un par de soldados.

—¡No es el momento de discutir cómo derrotar a estos soldados! —les recriminó Delta ates de formar sus drones alrededor de su mano derecha —Formación estrella de seis puntas: doscientos millones de voltios.

La descarga eléctrica de Delta arrasó el campo de batalla, llevándose consigo a más de una veintena de soldados.

—Delta tiene razón. Tenemos que abrir un camino hasta Pi y Beta, tal y como dijo antes Omega —Épsilon continuó el ataque de Delta apoyando su mano en el suelo—. Cañón pétreo.

Con un fuerte sonido, una masa esférica de rocas salió del suelo, arrollando a más soldados antes de chocar contra el edificio de la corporación.

En el interior del edificio un grupo de soldados se había quedado rezagado luchando contra Pi, quien había llegado al vestíbulo cuando estos salían al exterior. La Guerrera del Olimpo había logrado tumbar a más de una veintena de soldados, pero aún quedaban muchos delante de ella.

Usando el mismo ataque que en la sala de vigilancia principal, Pi se estaba ocupando de cada soldados que se le venía encima. En esta ocasión, su bastón estaba rodeado por una energía de color azul y terminaba con la forma de la pica de la baraja francesa, convirtiendo al bastón en una lanza.

«Me hubiera gustado que la Guerra de naipes me hubiera dado el trébol. Una maza hubiera sido más útil aquí. Una pena que el resultado sea aleatorio», pensó Pi después de ensartar los brazos de dos soldados que habían intentado atacarla.

La Guerrera del Olimpo continuó evitando ataques, lanzando punzadas, rompiendo armas y golpeando a cada soldado que tenía al alcance. El mayor problema que tenía eran los soldados voladores, ya que estos preferían atacar seguros desde la distancia. Si lanzaba su bastón como si fuera una jabalina se quedaría indefensa al perderlo y si saltaba, al caer, sería presa del resto de soldados. Pi ya había tenido que usar a algún soldado terrestre como escudo ante la lluvia de balas y de fuego.

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