Helios
Senti mis rodillas caer al suelo, seguidas de el resto de mi cuerpo, salvándose la cabeza, la cual no llego a tocar el suelo. Al levantar la cabeza mis ojos fueron a dar con ella.
Una chica de más de un año mas pequeña que yo, pero una cabeza y media mas bajita, una chica palida, mas blanca de lo normal por aquí, cabello largo y negro, recojido en un trenza de espiga, con dos mechones salidos a ambos lados de la cara, una cara ligeramente pecosa y en la que resaltaban sus grandes ojos de un colo ¿gris azulado?, no sabría describirlos desde tan lejos, pero estoy seguro de que son unos de los ojos mas bonitos que he visto en mi vida.
-¡Arriba, Hel!, ¿O quieres que traiga un cojín y asi estas mas cómodo?- la voz de mi mejor amigo me saco de mis pensamientos.
-La verdad es que no estaría nada mal, asi haces algo útil para variar.- le respondo y me pongo en pie.
Conozaco a deo desde prácticamente mis primros momentos en es este mundo, nuestras madres son amigas de toda la vida y eso a llevado a que tengamos una relación de hermanos.
-Se nota que lo tuyo no es el futbol.
-Me alegra oir eso, porque significa que no me equiboque de deporte.
De pequeño estuve 8 años de mi vida probando diferentes deportes, cuando cuento esto muchos piensas que es porque no se me da bien, pero es al contrario, o al menos eso dice todo el mundo, pero la verdad es que ninguno me llenaba del todo. Hasta que probé el baloncesto, sin duda es el que mejor se me da y con el que mas seguridad tengo a la hora de jugar, ya que es el que mas he practicado en mi vida, 9 años para ser exacto, desde loa 8. Pero es verdad que todavía siento que me falta algo, tal vez debería inventar un depore nuevo.
-Vale se acabo, todos a comer.- grito el entrenador, dando por finalizada la clase de deporte.
Todos dejamos el material que habíamos utilizado durante la clase en la caja o bolsa correspondiente. Yo deje mi balón en la bolsa azul de la entrada al gimnasio.
-¡Hey, Hel!, nos vamos a comer, date prisa o mi hermana se comera todos los postres.
-No hace gracia, sabes Deo?- Amalia, la hermana pequeña de Deo, es dos año menor que nosotros, aun que físicamente podría colar que Deo fuera su padre, porque Amalia es la chica mas bajita que conozco, no solo por eso, también posee una apaienza de niña pequeña, no tiene acne, ni ninguna arruga en la cara y su cuerpo todavía no se a desarrollado.
Rio por lo bajo y le hago señas a mi amigo para ahcerle enterder de que ya voy, mientras los pierdo de vista por el pasillo que se dirige a la cafetería.
Voy rápidamente hacia mi taquilla.
Por el camino me toca esquibar a una cuantas personas hambrientas que corren hacia la cafetería, también saludo con la cabeza y choco el puño con mis amigos, bueno no son mis amigos exactamente, mas bien conocidos agradables, ya que no he hecho mas que entablar una conversación con ellos en algún momento de mis años en el instituto.
Varias personas intentan habalr conmigo, pero no me sobra el tiempo, asi que corto las conversaciones de formas disimuladas, he aprendido a hacerlo con el pasa del tiempo.
Al fin llego a mi taquilla, esta en el piso mas alto, al lado de la clase de artes marciales.
Para cuando llego la gente ya se ha ido a comer, asi que aprobecho y rápido me hecho un poco de desodorante y colonia para disimular el olor que me crea la clase de deporte y cojo mi móvil, el cual guardo en el bolsillo de mi pantalón.
Me dirijo haia la cafetería escaleras abajo, iba mirando mi móvil centrado en las personas que habían visto mi historia de ayer, no es que me interese especialmente, es simple curiosidad, cuando noto a una persona chocándose de frente con migo, demasiado cerca como para poder hacer algo me quedo de pie mientras veo como una chica se cae de culo contra el suelo por el impulso de mi cuerpo. Yo solo me tambaleo ligeramente por el golpe.
-¡Au!- masculla al caer al suelo.
Es la chica de antes, al parecer también iba mirando el móvil.
-Perdon, perdón.
Le tiendo mi mano apara ayudarla a ponerse de pie y tras unos segundos de duda y aturdimiento la coje. Le ayudo a levantarse y me acacho par coger su móvil, ella hace lo mismo y antes de qe una pueda llegar a alcanzarlo, nuestras cabezas se cochan creando un sonido hueco.
-Auch- me quejo y ella se limita hacer un gruñido.
No a sido un golpe muy fuerte, pero suficiente como para que los dos nos llevemos la mano a la cabeza para intentar disipar el solor. Nos miramos, y creo que en ese momento en el que nuestros ojos se vieron, los dos procesamos la situación, porque en su cara asomo una sonrisa y la verdad es que la situación si que era graciosa.
Empece a reírme, cada vez mas fuerte y ella me acompaño, transformando su leve sonrisa en carcajadas.
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Eclipse
RomanceQue pasaria si una leyenda milenaria se adaptara a un par de jovnes de la actualidad? Pues la verdad no lo se , pero esto es lo que pasaria si me tocara escribirla a mi . 2 jovenes de la ciudad de Atenas con un destino un tanto desagradable e indese...