la foto es del protagonista de steph.
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Capítulo 7. Cartas malditas y síndromes de Megan.
-Te digo que deberías llevarla tu -Megan seguía insistiendo, yo me volví a negar - ¡es tu maldita carta! ¡Tú maldita responsabilidad! ¡Tú mal...!
-Sí, dejar de maldecir, maldición -le grite, ella se calló un poco exasperada y me dejo la carta para irse hablar con algún chico.
Desde que había arrimado esta mañana a mi casa me había dicho que yo debía ser quien le entregara la carta a mi profesor, pero... maldición, o diablos ¡Megan es una estúpida con maldiciones que se me pegan y ahora solo estoy maldiciendo! ¡Ahora estoy exclamando como loca y maldiciendo! ¡Megan eres una estúpida!
Cuando por fin deje mi pelea mental sobre mi amiga, me fije en el papelito bien doblado y sin una arruga en mi mano, ese papelito que ayer nos había causado tantos problemas. ¿Cómo se lo daría?
¿Cómo no se me ocurro otra idea? ¿Por qué Megan tenía que poner apuestas como estas? ¿Por qué no podía simplemente dejar de preguntar estupideces?
Bien, volviendo a la estúpida carta que ya me caía mal, no solo por los problemitas que nos trajo, sino que por el pensar que en unas horas estaría en manos de John, sintiendo su suave piel y estando en su cas... ¡de nuevo los celos!
Sacudí mi cabeza, debía de controlarme, luego hablaría con un profesional si los celos hacia los objetos eran normales, por ahora, debía sobrevivir otro día mas, entregarle la carta a John y evitar a Steph que ahora mismo se acercaba... ¡Steph!
¿Qué hace Steph con la carta? ¿Cuándo llego tan rápido a mi lado? ¿Cuándo cogió la estúpida carta?... mierda.
- ¿Qué haces? -le increpe, él solo tenía la carta en sus manos como si fuera para él-devuélveme eso.
- ¿es para mí?
-no es para ti... pásamela -dije muy seriamente, Steph solo sonreía como todo un imbécil retrasado con problemas de entendimiento... imbécil.
-Volvamos -se acercó a hacerme un puchero, oh no, la táctica del bebe.
La táctica del bebe, consistía en achicar los ojos y hacer pucheros, se veía tan provocativo con sus ojos azules medio escondidos entre las rendijas de sus pestañas y sus labios gruesos... ¡como lo odio! ¿Cómo podía hacerme querer besarlo cuando hacia horas le arrebate la jarra de agua a mi profesor por celos? ¿Estaba convirtiéndome en esas mujeres que se colaban por dos chicos al mismo tiempo?... ¡no, eso es el síndrome Megan! ¿Cuál es ese? Pues el síndrome de la perra en selo.
Porque aunque Megan fuera mi amiga, podía admitir lo zorra que era, ella también lo hacía, así que... ¿para qué mentirnos?
Y ahora, el síndrome de Megan era contagioso.
-No Steph, no quiero hablar ahora -dije intentando levantar de nuevos mis defensas anti-Steph.
-Quiero volver contigo -volvió a susurrar, lo aleje ya que estaba muy cerca de mí y aproveche para tomar la carta en mis manos.
-Eres un imbécil Steph -comencé a enojarme, ¿Cómo pretendía que lo perdonara cuando ni se esforzaba en hacerlo? -si quieres volver conmigo, tendrás que arrodillarte y comer barro y lombrices... mejor, el día que te tragues una mierda, hablamos.
Y así me aleje, dejándolo en mi taquilla tan sorprendido como yo.
Los horarios hoy habían sido cambiados, por lo que tenía que ir a la cuarta hora a matemáticas y a la sexta a gimnasia, ya que el profesor tenía una reunión y debía salir temprano.
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Imposible quererte, profesor I ©
RomanceY cuando nos miramos, algo en mí se prendió, sus ojos, estaban llenos de un oscuro deseo que pronto termino por asustarme. Era mi profesor y yo lo acababa de besar, era mi profesor, y tal vez las cosas hayan cambiado, porque esto, lo que habíamos se...