8. La única oportunidad

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Olivia

Bueno, el dolor del brazo era lo de menos, ¿no? Tenía que escapar de allí. No dejaba de repetirse a sí misma que iba a llegar al portón principal y esperaría a Amy, para contarle la verdad e irse con ella, pero las cosas se ponían difíciles. Al saltar por la ventana de su habitación, que estaba en el segundo piso, se deslizó por el techo de la barandilla y cayó al suelo.

Se había cortado por los vidrios de la ventana, la cual rompió con un secador que había allí, seguramente era de Jessie, dudaba que Jenny fuese a importarse por su aspecto en algún momento.

Estaba detrás de la casa, o eso suponía, el terreno era muy grande y se perdía fácilmente. Sabía que pronto se darían cuenta e irían a por ella.

Podría ir al gimnasio viejo, pero seguro la buscarían por allí, e ir al portón principal estaba complicado.

Jaiden

-¿Y los niños que hacen aquí?- preguntó.

-Ellos nos ayudarán, Jaiden, no vamos a discutir por eso también- espetó Alder.

Era cierto, a fin de cuentas, Olivia podría estar cerca de la salida o incluso ya fuera.

Los niños sonrieron, felices por participar de algo tan entusiasmante y se cruzaron de brazos casi al mismo tiempo.

-Bien, cuéntanos tu idea.

Alder se sentó en uno de los sofás tranquilamente, como si nada estuviese pasando.

-Para empezar, estos chiquillos serán de ayuda. Estarán en el portón principal y se harán invisibles, si la chica va hacia allá, no los verá y pensará que está libre de nosotros- sacudió la cabeza-. Ustedes harán algo diferente.

-¿Crees que ellos podrán encargarse de que ella no salte el portón? Porque puede hacerlo perfectamente- murmuró Jessie.

-Pero no estarán solos. Jessie, tú estarás detrás de la casa por si ella se esconde cerca o cruza por allí, si tienes que detenerla, hazlo.

-No. No va a usar su energía contra Olivia.

Amy, quien estaba confundida en el sofá, se sobresaltó al escuchar ese nombre.

-Es una larga historia- dijo Jason mientras le guiñaba un ojo, no parecía importarle nada.

-Ya sé que quieres protegerla, Jaiden, pero no le pasará nada. Si tiene que detenerla, lo hará, estará inconsciente unos pocos minutos, no es para tanto- Alder puso los ojos en blanco.

-¿Inconsciente?- repitió Amy, cada vez más asustada, mientras que Jenny le ponía una cara repugnante.

-¿Y de ella? ¿Quién se encargará?- preguntó la cocinera.

-Tú te quedarás con ella aquí dentro, no puede salir.

A pesar de que respló, Jenny terminó asintiendo y poniendo los ojos en blanco.

-¿Yo qué haré?- preguntó Jason.

-Tú te quedarás junto al gimnasio, toma esto- Alder le lanzó un cristal-. Úsalo. Quizás estés escondida allí.

-Puede estar en el bosque- sugirió Jaiden.

-Lo sé, y por ahí buscarás tú. No sé porqué me tomo tantas molestias con la chica esa pero si tú ves algo raro en ella, supongo que es importante que esté aquí.

Jaiden asintió.

-¿Y tú qué harás?- preguntó Jason a Alder.

-Tengo que recibir a alguien, no se preocupen, les daré quince minutos de margen y si no la encuentran, déjenlo.

El Legado Del Lobo (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora