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Satoru estaba realmente preocupado, no sabía que regalarle a su novia. Bueno, en realidad si: Dulces, algo que tuviera altos niveles de azúcar, pero ¿Que?
Alguna vez creyó escuchar la comida favorita de Hinata, pero no recordaba cual era. Demonios, ¿Ahora que haría? Ya estaba en una tienda de dulces...
— Disculpe ¿Le puedo ayudar en algo?
El hombre se asusto algo grado de casi gritar, pero se contuvo a un salto para ver a la chica, empleada de ese mismo lugar. Tenía los nervios de punta, era normal que actuara de esa manera, si lo habían sacado de su burbuja.
— Perdon, yo... -Se quiso disculpar la chica al ver su reacción, sin embargo, el albino la interrumpió-
— No, no se preocupe. Estoy buscando algún tipo de dulce... Pero... -Satoru se puso a reflexionar sobre algún indicio para el dulce adecuado- Ah... ¿Caliente...?
El hombre albino dijo, guiándose en que había postres fríos y calientes (Aunque no sabía si en las golosinas dulces era lo mismo)
La chica se puso a pensar en algo que pudiera coincidir con lo que quería el hombre, así que se puso a hacer un rápido repertorio mental de los distintos dulces en existencia, hasta que se le ocurrió algo, esperando no estár mal.
— Si, venga. -Dijo una sonrisa la muchacha-
Satoru fue tras la señorita, hasta ir a parar a un pequeño mostrador.
— Mire, podrian ser panques... -La joven dio una pequeña lista, hasta que dijo uno en específico que hizo reacciónar al oji azul- Rollos de canela-
— ¡ESOS, ESOS SEÑORITA!
Ahora había sido la joven la víctima del susto, aunque, ella si emitió un pequeño grito antes el tono de voz tan alto de su contrario.
— Ah, discúlpeme por favor... Es decir... ¿Podría darme una caja de esos?
— Si, si señor, no se preocupe...
La joven aún estaba un poco alterada, aunque con todo gusto tomó el pedido del albino.
Ese día, Satoru tuvo muy en claro que Hinata amaba más a los rollos de canela que a el.
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