- ¡Lo hicimos! -grité en medio del bar.
- Tres "hip hip hurra" por nosotras -dijo una de mis amigas. Mt. Lady, ese había decidido que sería su nombre de heroína. Teníamos que cuidar que no se sobrepasase, cuando bebe... tiende a hacerse grande, y ese era nuestro garito favorito.
- ¡Empiezo yo...! -siguió la otra. Bubble girl, la más pequeña de las tres, y la más empollona.
Intentó gritar por nosotras pero no pudo, su voz no era nada en comparación a los vítores del bar. Desde el comienzo de la noche habíamos llamado la atención del resto de bebedores, y ahora festejaban por nosotras y junto a nosotras.
No era para menos, a las patrullas ciudadanas se unían tres heroínas más, aunque, bueno... aún no teníamos ni agencia, ni contrato, ni nada... Pero eso daba igual, teníamos nuestros títulos en mano y el carnet oficial, con eso nos bastaba para formar una fiesta.
- ¡Ya era hora de conseguir chicos guapos! -soltó la rubia.
- ¿¡Mount lady!? -solté sorprendida.
Ah, sí, lo olvidaba, las tres habíamos prometido llamarnos a partir de ahora por nuestro nombre de heroína. Aunque en ocasiones suene raro.
- ¿Qué? Cómo si no lo hubieras pensado ya, con la cantidad de héroes guapos que han de haber por ahí. ¿Has visto las noticias? -empezó a caérsele la baba.
- Ya, ya lo pillo, ya -me reí. Aunque si soy sincera desde pequeña siempre me había fijado en alguien... no por algo fui la que más rechazó chicos y chicas de mis amigas, nadie era... esa persona.
«En resumen, estás hot, no borracha, pero sí hot», pensé, pero era demasiado ácido para decirlo en alto.
- ¡¿Dónde están los chicos guapos?! -se levantó de su asiento la rubia en busca de guerra.
Yo la tomé del brazo y la senté brusca.
- Hoy no, dijimos que sería nuestro día -le reprendí.
- Vaaaaale -dijo comiéndose la aceituna de su cóctel.
- Pues... Yo, resulta qué... -habló Bubble.
- Suéltalo ya.
- Me han llamado de una agencia. Empiezo la siguiente semana.
- Bubble Girl, eso es genial, ¿quién es?, ¿dónde está? -no cabía en mí de la emoción.
- ¿Está bueno? -dijo Mt. Lady.
- Es la agencia de Sir Nighteye.
- ¿El que lee el futuro? Pfff. Ya te respondo yo, no, no está bueno.
Apreté mis cejas hacia abajo para decirle a Lady que echara el freno.
- Me alegro, ¿cómo lo has conseguido? Me han dicho que es bastante complicado entrar -la animé.
- Algún trabajito... Bajo la mesa, eh.
- No, no, no - la peli azul negó con la cabeza, tanto que creo que se mareó -. No conseguí hacerle reír, pero me torturó con unas plumas y le caí simpática.
- Ah... ¡¿Eh?! -saltamos a la vez tanto Lady cómo yo.
Era corto de explicar, pero extraño, en cualquier caso, felicitamos a nuestra amiga.
- Pues yo me lo montaré por mi cuenta, ¿y tú, Yaoko? ¡Voodoo!, perdón, la manía de llamarte así en clases.
- Yo, pues.. he puesto currículums, estoy a la espera... ¡En cualquier caso, otra ronda por aquí!
Desde ese momento la noche se tornó algo difusa. Las rondas de cervezas y licores no pararon, nosotras tampoco hacíamos nada por frenarlo. Pero daba igual, nos lo merecíamos, ya éramos adultas, responsables con mucha carrera por delante.
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Volver || Dabi x OC ||
أدب الهواة¿Qué hay de malo reencontrarse con un amigo de la infancia? Todo debería ser color de rosa, pero más bien esta historia toma tintes azules y grises. Muchas emociones, peleas y lágrimas. Pero también puede ser una oportunidad. ¡Sigue leyendo, te gust...