parte única

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Título de The Great War por Taylor Swift aunque la verdad la canción no está muy conectada con todo lo que escribí. Escrito conectado a mi otro trabajo Messi/Ronaldo, pero también se mantiene como una pieza en solitario, no tienes que leer la otra para entender esta, pero en mi cabeza son del mismo universo.

Menciones de relaciones abiertas básicamente, porque la idea de Georgina y Antonella siendo parte de todo este asunto me parece mas interesante que simplemente pensar que no existen, aunque no son parte de la relación directamente.

Un beso a Raquel que leyó esto antes de nadie y me ayudó a hacer un diálogo en castellano argentino que no me diera cringe ni asco lol.

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Cristiano recibe cinco llamadas en menos de una hora.

La primera, llega casi a los quince minutos que todo ha pasado. Tan pronto que Cristiano no sabe ni cómo reaccionar, que solo llega y él está tan shock que no logra atender antes de que se corte otra vez.

La segunda, llega diez minutos después de esa. Y se corta demasiado rápido. Cristiano luego lo ve en la pantalla, recibiendo el premio de jugador estrella.

La tercera, llega poco después de esa. Y dura mucho tiempo esperando por ser contestada. Georgina le mira de reojo en la gran habitación, probablemente consternada de por qué Cristiano no hace nada por contestar. La llamada cae a buzón después de unos treinta segundos.

Las otras dos, vienen seguidas, como tres horas después. Por FaceTime y WhatsApp, videollamadas que buscan por ser contestadas con desesperación pero que nadie recibe. Que nadie contesta. Cristiano está acostando a los niños en la cama y el celular vibra con fuerza sobre la mesa de noche.

Y entonces, llega la sexta.

La sexta llega cuando está en el gimnasio, ejercitándose como un loco. Como si nunca en la vida lo ha hecho. Como si ha pasado por una mala racha y desea hacer todo el trabajo que no ha hecho en un sentón. En un solo momento. Como si importara a este punto.

Deja de levantar pesar para contestar e ignora como sus brazos tiemblan un poco.

Sim?

— ¡Por fin contestas! Imposible ponerse en contacto con vos.

Y esa voz debería ser menos reconfortante de lo que es. Debería sentirse como un trueno contra su mente o el repiqueteo constante de un martillo contra la pared. Pero no. Cristiano lo siente como agua bendita bajando por su sien. Como un beso en la mejilla. Como todo lo que Leo es.

Leo. Leo, capitán. Leo, campeón. Leo, que está ebrio y arrastra las palabras y está acostado en una habitación oscura sin nadie cerca. Antonella con los niños luchando porque duerman por fin después de un día de jugar con botellas de plástico al fútbol y de cantar el himno argentino entre lágrimas.

—Estaba ocupado. —Miente Cristiano, porque que más le puede decir. No le va a decir que lo ama. Que lo odia. Que está victoria es toda su suya y que se la merece. Que esta victoria le pertenecía a él. No dirá nada de eso. Pero puede mentir— ¿Qué haces llamándome en vez de celebrar?

—–No, olvídate, ya celebré de más. Kun y el Dibu están en la pieza cantando y yo no doy ni para una más. Los nenes andan que no pueden ni cepillarse de la alegría. Antonella no siente los pies. Una locura, Cris, no te lo puedo explicar.

—No es necesario que lo hagas. —Cristiano dice. No lo podría entender, quiere agregar. Pero no lo hace.

— ¿Vos estás bien?

(there's not) morning gloryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora