Baby On The Walk || Izubaku

03.

— Estoy embarazado.

Los nervios de su pareja eran palpables; se percibían en sus manos temblorosas, en como mordía su labio inferior, y como su mirada evitaba la suya.

Un hijo no era un tema que se debía tomar a la ligera, ya que debían tomarse varios factores en cuenta antes de decidir tener uno. Y, sinceramente, ellos jamás habían planeado aquello. Por ello la angustia de Katsuki.

Izuku mucho menos era una persona tranquila, en su cabeza estaba corriendo en círculos, aún así, se esforzó por dar una pequeña sonrisa, y acariciar el cabello de su novio quien seguía en su regazo.

— Bien... —, habló, provocando que el cuerpo arriba suyo se tensara — Primero, quiero preguntarte algo.

Kacchan solo asintió; se sentía extraño, era insual ver al rubio con una actitud tan dócil.

— ¿Quieres tenerlo? —, aligeró su voz, aún sin detener sus caricias en el cabello del contario.

Aunque era una idea que detestara, su pareja sería quien sufriría durante los meses de gestación; debido a que tendría que soportar los constantes síntomas del embarazo, y ni hablar del parto. Por ello, Katsuki era quien tendría que tomar la decisión.

No lo malinterpreten, pese a no haber conversado del tema, él ansiaba un hijo; la simple idea de ver el crecimiento de un niño le enternecía, más si se trataba de una creación del fruto de su amor.

Sin embargo, el bienestar del amor de su vida era primordial, siempre sería así. Así que, pese a la decisión que tomara, Izuku seguiría a su lado.

— N-no lo sé... —, pronunció el más bajo inseguro.

El peliverde sonrió, besó la frente de su amado en un intento para transmitirle confianza.
— ¿Por qué no lo piensas? —, propuso — Y no te preocupes por mí, yo estaré de acuerdo con lo que tú sea que quieras hacer, así que no te presiones, tómate tu tiempo, cariño —, terminó dejando un beso dulce y lento en esos carnosos labios; deleitándose con la suavidad de aquel momento.

Katsuki sintió un nudo formarse en su garganta, sus ojos se cristalizaron por contener las lágrimas que amenazaban con salir. Por supuesto que Midoriya diría algo como eso, no por nada era su pareja. Era tan comprensivo que a veces se cuestionaba el por qué salía con alguien con un carácter tan difícil como lo tenía él.

En esta ocasión se dejó mimar por las caricias del otro. Ya pensaría después en el tema de su embarazo.