𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟻

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Su cabeza le torturaba con el dolor que sentía. Era como si estuvieras escuchando a la personas más irritante qué conoces o a ese famosa resaca después de una fiesta.

Abrió lentamente sus ojos viendo el techo de su habitación con una luz roja tenue, dirigió su mirada hacia sus muñecas viendo como estas  ya no estaban esposadas a su cama, al igual que sus tobillos.

Soltó un suspiro volviendo a cerrar sus ojos.

¿Qué mierda había pasado?

Su garganta le dolía como un demonio o incluso más, le recordó a su primera vez probando el picante. Definitivamente no extraña esa maldita sensación.

Aunque suene raro se sentía como si su cama fuera de agua, cada vez se un día más.
Como si estuviera en mar tranquilo y la corriente lo llevara a algún lugar desconocido, como si estuviera en los brazos de su madre sabiendo que ella lo protegerá.

Su madre... ¿Cuánto había pasado?

Sintió la parte baja de sus ojos mojada. Sus ojos estaban lagrimeando. ¿Porqué se sentía normal, sereno, como si nada hubiera pasado?

Entreabrió sus ojos dejando salir sus lagrimas. Se dio un cuarto de vuelta mirando hacia su puerta.

Suponía qué los enfermeros o algunas personas lo habían traído a su habitación. Aunque no le importaba por ahora saber.

Decidió levantarse de su cama de manera tranquila y lenta. Primero se sentó sobre esta, observó a su alrededor entrando en trance con absolutamente nada en su mente, solo se quedo viendo a un lugar en especifico.
Con cansancio se levantó por completo empezando a caminar hacia el baño.

Su mente estaba echa un lio, dentro de si se sentía enfurecido y violento. Tenia unas ganas incesante de apuñalar a algunos de esos malditos científicos o doctores. 

Abrió la puerta del baño viéndose de frente en el espejo. Movió su cabeza a un lado confundido, tenia dos malditos cuernos en el centro de su cabeza. ¿De ahí provenía su dolor de cabeza? Sin previo aviso su respiración se empezó a acelerar.

Se supone que debería gritar o algo así, ¿Por qué no lo hace?
Dentro de el tenia demasiado miedo hacia el, se sentía como un estúpido monstruo con esos cuernos. Claro sumando sus cicatrices de esos tontos entrenamientos.

Miles de preguntas le invadan en su cabeza, ¿Cómo paso esto?, ¿Cuándo paso?, ¿Porqué el?.

Pequeñas lagrimas empezaron a caer sobre sus mejillas para terminar sobre el lavado, desvío la mirada.
Odiaba ver como esas estúpidas lagrimas salían sin su permiso.

Solo tenia el maldito pensamiento de salir de ahí e ir a los brazos de su madre suplicando que lo saque de este infierno.

Pero eso nunca pasara, su madre ya no esta en la faz de la tierra. Su condena por los pecados que ha hecho es vivir en este lugar de porquería.

¿Cuáles pecados puede cometer un niño de su edad?

Los entrenamientos desde hace años ya no eran solo de cuerpo a cuerpo, ahora también le hacían entrenar con su "don", aunque si fuera por ellos le entrenarían hasta que se desmaye

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Los entrenamientos desde hace años ya no eran solo de cuerpo a cuerpo, ahora también le hacían entrenar con su "don", aunque si fuera por ellos le entrenarían
hasta que se desmaye.

Se sentía como un robot con toda su rutina, la cual se repita los 7 días de la semana, durante las 24 horas del día, su rutina fue hecha ora que todo encajar perfectamente; para que entrenará su cuerpo, mente y don.

Poco después le ponían misiones pequeñas dentro de la zona, ósea, traían gente para que practicará su don en ellos.
Aunque siempre fue de esas personas que para mucho son una basura, villanos, asesinos, violadores, maltratadores, etc.

Por lo que había podido ver, podía "absorber" la energía de las personas, aunque no podía absorber los dones —una desgracia para el mayor—.

Ahora mismo se encontraba en una de esas situaciones, el hombre de unos 40 años con un poco de sobrepeso estaba amarrado a la silla y como era costumbre, gritando por su vida y llorando a mares.

-¡Prometo por mi vida qué no lo volveré a hacer!-

-Eso dicen todos-dijo con tomo fio mirando directamente al señor.

-¡Pe-Pero yo lo digo enserio, lo juro!- como le estresada escuchar los lloriqueos de esas personas.

Suspiro acercándose a paso un poco lento.
Al estar atrás de él puso una mano sobre un de los hombros del viejo haciendo qué lo mirara.

-Y yo juro que no le dolerá- agarro la cabeza del viejo haciendo qué sus ojos desprenda un color azul con algunos toques negros  junto sus manos absorbiendo su energía.
En poco tiempo el hombre quedo pálido, ahora parecía un esqueleto.

Al acabar quitaba sus manos sintiéndose como si hubiera consumido mucho dulce, en incluso sentía feliz. Siempre pensaba que era un niño loco, quiero decir, ¿Cómo puede estar enfrente de un cadáver? Tomando en cuenta que el cuerpo se veía casi transparente y sus ojos estaban lo mas abiertos posibles.

-Felicidades, te darán tus queridos dulces- era una simple palabra por la cual había hasta matado, torturado gente. ¿Porque? Simple, para su vista eran unas "pastillas" que les daba una tranquilidad inmensa, tanto que la primera vez que le dieron esos dulces, durmió fácilmente todo un día.

Sin decir nada, camino hacia la puerta, la persona espero a que saliera y cerro la puerta detrás de el. Camino directamente a su habitación, para este punto ya no necesitaba tener un "guía", podía apostar que conocía perfectamente el camino, incluso con los ojos cerrados.

-Hoy tendrás una sorpresa- miro por encima de su hombro al adulto que caminaba detrás de el, alzo una ceja esperando que el mayor hablara más -Es muy probable que te digan más al llegar- ante las ultimas palabras camino un poco mas rápido, no podía negar que le causaba curiosidad. Una parte muy profunda de el aun quería jugar, como lo harían los niños de su edad ¿no?

Al llegar a la habitación vio de primeras al señor que se encargaba de todo este lugar. El menor disminuyo su velocidad quedando enfrente del adulto, aunque no lo miraba a los ojos y tenia la cabeza un poco agachada (era una costumbre para demostrar respeto, solo a las personas importantes del sitio).

-¿Ya le dijiste?- dijo de manera hostil, aunque no podía ver con claridad (seguía teniendo su cabeza agachada), suponía que los dos adultos se miraban entre ellos, y a el.

-Le di una pequeña idea-

El que estaba enfrente a el hizo un sonido de afirmación, su mirada se fijo en el menor sin algún interés -Tendrás a un compañero- frunció su ceño, pensaba que no podía tener ningún tipo de contacto con alguien que no sea un adulto -Mañana por la mañana lo conocerás- sintió su mano sobre su pelo -será mejor que se lleven bien-

Sintió un escalofrió al sentir su mano sobre su hombro -Tus dulces- desvió su mirada hacia la pequeña bolsa que le daban.

Tomo la bolsa y dio una leve reverencia, camino hacia la puerta abierta de su habitación, y sin decir nada entro y dio un pequeño salto al escuchar el fuerte sonido de la puerta siendo cerrada.

Se dio una ducha rápido y se cambio para dormir, se acostó en su cama y en pocos segundos las luces se apagaron automático. Dio un respiro y se acomodo en posición fetal en la cama, cerro los ojos y en poco segundos quedo dormido.

Ojala la su compañero sea buena persona...

𝙇𝙞𝙩𝙩𝙡𝙚 𝙖𝙨𝙨𝙖𝙨𝙨𝙞𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora