𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 VIII

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—¿Hola? ¿Me escuch… ¡Ah, ya despertaste! Un gusto, me llamo Douma —y de inmediato, Izuku nota los coloridos ojos de este último, que lo delataban como la segunda luna superior— ¿Va a seguir recostado sobre el suelo? Deme su mano, yo lo ayudo.

—Gracias. Veo que este lugar no cambio mucho desde que me fui —dijo el pecoso al levantarse con la ayuda del rubio.

—¿Conoces en dónde estamos? ¡Eso es bueno! Porque lo último que yo me acuerdo antes de venir es que estaba jugando con akaza-dono a las atrapadas en la fortaleza y cuando lo atrapé, él me lanzó muy lejos, entonces comencé a caer hasta que termine en este lugar.

—Ya veo… —dijo rascándose la nuca— Es parecido a lo que le ocurrió a Hantengu.

—Ahh y, ¿en dónde estamos? —dice el demonio con cierta curiosidad en sus juguetonas palabras.

—En mi subconsciente, o al menos así lo llamo yo. Sé que es todo oscuro y que el suelo está lleno de agua, pero estando aquí puedo hacer muchas cosas con solo pensarlas, pero cuesta mucho y si estoy aquí significa que… Oh no.

Al verlo preocupado, Douma ladearía la cabeza.
—¿Le sucede algo Izuku-sama?

Izuku lo vería a los ojos.
—¡Gyutaro! —dijo preocupado— ¡Gyutaro está en problemas!

Douma parpadea confundido.
—¿Gyutaro? —repite levantando las cejas— Él es fuerte, estará bien…

—¡No! —interrumpe, preocupado— Los monstruos malos nos rodearon, se supone que yo tendría que haber invocado a alguien para ayudarnos.

—¿Ehh? —resopla confundido, entendiendo poco y nada lo que le decía el pequeño— ¿Y lo hiciste? Por cierto, ¿qué tienes que hacer para estar aquí en tu subconsciente?

Izuku baja la cabeza.
—No lo sé —dice triste— Lo más probable es que no.

—¿Y para estar aquí en tu subconsciente? —dice llamando su atención, y al hacerlo, Izuku levanta la cabeza— ¿También fue idea suya de que ambos estuviéramos aquí?

Izuku desvía la mirada.
—Nop —soltó— No conozco nada de mi quirk casi, así que no lo sé, pero papi dijo que puede ser por el desgaste que causa el uso de mi peculiaridad, ya que no la tengo entrenada —dijo conectando miradas nuevamente— Pero eso no tiene sentido, ya que no pude invocar ayuda para Gyutaro —dijo decaído.

—Se nota que no quieres estar aquí —diría el demonio agachándose a su altura— ¿No has probado con despertar? Creo que sería una buena opción.

—Pero no sé despertar sin Nakime, ella fue la que me ayudó la última vez.

—Así nunca aprenderás. Los humanos siempre aprenden a través de sus errores. Inténtalo sin ella, que yo te ayudaré a intentarlo.

—Pero Gyutaro…

—¡Estará bien! —interrumpe con una sonrisa, agarrando de los hombros al pequeño Izuku— Es un demonio, al igual que todos nosotros. Y aunque logres despertar, ¿qué harás? ¿Pedirle al enemigo que pare?

Izuku puso sus manos sobre las del demonio.
—Douma, ve tú —dijo abrazando sus brazos— Yo puedo hacerte aparecer afuera con solo pensarlo. Conmigo es más difícil, pero con ustedes es más fácil, ya que lo probé con Hantengu.

Douma pone su dedo en el mentón.
—Mmm… no —soltó con una sonrisa— No me interesa salvarlo. De hecho, solo a usted debo hacerlo, o sino, los otros se enojarían —dijo rascándose la nuca, recordando a Kokushibo.

—Pero…

—¡Aunque! —dice interrumpiendo, nuevamente:— Puedo enseñarte a usar mi poder para salvar a Gyutaro, ¿te interesa? —dice el demonio dibujando una sonrisa ante los ojos del dudoso peliverde…

Quirk Demoníaco [reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora